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Teatro El Taller presenta La secreta obscenidad de cada día

17 de abril de 2013

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Sala Llauradó, en La Casona de Línea

Imaginar el encuentro entre Carlos Marx y Sigmund Freud es como soñar con la posibilidad de alcanzar la felicidad plena del ser humano. El creador del comunismo científico y el gestor del sicoanálisis no se conocieron en vida, pero cada uno ideó, a su manera, formas para construir  el paraíso en la Tierra.
Algunos de sus respectivos discípulos han intentado hallar puntos de contacto entre la teoría que proclama la lucha de clases como gesto emancipatorio y la que explora en la siquis del ser humano para liberarlo de trabas que le impiden ser feliz. Pero ha sido un dramaturgo, el chileno Marco Antonio de la Parra, quien con las herramientas del teatro, los situara en un mismo espacio y al mismo tiempo: el encuentro fue en un parque frente a un colegio de señoritas.
“La secreta obscenidad de cada día” es una obra que, misteriosamente, se representa cada cierto tiempo en los escenarios de esta isla.  Valdría la pena preguntarse por qué este diálogo imaginario entre dos titanes del pensamiento que intentaron comprender la realidad en que vivían conmueve aún, cuando parecía que las tesis que desarrollaron no bastan para hacer un mundo mejor.
Teatro El Taller, bajo la dirección de Bárbara Nieves Acosta,  trae a Marx y a Freud a la Cuba del siglo XXI para cuestionarse el diálogo entre el individuo y la sociedad. La pregunta estremece en tiempos donde la eticidad parece en desuso y algunos abandonan la batalla por el bien de todos.
El texto presenta dos personajes en un diálogo cargado de ambiguedades, tantas que es ardua tarea saber quiénes son: o exhibicionistas o vendedores callejeros. Pero se desentrañará el equívoco y cada uno cuestionará el impacto de la teoría que elaboró, el rol del individuo en el contexto social, y esgrimirán la pistola para erradicar  la miseria, el dolor, la pobreza,  la infelicidad.
Los actores, Yunier López y Javier Casa, asumen la responsabilidad de dar vida a los personajes, perfectamente dibujados por el autor, reto del cual salen airosos. Apenas se apoyan en unos tanques de agua, coloreados en blanco y negro, dejando amplio margen a los matices de la vida. La banda sonora será personaje eficaz, desatando nostalgias y sugerencias, despertando emociones.
Al subir a escena “La secreta obscenidad de cada día”,  Teatro El Taller vuelve a proponer al espectador un rico juego de ideas sobre nuestro aquí y ahora, un mundo donde Marx y Freud siguen siendo necesarios. La obra puede verse los fines de semana en la sala LLauradó.

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