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Roberto Chorens, el imprescindible

31 de julio de 2020

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fafuEh_28-07-2020_23.07.45.000000Ha muerto Roberto Chorens, este 28 de julio en La Habana. La música cubana está de luto y lo recuerda como merecen los hombres de bien que dejan una obra admirable, digna de reconocimientos y aplausos.
A los 72 años de edad nos abandona el músico que supo desdoblarse y ser profesor, directivo, conferencista y otros perfiles de trabajo desarrollados durante su amplia trayectoria artística. Un profesional de a todas, que conocía el secreto de conquistar la atención de los jóvenes en clase, porque ya lo dijo José de la Luz y Caballero “instruir puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo”. Y sí, Roberto Chorens para la música cubana fue un evangelio vivo, un caudal de conocimientos y enseñanzas atesoradas en una mente fecunda y siempre abierta a saberes renovadores.
Como parte de su carrera, asumió la responsabilidad de dirigir la Escuela de Danza de la ENA, así como el Centro Nacional de Superación de la Enseñanza Artística (CNSEA). Fungió como subdirector y también director de la Escuela Nacional de Música, decano de la facultad de Música de la Universidad de las Artes y director del Conservatorio Amadeo Roldán, entre otros cargos.
Las responsabilidades con los centros docentes no impidieron su afán por perfeccionarse como concertista organista especializado en repertorios de música antigua, un perfil creativo con el que deleitó a numerosos espectadores dentro y fuera de Cuba.
Graduado en Lengua y Literatura Hispánica por la Universidad de La Habana, también cursó estudios de licenciatura en Musicología en el ISA y se graduó como máster en Arte. De igual forma, realizó guiones para la radio y la televisión, entre los que sobresale el programa “¡Bravo!”, transmitido por la pantalla chica de casa, ocupó parte considerable de su quehacer profesional.
En la televisión pudimos verlo en los cursos “Apreciación e historia de la Música”, “Música y músicos cubanos” y “Cuba: canciones y emociones”, como parte de Universidad para Todos. Además, tuvo tiempo y el ímpetu necesario para fundar el Movimiento de Orquestas Sinfónicas Juveniles en la Isla y para convocar a los primeros atriles de La Habana y elevar la calidad del claustro docente del Conservatorio Amadeo Roldán.
Por su aporte imprescindible a la música insular y a la pedagogía recibió las distinciones por la Educación Cubana y por la Cultura Nacional, así como la Medalla Alejo Carpentier.
Cierto es que la muerte llega a todos por igual, más temprano que tarde, pero para Roberto Chorens ese “tránsito” a lo desconocido o al más allá como quieran llamarlo, implica que aquí, en el universo de los sentidos y la emociones, mientras la música antigua se escuche en Cuba y un alumno suyo sepa interpretar con decoro una obra no habrá olvido ni muertes para su legado.

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