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Remy Ballot conduce a Orquesta Sinfónica Nacional en la Sala Covarrubias

11 de mayo de 2022

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El pasado 10 de mayo, el destacado director y violinista francés Remy Ballot, condujo a la Orquesta Sinfónica Nacional en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional en La Habana.  Las obras interpretadas fueron la suite “El tombeau de Couperin”, de Maurice Ravel, y la “Sinfonía en Re menor”, de César Franck.

Ballot, quien es uno de los directores de orquesta más destacados de su generación, llegó a nuestro país en el marco del Mes de la Cultura Francesa en Cuba, que se extenderá hasta el 26 de mayo. El destacado director de orquesta tiene previsto presentarse, además, en el Oratorio San Felipe Neri, el próximo 17 de mayo.

El Director Titular de la Orquesta Sinfónica Nacional, Enrique Pérez Mesa, resaltó la exitosa carrera de Remy Ballot, cuyo desempeño le ha cosechado triunfos por toda Europa, y agradeció a la Embajada de Francia en Cuba por su contribución imprescindible a la realización de este concierto.

 

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Resultó imposible escapar al recuerdo reciente de la tragedia acontecida en el Hotel Saratoga, la cual desplazó en el tiempo a este concierto, que originalmente se iba a presentar el domingo 8 de mayo.

Al referirse a esta tragedia, reflejada musicalmente en ambas piezas aunque estas fueran elegidas con anterioridad, el Director Titular afirmó: “Creo que la música es un antídoto. La música sana. La Sinfonía en Re Menor, es una obra que tiene una dramaturgia, una tragedia, bastante grande pero también está llena de esperanza. Yo creo que en estos momentos es importante tener la esperanza de que las personas puedan recuperarse, que encuentren una forma de salir de este horrible accidente. Por tanto, en nombre de todos los músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional y del Instituto Cubano de la Música, queremos dedicar esta velada especial a todas las familias. Que la música sea la luz que pueda llegar a todas las almas de sus familiares”.

Tras guardarse un minuto de silencio, Remy Ballot llegó al escenario recibido por poderosos aplausos. Su camisa, tan blanca como su pelo, resaltaba entre los trajes negros de los instrumentistas. Y con un movimiento de sus manos, se inició la interpretación de la suite “El Tombeau de Couperin”, de Maurice Ravel (1875-1937).

Un tombeau, es una música de lamento y homenaje, dedicada a personajes ilustres, en este caso a Francois de Couperin (1668-1730), quien fuera el clavecinista francés más importante de su época. Los espectadores de la Sala Covarrubias, tuvieron el privilegio de escuchar cuatro de los movimientos de esta suite (I. Prélude; II. Forlane; III. Menuet; y IV Rigaudon), la cual representaba inicialmente un tributo de su autor tanto a Couperin, como a la música barroca francesa.

 

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Ravel inició su escritura en 1914, pero en 1915 se alistó a la Fuerza Aérea Francesa, en la que permaneció durante tres años, como piloto del bando de los Aliados en la Primera Guerra Mundial. La suite quedó inclusa hasta noviembre de 1917. Ravel regresó cambiado de la guerra, y al concluir la suite en 1919, nombró a los movimientos de la pieza en homenaje a los amigos que había perdido. La interpretación de la Orquesta Sinfónica Nacional hizo justicia de esta canción de homenaje, y al terminar los aplausos que premiaron a su desempeño, se iniciaron los movimientos de la segunda y última pieza del concierto, “Sinfonía en Re Menor” de César Franck (1822-1890).

Aunque belga de origen, el triunfo de César Franck estuvo en la Francia de finales del siglo XIX. Tras un despunte precoz como niño prodigio, Franck dejó de aparecer en público al final de su infancia, y se dedicó a la enseñanza de música hasta que consiguió un puesto como organista en la Catedral de Santa Clotilde. Las mejores creaciones de Franck llegaron al final de su vida, como es el caso de su Sinfonía en Re Menor, que concluyó en 1888 y la cual dedicó a la memoria de Henri Duparc. Dividida en tres movimientos, esta sinfonía refleja las capacidades de improvisación de su compositor, y cada uno de los temas principales nace a partir de una idea melódica simple, siempre presentada en los primeros compases.

Con la conducción magistral de ambas piezas, Remy Ballot dejó demostrada su valía al público cubano, quien tendrá oportunidad de volverlo a ver el 17 de mayo, en el Oratorio San Felipe Neri.

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