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¿Qué se visualiza en el 8vo Encuentro Nacional de Grabado?

31 de octubre de 2013

Por Onedys Calvo

 


Por varias décadas el grabado cubano ha competido en las artes visuales contemporáneas al mismo nivel del resto de las manifestaciones. La tradición existente en el país, enraizada en la producción litográfica para la industria tabacalera;  la existencia de varios talleres de creación; y su inclusión en la enseñanza artística, han favorecido esta circunstancia. Múltiples eventos y exposiciones, también han contribuido a mantener el interés por una expresión artística que constantemente se enfrenta a la disyuntiva de ser menospreciada por la artesanalidad vinculada a su factura, por su condición de original múltiple, por lo difícil de competir en el mercado, pues no siempre es lo suficientemente comprendida, y por su carácter gremial.
Uno de los eventos que desde la década del ochenta ha insistido en volver la mirada hacia la producción gráfica y que ha apostado por premiar la manifestación, es el Encuentro Nacional de Grabado. Irregular en su frecuencia y siempre proyectado de manera diferente, este año, después de no celebrarse desde el 2007,  el Encuentro celebra su octava edición.
A la convocatoria de concurso respondieron más de un centenar de artistas de diferentes generaciones, felices sin dudas, de volver a tener un espacio para exponerse. El Centro de Desarrollo de la Artes Visuales es la sede que acoge la muestra en concurso, en la cual un jurado de admisión dejó como finalistas a cincuenta artistas.
A la gestión del grabador Octavio Irving, encargado de la manifestación en la UNEAC, se le debe la iniciativa de rescatar el evento sobre todo porque permite visualizar, al menos parcialmente, lo que está ocurriendo con la producción gráfica en el país. Qué nos dice entonces la muestra de esta octava edición? En primer lugar ratifica la necesidad de mantener el encuentro, porque se quiera o no, hay una arista gremial inherente al grabado, y ese es probablemente el mejor momento para encontrarse en términos de exposición, de competencia, de talleres de aprendizaje y de reflexión; en segundo lugar, que la convocatoria y organización debe hacerse de manera más orgánica y con una visión actual y consciente de lo que se pretende con el evento y de lo que este debe aportar a la manifestación; y en tercero, que el grabado ha perdido notablemente el protagonismo de vanguardia que tuvo en los noventa, que sólo son muy puntuales los creadores con una intención más experimental y que lo que lo que se marca como denominador común es la obsesión de los grabadores por la técnica, y una fuerza figurativa y narrativa que resulta redundante.
El evento teórico, que acompaña a la muestra central y a varias propuestas curatoriales básicamente de artistas cubanos, también permitirá debatir diversas problemáticas en torno al grabado cubano contemporáneo. Cada martes de noviembre se presentarán temas como: la trayectoria de los encuentros de grabado, la revisión de la presencia del grabado cubano en las Bienales de La Habana, interesantes propuestas de vanguardia en esta expresión, la labor que realiza el Estate Belkis Ayón en la promoción de esta manifestación entre los jóvenes, su enseñanza en las academias de arte del país y los retos que para el grabado propone la comercialización.
¿Qué está pasando con el grabado contemporáneo cubano? Varias y polémicas son las respuestas que se ofrecen desde un encuentro que reafirma la necesidad de una renovación estética, y sobre todo conceptual, tanto en la creación como en los modos de gestión, de esta manifestación en Cuba.

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