Preservar la memoria histórica, regalo a La Habana

12 de agosto de 2019

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Rachell Cowan Canino

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Centro HIstórico de La Habana, Cuba, Cultura, Oficina del Historiador de La Habana, Patrimonio

 

 

Cuidar de la vida de una persona es una tarea encomiable pero también lo es la preservación de nuestro patrimonio documental. Como doctores preocupados por la recuperación de un paciente, así son los especialistas del Centro de Descontaminación de Documentos Patrimoniales de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH).
Un regalo más para esta añeja ciudad en sus 500 años es este lugar para que no muera la historia de la nación. Y es que entre los documentos que atesora la dirección de Patrimonio Documental se encuentran las Actas del Ayuntamiento de La Habana y disímiles textos y fotografías sobre la ciudad y sus habitantes. ¿Qué más agasajo para la otrora Villa de San Cristóbal de la Habana que salvar, entre otros, las obras completas de Emilio Roig de Leuchsenring y de Eusebio Leal Spengler, los historiadores de nuestra ciudad?.
El lugar escogido fue la Azotea del Edificio Santo Domingo, donde radica el Colegio Universitario San Gerónimo. En un período de un año la obra fue concluida en un espacio estructuralmente construido, existente, pero sin un uso específico; una inversión bastante noble pero con requerimientos especiales para esta labor.

 

¿Por qué crear un sitio así?

 

En las bibliotecas y archivos de la OHCH – 24 lugares entre bibliotecas y archivos – confluyen centenares de documentos con muchos años de existencia y que han estado expuestos a padecimientos como los hongos, bacterias e insectos. Ante los peligros, tanto para el documento como para las personas que tengan contacto con ellos, surge la necesidad de su descontaminación.

 

Según explicó en exclusiva para Habana Radio Grisel Terrón Quintero, Directora de Patrimonio Documental, existía una necesidad de un área especializada para poder tratarlos, descontaminarlos y hacerles las limpiezas correctivas necesarias; que en la medida de lo posible no implicaran sacar los documentos del edificio.
“A partir de esta carestía se propusieron varias soluciones y una de ellas era crear un centro como este y a partir de ahí la Oficina apoyar esa propuesta y construirlo. El Centro funciona básicamente como un hospital de cuidados intensivos donde los documentos deben ser muy bien tratados porque están enfermos.

 

 

”Los padecimientos no son todos iguales, puede ser que alguno tenga hongos, polillas, el síndrome del vinagre (un padecimiento específico de documentos en soportes plásticos). Todo eso necesita de unos medios de protección muy particulares para el procedimiento”.

 

 

Las aéreas para el tratamiento son amplias, climatizadas algunas y otras no, en dependencia de los soportes, y con cierta preparación especial. Terrón Quintero resaltó que “algunas de estas áreas tenían que estar preparadas específicamente, por ejemplo, las paredes, un sistema de ventilación natural y forzado (algo que permitiera entrar aire limpio y sacar aire viciado), un lugar que no implicara dañar el medio ambiente. Había un grupo de requerimientos; por eso, fue importante todo el equipo de trabajo que se creó”.

 

¿Cómo funciona el Centro de Descontaminación?

 

Con un flujo similar a un hospital, los documentos se diagnostican, se clasifican para el tipo de procedimiento y el tratamiento. Todas estas acciones están bajo la supervisión del Gabinete de Restauración y Conservación, donde están los expertos: microbiólogos, químicos, físicos nucleares.

 

 

“Luego de esa clasificación pasaría ya al tratamiento; algunos de ellos lo reciben en este sitio pero hay otros que por su complejidad y peligros no se pueden hacer, además de la masividad que a veces no nos permite tratar tantos documentos. Uno de ellos es un tratamiento con nitrógeno, se preparan unas cámaras, se introducen esos documentos – sobre todo los que tienen algún tipo de insectos – y por un método de barrido – o sea, de inyección de nitrógeno –, se elimina el oxígeno para provocar anoxia, de manera que los insectos no tengan como respirar. Luego, esos documentos hay que limpiarlos porque los restos pueden provocar nuevas enfermedades”, refirió la Directora de Patrimonio Documental.
Con un equipamiento de alto valor tecnológico, existe un área dedicada específicamente a la digitalización de documentos, para este proceso se tiene en cuenta el formato y el valor de los escritos. Finalmente, el último proceso es preparar el documento físico para que sea conservado de manera permanente y solo ser tocado en casos excepcionales. Luego, pasarán a un área de cuarentena para ser vigilados.

 

 

“Hay prioridades para el internamiento de los documentos. Esto ha sido motivado por una necesidad específica de la Dirección de Patrimonio Documental y esos serán los primeros documentos que se van a tratar; hay otros archivos que irán pasando a nuestra dirección y la condición para que entren en los depósitos de manera permanente, es que pasen por los procesos de descontaminación”, argumentó Grisel Terrón Quintero.

 

El espacio físico

 

Actualmente el edificio que ocupa el Colegio Universitario San Gerónimo se encuentra en un proceso de restauración. En su azotea existía un lugar sin uso, espacioso y de gran ventilación, ideal para la descontaminación, y así fue como Inversiones Plaza Vieja y la empresa de proyectos Restaura comenzaron esta idea.

 

 

Delaine López Miguel, inversionista principal de este centro, declara que estuvieron alrededor de tres o cuatro meses en el intercambio de ideas hasta concretar los requerimientos específicos: “Este espacio ya estaba estructuralmente construido, pero nunca tuvo un fin de uso específico, lo que hicimos fue remodelarlo. El proceso de inversión fue bastante noble porque a pesar de que había que cumplir muchas medidas, como obra no fue complicada”.
Doce salas, una zona de cuarentena, equipamiento moderno y un pequeño equipo de casi 30 trabajadores – en su mayoría licenciados en Ciencia de la Información o historiadores – conforman la columna vertebral del Centro.

 

 

Hasta el momento se han podido recuperar documentos de la Colección Facticia de Emilio Roig, los originales de Ictiología Cubana de Felipe Poey, y se trabaja en todo el fondo de negativos del Ministerio de la Construcción (antiguo Ministerio de Obras Públicas).
Por su parte, Ismel Montalvo Jústiz, quien participó en la obra como constructor principal, asegura que participar en este proceso fue una gran experiencia para él, a causa de la singularidad del proyecto.
“La parte más difícil de la construcción fue la primera etapa donde debíamos desechar 60 o 70 metros cúbicos de escombros, pues como estamos en la azotea, a vagón teníamos que buscar la forma de no afectar el resto de las actividades constructivas”, refirió Montalvo.

 

Proyecciones del Centro de Descontaminación

 

Para Grisel Terrón, este Centro pude convertirse de referencia para intercambiar las buenas prácticas y las experiencias existentes a lo largo del país; también puede ser un centro docente. “Todo lo que podamos transmitir y aprender y a todos los que podamos incorporar a esa intención de salvar el patrimonio, será siempre nuestro deseo”, comentó.

 

 

El pasado mes de junio, el Doctor Eusebio Leal Spengler, junto a Luis Antonio Torres Iríbar, Primer Secretario del Partido en la capital, y Reinaldo García Zapata, Presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, realizaron un recorrido por obras inauguradas o en restauración de cara al medio milenio de la capital.
La oportunidad fue propicia para anunciar que el Centro de Descontaminación de Documentos Patrimoniales es también el regalo de la ciudad con motivo del aniversario del natalicio de Fidel Castro Ruz, líder indiscutible de la Revolución Cubana. En aquel momento, Leal Spengler comentó que una de las más grandes preocupaciones de Fidel era qué hacer con el anacronismo que nos habían dejado.

 

 

“Recuperar el pasado era imposible y le dijimos que lo más sabio era reunir el contenido con el continente. El contenido es un colegio universitario en el cual Fidel quiso que se enseñara lo que no se enseña en ninguna parte como las lenguas clásicas, Filosofía, Arte, Cultura y Conservación.
”Aquí, en la Universidad, se encuentra un archivo, una biblioteca, pues todo apunta a que los estudiantes que se forman en este lugar tengan acceso a la mayor cantidad práctica y real de la tecnología y del conocimiento de cómo se restaura (…) Por ejemplo, se conserva gran parte del archivo del Generalísimo Máximo Gómez, y las Actas del Cabildo, que recientemente fueron declaradas inscritas en el índice del Patrimonio de la Memoria del Mundo”, así expresó Leal.
Sin dudas, este es un espacio necesario para preservar nuestra memoria histórica; aquí los documentos enfermos se curan y a aquellos sanos se les aplican productos para una preservación preventiva.

 

 

El libro y los documentos en diferentes soportes son testimonio del desarrollo de la ciencia, la vida política, económica, técnica, tecnológica, social y cultural de nuestra nación. Es la razón de ser del Centro de Descontaminación de Documentos Patrimoniales de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana: salvaguardar los contenidos cuando se corre el riesgo de perder el continente a causa de la fragilidad de los materiales con que fueron elaborados; y de esta forma permitir la visibilidad para que sean consultados por cada uno de los ciudadanos de esta hermosa Isla.