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Patrona de Cuba hace más de 100 años

8 de septiembre de 2016

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Por estos días la comunidad religiosa afrocubana está de celebraciones en todo el mundo, especialmente hoy. El festejo del 8 de septiembre, como fecha del hallazgo de la Virgen de la Caridad del Cobre, reúne a cubanos por doquier, y este año se conmemora el centenario de su nombramiento por el Papa Benedicto XV, como, Patrona de Cuba.
En Madrid, los cubanos realizarán una misa homenaje en la Real Basílica de San Francisco el Grande; en La Habana 34 artistas de la plástica inauguraron la muestra Salto de Fe, en la galería Casa Ocho del Vedado, entre los cientos de iniciativas con las que los devotos expresan su creencia.
Se trata de una Fe, que, según estimaciones del Vaticano en 2012, alcanzaba los 6, 2 de los 11 millones de cubanos residentes en la Isla. Aunque esta cifra solo contempla a los católicos bautizados, en la práctica cultural, la advocación a la Virgen adquiere múltiples formas amén los requisitos de la Iglesia.
Por eso, entre las montañas y la silenciosa quietud del poblado del Cobre en Santiago de Cuba, peregrinan cada día cientos de fieles al más importante templo religioso de la Isla, cuya estructura actual, declarada monumento nacional en 2012, se inauguró también un 8 de septiembre de 1927.

 

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La imagen de la Virgen mulata que se exhibe en el punto más alto del altar de mármol y plata maciza, al fondo de la capilla, solo ha salido de allí en cinco ocasiones: en 1956, cuando fue coronada por el Arzobispo de Santiago de Cuba, en 1952, con motivo del cincuentenario de la República, en 1959, cuando asistió al Congreso Nacional Católico en La Habana, en 1998, cuando fue coronada por el Papa Juan Pablo Segundo en la Plaza Antonio Maceo, y en el 2011, cuando peregrinó por toda la Isla con motivo del 400 aniversario de su aparición. Ante su imagen se postró el Papa Francisco I durante su visita a Cuba el pasado año, y en dicho recinto pasó una de sus tres noches en la Isla.
Una única calle conduce hasta el santuario del Cobre desde la entrada al poblado, mientras, ante los ojos del visitante, aparecen numerosos artesanos y floreros, en sus kiosquitos, anunciando Vírgenes talladas en madera; piedras de cobre para la buena suerte; estampitas plastificadas y rosarios. Dentro de la Iglesia, permanecen, como pruebas de fe, ofrendas de los fieles, en vidrieras con medallas de deportistas, títulos académicos, muletas, atuendos de bebés, pinturas, trenzas de pelo natural, entre las más comunes, junto a otras reliquias como la medalla del Premio Nobel de Literatura conferida a Ernest Hemingway, o la copa de plata con flores amarillas y blancas cuyos tallos y pétalos son de mosaico y cerámica, ofrendada por el Papa Francisco.

 

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Ese es el mismo camino que, el 24 de noviembre de 1868, recién iniciada la gesta de independencia –como se expone en una de las paredes de la capilla–, recorriera Carlos Manuel de Céspedes hasta el templo, junto al cura que le acompañaba, y en el silencio de aquellas lomas, oró a la Virgen por la independencia de Cuba, a partir de ese día, y hasta hoy, ha sido, también, la Virgen mambisa.

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