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Para Carilda en el recuerdo

4 de diciembre de 2018

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Un homenaje a la poetisa matancera Carilda Oliver Labra, recientemente fallecida, tuvo lugar este lunes en el patio del Palacio del Marqués de Arcos, en la Plaza de la Catedral, realizado por la Academia Cubana de la Lengua, de la cual fuera miembro la escritora.

Con un panel de lujo integrado por cuatro miembros de la institución académica –Antón Arrufat, Roberto Méndez, Nancy Morejón y Enrique Saínz–, se evocó la obra poética y cuentística de Carilda Oliver, así como aspectos de su vida personal y relación con los ponentes.

 

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En un emocionante discurso su amigo entrañable, el escritor Antón Arrufat, este ofreció detalles sobre una de las aristas literarias menos conocidas de Carilda: su prosa y específicamente sus cuentos.

“Cuando terminé de leer y sugerirle pequeñas correcciones como ella me había pedido que hiciera, fui yo entonces quien la llamó. Eran las 11:10 pm cuando terminé de darle mi opinión, Carilda que la había escuchado en el mayor de los silencios, me dijo: «Sin tu ayuda no me atrevería a mostrar a nadie esos cuentos», expresó Arrufat.

 

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También el dramaturgo narró con detalles los días cuando descubrió los cuentos de Oliver Labra:

“Mi sorpresa se contagió de curiosidad, me atrajeron aquellos ocho cuentos bastante extensos, escondidos por tantos años, escritos en el silencio nocturno de su antigua casa matancera, ocultos de la publicidad que a Carilda Oliver ya le resultaba difícil eludir. Sin duda, durante ese lapso y de vez en cuando, los escribía para sí misma. ¿Dónde los guardaría? ¿En qué pieza de su inmensa casa? ¿En un sobre, en un file, en una carpeta? Resulta habitual que un poeta, en algún momento de su labor se sienta tentando por la prosa, su violento antagonista.

“Novelistas y dramaturgos excelentes tuvieron su inicio en la poesía, la abandonaron luego o, como en el caso de Carilda Oliver, la hicieron coincidir a ella, absorbente y díscola, con el resto de su escritura. Si Carilda Oliver resulta semejante en tal coincidencia, no lo es en un punto novedoso e inquietante: su silencio, casi absoluto sobre su quehacer antagónico”, recordó emocionado quien fuera uno de los mejores amigos de la poetisa.

Por su parte, el académico Roberto Méndez resaltó algunos aspectos de la obra poética de la novia de Matanzas y expresó algunas memorias de cuando conoció a la autora del libro Al sur de mi garganta.

 

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“Cuando me presentaron a la escritora en Matanzas, me sorprendió con su calidez, con su tranquila seguridad en sí misma. Era evidente que en su interior la sobresaltaban malos recuerdos, amarguras; pero ella sabía dominarse y tratar a los demás con esa dignidad y altura del que ni siquiera se permite conocer que tiene enemigos, y eso que los tenía y en número no despreciable”, aseguró Méndez.

Además, se refirió a que “en una época de poetisas con apariencia exterior de haber sidas rescatadas de un naufragio, ella cuidaba su apariencia desde el cabello hasta las uñas. Era elegante hasta la extravagancia, pero eso mismo ocurría con su manera de situarse en el mundo y con una zona de sus versos”.

La poetisa Carilda Oliver Labra fue miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua desde 2005 y hasta su fallecimiento en agosto de este año. La Premio Nacional de Literatura fue una de las más sobresalientes poetisas de Cuba e Hispanoamérica, y los cubanos, en particular los matanceros, agradecen esa extensa vida consagrada por entero a la poesía.

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