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Ofrenda lírica a La Habana

1 de diciembre de 2017

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En este primer día del mes de diciembre del año 2017, se recuerda el aniversario 107 del natalicio del periodista, poeta, ensayista, investigador, crítico literario y animador cultural Ángel Augier.

Miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua, galardonado entre otros reconocimientos con el Premio Nacional de Literatura, Ángel Augier legó, a su tiempo y al tiempo futuro, una sólida y enriquecedora obra.

En su extensa bibliografía aparece un singular libro que, bajo el título Poesía de la Ciudad de La Habana, rinde tributo, desde los versos escritos por autores de dentro y fuera de la Isla, a la parte más antigua de la Ciudad.

 

 

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Poesía de la Ciudad de La Habana

 

La otrora villa de San Cristóbal de La Habana ha sido privilegiada, a lo largo del tiempo, por los poetas. Son numerosos los textos que, firmados por autores de diversas promociones, tendencias y estilos, se han referido a esos espacios, ambientes, sucesos, figuras, acontecimientos, relacionados, de una u otra manera, con el devenir histórico de la ciudad.

Quien quiera conocer la magia y el encanto de esos versos, que han rendido tributo a la capital de la isla, puede consultar un libro revelador. Poesía de la Ciudad de La Habana (Editorial Letras Cubanas / Ediciones Boloña. Publicaciones de la Oficina del Historiador, 2001, 316 pp) es el título de ese volumen, que pertenece a la autoría del poeta, ensayista y periodista Ángel Augier.

Fruto de una exhaustiva investigación, y muestra de un amplio conocimiento del tema, en estas páginas se ofrece un recorrido por la poesía que, entre los siglos XVIII y XX, fue dedicada a La Habana. Una colección que, a través de diversas formas estróficas, retrata, dibuja, exalta, el sortilegio de una urbe que pronto arribará a su medio milenio de vida.

El propósito de esta obra no es solo reproducir, total o parcialmente, los textos inspirados en la ciudad. En sus dieciocho capítulos, el estudioso, mediante una inteligente estructura, inserta esos poemas en el contexto de un discurso que brinda las coordenadas esenciales para conocer, entre otras características, de su origen y valor literario.

El lector conocerá, así, de los poemas dedicados a fortalezas coloniales como el Castillo de los Tres Reyes de El Morro, a símbolos de la villa como la Giraldilla, a espacios emblemáticos como la Plaza de Armas, a iglesias legendarias como la Catedral de La Habana, a construcciones paradigmáticas como el Palacio de los Capitanes Generales…

Ángel Augier no solo ha recopilado los versos referidos a La Habana de autores cubanos. Se ha dedicado, igualmente, a reunir aquellos que han dejado, como testimonio de admiración y respeto por la urbe que visitaron en algún momento o en la que vivieron en cierta etapa de la vida, escritores llegados de otras latitudes.

Entre los nacidos en la isla, ha seleccionado un poema de Eliseo Diego (La Habana, 1920-Ciudad México, 1994). Se trata de “El Torreón de San Lázaro”, incluido en su único poemario para niños, titulado Soñar despierto (1988):

 

                                     ¡Son demonios éstos?
                                        Piratas de América       

                                          

Antaño el Malecón
no fue calle ni casas sino monte,
y allá en el Torreón,
cuando calla el sinsonte,
vigilaba un soldado el horizonte.

Azul, azul el mar,
como hoy lo ves entonces se veía.
Mas otro era el cantar
de la resaca fría
entre las rocas hacia el fin del día.

Una nerviosa mano
quizás crisparse vieras en la almena,
cuando un punto lejano
rayase la serena
llanura en paz con ágil nieve ajena.

¿Tal vez algún navío
que trae de Cádiz el perfume amado?
Puede que sea el sombrío
Demonio inglés osado,
el que va siempre con la muerte al lado.

El viejo Torreón
siente que nunca nadie abre su puerta,
pero en su corazón
la costa está aún desierta
y aguarda tenso el grito aquel de ¡alerta!

 

Considerado uno de los más serios estudiosos de la literatura cubana, y de manera especial de la vida y la obra del Poeta Nacional Nicolás Guillén, Ángel Augier (Holguín, 1910-La Habana, 2010) legó una vasta producción literaria, tanto en verso como en prosa. Entre sus libros se encuentran Fabulario inconcluso (1998), Decimario mío (1999) y Rafael Alberti en Cuba (1999).

Al presentar este libro de Ángel Augier, Poesía de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal Spengler se refiere a “esta corona lírica que ahora deposita a los pies de la Ciudad que le acogió cuando, llevado por el mandato de su destino, abandonó su suelo natal…”. Y concluye el Historiador de la Ciudad de La Habana:

Ahora que la Ciudad es sacudida por un impulso renovador, resultará útil gozar y meditar en cómo ella inspira a tantísimos poetas a ofrendarle sus cantos.

Que ese manto estrellado descienda como un bálsamo sobre las piedras heridas, disipe las brumas del tiempo, aparte resueltamente el polvo del olvido y exalte el valor regenerador de la poesía. Sin ella nada es perenne ni prevalece como una luz cuando todo declina.

Con Poesía de la Ciudad de La Habana, Ángel Augier entrega un libro que nunca perderá su vigencia. En sus páginas, los lectores, de hoy y de mañana, siempre encontrarán el elogio a una urbe que, a pesar de los siglos, no ha perdido la gracia, el hechizo, el embrujo, que la mantienen viva, fresca, lozana, en constante desafío al irrevocable paso del tiempo.

 

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