Momento para evocar el primer contacto oficial entre Japón y Cuba

2 de agosto de 2024

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Yoel Lugones Vázquez

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Cuba, Cultura, Japón, Oficina del Historiador de La Habana

 

 

Recuerda la historia que en el mes de julio del año 1614, cuando la ciudad de San Cristóbal de La Habana no pasaba de ser un centenar de casas y establecimientos comerciales para la distracción de los marinos que tocaban tierra en tránsito por el Caribe, desembarcó en La Habana un señor de aspecto singular, ataviado con sandalias y quimono, a quien acompañaban varios frailes franciscanos y que despertó el interés de las autoridades coloniales con las que seguramente se entrevistó.

El personaje se nombraba Hasekura Rokuemon Tsunenaga, de nacionalidad japonesa, y era un samurái de verdad; es decir, un hombre al servicio de un señor feudal de la ciudad de Sendai que deseaba establecer los primeros vínculos comerciales entre el distante Japón y el Nuevo Mundo, en un empeño de apertura que ampliara los horizontes de comunicación entre el mundo oriental y el occidental.

Aquel viajero vino a ser algo así como el primer contacto oficial entre Japón y Cuba; o sea, el pionero de las relaciones entre dos archipiélagos que hoy mantienen nexos en muchas áreas del comercio, el deporte, la técnica y la cultura.

En el año 2001 quedó eternizada en bronce la figura de este primer japonés que visitó la Isla. La escultura se levantó en la Avenida del Puerto y quedó develada en el parque “Memorial” que para tales efectos se construyó, por parte de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

De este modo perdura entre nuestros habitantes, el recuerdo de su paso por esta ciudad, con el privilegio de haber sido el primer visitante japonés que tocó nuestro suelo, estrechándose más los lazos de amistad entre Cuba y Japón.

 

 

Para evocar el 410 aniversario de este acontecimiento, en la mañana de este viernes y frente a la efigie de este insigne samurái se realizó un acto de recordación donde participaron el Señor Namba Atsushi, Ministro Consejero de la Embajada de Japón; Perla Rosales, Directora General Adjunta de la Oficina del Historiador, junto a representantes de la embajada nipona y trabajadores y directivos de la OHCH.

 

 

En sus palabras, Michelle García Bravo, Directora de la Casa de Asia de la OHCH, afirmó que “hoy conmemoramos uno de los sucesos más importantes de La Habana del siglo XVII, cuando en este mismo lugar entrara un navío procedente de Veracruz, trayendo a bordo una comitiva de ilustres viajeros en tránsito a España”.

 

 

“El gestor de esta hazaña – continuó evocando – fue el Señor de Sendai Date Masamune, samurái y estadista con gran visión de las ventajas que traería establecer una nueva ruta comercial directamente desde Japón paralela a la ya establecida ruta del Galeón de Manila, de la cual La Habana era el último punto de reunión antes de partir a España. Para ello, designó a Hasekura Tsunenaga, quien llegó al frente de esta misión diplomática y fue el primero que visitó nuestra ciudad en tránsito hacia España, suceso que tendría un alto significado y simbolismo en las relaciones entre su país y el mundo y, por supuesto, las iniciales relaciones entre Cuba y Japón”.

 

 

Por su parte, el Señor Namba Atsushi recordó cómo Tsunenaga fue el primer japonés que atravesó el océano Pacífico y el Atlántico. El Ministro Consejero de la Embajada de Japón se confesó amante de Cuba y aseveró: “Me alegro mucho de que con actos como este nuestra amistad y desarrollo bilateral se profundice aún más”.

 

 

 

Yanosik Hernández, Especialista de la Casa de Asia, recordó cómo el eterno Historiador de La Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler, apoyó enseguida la idea de que la mejor manera de honrar el acontecimiento que unió a ambos pueblos era con una obra escultórica en la que aparece el guerrero señalando el camino del Japón, levantando su abanico hacia el Golfo de México y señalando el Oriente; es decir, su punto de partida.

 

 

Con demostraciones de artes marciales japonesas y de la cultura popular nipona concluyó este encuentro frente a un conjunto arquitectónico inaugurado el 26 de abril de 2001, en el entorno de un parque embellecido por plantas de la nación asiática y decorado con piedras, lo que evoca y simboliza la amistad y la paz entre los pueblos de Japón y Cuba.