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Los buenos demonios

14 de febrero de 2018

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“Los buenos demonios”, la más reciente película de Gerardo Chijona, producida por el Instituto Cubano de Arte e Industrias Cinematográficos (ICAIC), con la participación de IBERMEDIA, es el filme que se estrenó a partir del jueves 2 y estará hasta el miércoles 22 de febrero, en los principales cines de la capital.

“Los buenos demonios”, que transitó con notable éxito durante el 39. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, es el proyecto inconcluso del director, lamentablemente fallecido, Daniel Díaz Torres, quien en unión de Alejandro Hernández redactó el guion. Su colega, Gerardo Chijona, asumió con dignidad creadora el proyecto respetando el original y en el que los cambios fueron mínimos, con la finalidad de que estuvieran acordes con la realidad actual.

El elenco principal del filme lo integran: Carlos Enrique Almirante, Vladimir Cruz, Isabel Santos, Yailene Sierra, Enrique Molina, Alicia Hechavarría, Ulises Aquino, segundados por una pléyade de consagrados actores en fugaces pero certeras apariciones, como Paula Alí, Patricio Wood, Carlos Gonzalvo, Mario Guerra, Miriam Learra y Aramís Delgdo, sobre todo este último, quien demuestra con su intervención, que para un actor de calibre no hay personaje pequeño, siempre y cuando llegue, conmueva y se identifique con el auditórium.

Tito (Carlos Enrique Almirante), joven bipolar, de mañana un chico angelical con imagen de niño bueno y de noche asesino en serie, quien posee una madre que lo adora (Isabel Santos) y “un carro que le permite ganarse la vida honradamente”, es el eje central del relato, un ser de falsas apariencias, cubierto por una máscara de ternura, que lo transforma en un buen demonio con una visión pragmática de la vida.

Pero “Los buenos demonios” es mucho más: es la historia de seres humanos con sus conflictos internos; es una reflexión sobre la moral, un diálogo en silencio entre una madre, que trasmite a través de su rostro el descubrimiento terrible e inesperado de que el fruto de sus entrañas es un demonio insalvable al que por amor maternal no puede traicionar, y la cámara, que sustituye a quienes atónitos la observan, perplejos ante una actuación de alto nivel, secuencia difícil de olvidar y que permanecerá antológica en la historia del cine cubano, pasado, presente y el que está por venir.

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