La mano y la inteligencia al servicio de la restauración

22 de diciembre de 2015

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Ana Lidia García Hernández.

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Cuba, Escuela Taller “Gaspar Melchor de Jovellanos”, Eusebio Leal Spengler, Oficina del Historiador de La Habana, Patrimonio

Fotos: Alexis Rodríguez

 

Fue la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís el espacio más idóneo para celebrar este 22 de diciembre la decimosexta graduación de la Escuela Taller “Gaspar Melchor de Jovellanos”, de la Oficina del Historiador de La Habana. La ceremonia transcurrió allí donde en 1992 los primeros alumnos de una escuela recién creada, dieron sus primeros pasos en la restauración de una obra, definida por el Doctor Eusebio Leal Spengler como “uno de los lugares más simbólicos de La Habana, erigido atrevidamente cerca de los arrecifes del mar hace más de 400 años”.
En la reconstrucción de este “monumento espléndido”, recordó el Historiador de La Habana, participaron aquellos jóvenes para atenuar los numerosos problemas estructurales, fruto del paso del tiempo. Ante los 137 graduados, sus familiares y profesores, insistió en la importancia de hacer coincidir el saber material con el intelectual: “Hace muchos años comprendí que no puede existir lo primero sin lo segundo y los que no tenemos el don de la mano somos prácticamente inútiles. Hoy asistimos a la multiplicación del conocimiento. Ellas y ellos tienen hoy una libertad de la cual no disfrutaban hace tiempo, porque han adquirido un conocimiento, que en el siglo de la tecnología, es indispensable”.
El también Director de la Red de Oficinas del Historiador y el Conservador de Ciudades Patrimoniales Cubanas, se refirió a la importancia de salvar iniciativas de formación como esta, en momentos en los que ocurren constantemente transformaciones tecnológicas: “Ayer veía una piedra turca monumental de media tonelada cortada perfectamente, pulimentada y con letras grabadas. Fue trabajada con rayos láser, he ahí las nuevas tecnologías; pero para eso hace falta de igual forma una conciliación entre la mano y la inteligencia”.

 

 

 

Además de felicitarlos por este nuevo paso en sus vidas, el Dr. Leal los invitó a no olvidar que son jóvenes cubanos, “que tienen una identidad, una familia, una tierra, una patria”. Consciente de la relevancia de la cultura, les insistió en su superación como profesionales que deben lograr hacerse respetar por labor diaria. Finalmente, los convidó a recordar estos años, “a ser buenos amigos, hermanos, hijos, compañeros y, por lo tanto, mejores cubanos”.
Minutos después, el actual director Juan Carlos Pérez Botello rememoró en esta ocasión tan especial al recientemente fallecido Eduardo González Delgado, quien fuera guía de este proyecto y sin quien, aseguró, “ha sido muy difícil continuar llevándolo adelante”. Asimismo, hizo hincapié en la particularidad de la presente graduación, con la cual comienzan a explorarse nuevas formas de inserción laboral en el sector cuentapropista.
De igual forma, destacó algunas de las principales obras en las que estuvo involucrada la Escuela en el año que termina y, de manera especial, los alumnos que hoy culminaron sus estudios. El Museo Castillo de San Salvador de La Punta y los salones del tercer nivel del Capitolio Nacional, estuvieron en el centro de las acciones durante el periodo que culmina. Para los próximos meses, explicó, serán el Salón de los Pasos Perdidos y la cupulina de la linterna, ambos en el Capitolio, los espacios que mantendrán ocupada la fuerza de trabajo de este colectivo.

 

 

 

Precisamente, la graduada Yixy Loredo, de la especialidad de Pintura de Obra, dijo en exclusiva para Habana Radio, que el haber participado en estas obras le permitió adquirir el conocimiento práctico necesario para consolidar sus nociones en el área. “Trabajar en los techos, paredes, capiteles y otros motivos utilitarios y decorativos” del edificio que muy pronto acogerá a la Asamblea Nacional, fue una de las experiencias más satisfactorias que ha vivido.
Por su parte, Dariel Potete, de la especialidad de Restauración General, aseguró que nunca olvidará el tiempo de trabajo en la Necrópolis de Colón, donde puso en práctica la teoría sobre los diferentes tipos de morteros, el enchape y otras técnicas de la albañilería. “Sinceramente he aprendido mucho aquí; me siento listo para enfrentar ahora la vida laboral”, expresó Potete.
Sobre la preparación de los alumnos, la subdirectora docente, Magdalena Rodríguez, reconoció que resulta de elevado nivel pues adquieren ideas sobre materiales, tecnologías, dibujo técnico y diseño de planos, que los ayudan a actuar con facilidad en cualquier terreno. Como profesora de la asignatura Tipología de la Arquitectura Colonial, ha podido apreciar la identificación de los estudiantes con todas estas materias que contribuyen a su cultural general.
Dirigiéndose a los recién graduados, Botello afirmó durante su intervención que la escuela tiene abierta sus puertas para ellos y comentó la importancia de que se mantengan vinculados al centro, sobre todo a partir de este momento en que se tiene como perspectiva diseñar acciones que permitan a los egresados contribuir con la formación de otros profesionales.
La ceremonia, que además contó con el talento del joven pianista Darío Martín, constituyó no solo el acto de graduación de los más de cien jóvenes, sino también una prueba fehaciente de la calidad de la formación que durante más de dos décadas ha caracterizado a este proyecto, pilar fundamental en la labor de restauración del patrimonio que ha acometido la Oficina del Historiador de La Habana.