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La Colmenita: sigue jugando al teatro

22 de octubre de 2013

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Hacer funciones en los sitios más intrincados de la geografía cubana y estrenar una obra dedicada al mártir de la revolución Frank País, son el sueño-realidad en que se enfocará la prestigiosa compañía infantil de teatro La Colmenita durante el venidero 2014, año en que cumplen los 24 de trabajo ininterrumpido.


En entrevista con Habana Radio, el director de esa agrupación, Carlos Alberto (Tin) Cremata, enfatizó que en los últimos tres años aproximadamente,  están poniendo un fuerte acento en el aspecto musical —todo se interpreta en vivo– porque son “como vacunas que nos inoculamos ante el ataque despiadado y diario de tanta música chatarra a que estamos sometidos”.
La Colmenita tiene un marcado interés porque se conozca, disfrute y divulgue la más auténtica música cubana y por eso en los últimos dos fines de semana se ha presentado en el Karl Marx —a teatro lleno con cinco mil capacidades— junto a músicos de la calidad de Pupy y los que son, son; Manolito Simonet y su Trabuco; Vocal Sampling, Habana Compás Dance; Adalberto Álvarez y su Son; David Álvarez y Juego de Manos y Arnaldo y su Talismán. Esas funciones de basaron en la versión colmenera del cuento “Meñique”, estrenada el 2 de abril de 1994, y que es un homenaje al Héroe Nacional Cubano, José Martí, en el Aniversario 160 de su natalicio, que se conmemora a lo largo del presente año.
Pero la Colmenita no solamente se acerca a lo más tradicional de nuestra música, sino que el pasado domingo 13 clausuró —en el propio Karl Marx— el V Festival Internacional de Música de Cámara Leo Brouwer, ocasión para la que montó dos obras de ese gran maestro: “Cantía del tiempo nuevo” y “Varias maneras de hacer música con papel”, que no se interpretaban en Cuba desde inicio de los años setenta.


Según Tin ser elegidos para cerrar ese Festival, que contó con la presencia de destacadísimos músicos como el español Paco de Lucía, por solo citar un nombre, fue “un honor muy grande” y también una tremenda responsabilidad “de la que salimos airosos”, comenta.
Ambas piezas —subraya Tin— tienen mucho que ver con los niños y poseen un carácter marcadamente lúdico: “fue una prueba muy fuerte y difícil para  nosotros, pero descubrimos que Leo Brouwer es, ante todo, un niño grande o un homoludems  como el mismo se califica y eso nos lo demostró con una ternura, con una paciencia y con un amor sin límites”.
Los que fuimos testigos de esa memorable presentación no nos  llamó la atención ver al maestro Brouwer, toda una autoridad a nivel internacional, dirigiendo un coro de niños, pero si quedamos atónitos cuando disfrazado de leñador subió al escenario. Fue —enfatiza Tin— “una idea de Leo quien me confesó que antes de dedicarse a la música fue leñador y que se sentía regresando a los inicios. Como un gran artista que es, se presta ante todo, a jugar  y para jugar al teatro hay que disfrazarse. Él lo propuso y nosotros nos pusimos arrebatados de contento”, señaló.

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