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La colagrafía en Cuba a través de una muestra

17 de junio de 2013

Para responder a interrogantes como ¿ha avanzado el grabado cubano en tanto manifestación?, ¿cuánto le falta aún por avanzar?, la Vitrina de Valonia, ubicada en la Plaza Vieja del Centro Histórico habanero, fue la sede escogida para inaugurar el pasado viernes 14 de junio la muestra “Estadíos y continuidades del quehacer colagráfico”, con curaduría de la joven Susana García Pino.

Choco / Bemba Colorá, Colagrafía, 87 x 81 cm

Precisamente, este trabajo fue también su tesis de grado para obtener el título de Licenciada en Historia del Arte; muestra que contó con el diseño de Adrián Hernández y Pablo Morales Barroso y montaje de Daniel Rodríguez García y Raúl Quiroga.
Como bien expresara la gestora de esta propuesta, “Estadíos…” pretende mostrar una prolongación del devenir creador de esta manifestación de las artes visuales en Cuba.
“Resulta paradójico – apuntó García Pino en las palabras del catálogo de la expo – que treinta años después de su «aparición» en la Isla, no se haya tomado en consideración una técnica que si bien no es la más antigua, sí se ha convertido en una de las más valiosas y utilizadas”. Es por eso, sin dudas, que este acercamiento es, como la autora misma reconoce, “un examen reevaluativo que con la pretensión de manifestar un horizonte técnico ansía seducir a artistas, académicos y curadores a volver la mirada sobre la contemporaneidad del grabado cubano”.
Nombres reconocidos como Belkis Ayón, Eduardo Roca (Choco), se unen a otros más noveles para devolvernos diversas expresiones, hallazgos personales y, a la vez, una línea colectiva de lo que ha sido y significado la colagrafía a través del tiempo en nuestro país.
En declaraciones a Habana Radio, Susana García Pino nos habló sobre el devenir de esta técnica: “La colagrafía entra en Cuba en 1979 por Raúl Alfaro en el Segundo Salón Provincial de Artes Plásticas de Santiago de Cuba. Después se unen muchos artistas que ven esta variante del grabado como una vertiente a explorar y explotar. En los años 80 del siglo pasado se lleva a cabo el Encuentro Nacional de Grabado y ahí Alfaro imparte una conferencia magistral sobre la técnica. Y en ese encuentro se presentan obras; pero no es hasta la cita de 1993 que Belkis Ayón obtiene un premio con esta técnica”.
“La colagrafía, de esta forma – apunta García Pino – fue evolucionando en los 90 con artistas noveles como Octavio Irving y Vivian Lozano, los cuales obtienen premios en los mismos Encuentros Nacionales de Grabado y en La Joven Estampa. Ellos ya salen un poco de la obra planimétrica y empiezan a utilizar la colagrafía como matriz”.
Hasta el 1 de julio estará abierta esta exposición que, como bien su nombre indica, persigue como objetivo indagar y precisar los diversos estadíos y las prolongaciones creativas de artistas que han elegido la vertiente colagráfica para exponer sus más intrínsecas lecturas en el complejo y abigarrado mundo de las artes visuales contemporáneas.

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