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La Casa, un centro de rehabilitación del alma de los pueblos

16 de enero de 2017

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El Premio Literario Casa de las Américas quedó oficialmente inaugurado este lunes en la sala Che Guevara de la institución, con las palabras del intelectual dominicano Silvio Torres-Saillant, miembro del jurado del apartado de Estudios sobre la presencia negra en la América y el Caribe contemporáneos.

En presencia de Abel Prieto, ministro de Cultura, del poeta Roberto Fernández Re­tamar, presidente de Casa de las Américas, y Rogelio Sierra, viceministro de Relaciones Exteriores, junto a un enjundioso grupo de intelectuales, fueron emitidas las consideraciones del notable ensayista bajo el título de Descolonización de la Lectura: El Legado de La Casa. En ellas dejó claro desde el principio el privilegio que significa «compartir labores con distinguidas figuras del arte literario, el pensamiento y la erudición».

La ocasión fue oportuna para agradecer también al pueblo cubano su protagonismo en la gesta revolucionaria «que todavía, a la vista retroactiva de seis décadas, sigue pareciendo inconcebible».

Se refirió al grupo encabezado entonces por el Comandante en Jefe Fidel Castro como los barbudos, que dieron «al resto del hemisferio razón para soñar la utopía de una sociedad igualitaria como meta factible», epopeya que conoció desde niño cuando desde el cuarterío, donde vivían, muchos vecinos compartían y se reunían para saber de la rebeldía que tenía lugar en Cuba.

Entrando en  otras materias el profesor se refirió al flagelo de la discriminación racial y apuntó que «entender la pobreza intelectual en que se sustenta el racismo importa para combatirlo mejor y protegerse de él», por lo que desenmascarar la autoridad de sus predicadores le ha sido útil sobre todo para guiar a los jóvenes confundidos con «el enigma de este sinsentido cuyo impacto en las relaciones sociales y las condiciones materiales de diversas poblaciones desde el comienzo de la transacción colonial hasta el presente ha sido catastrófico».

A Casa de las Américas agradeció el haber podido adquirir la capacidad de descolonizar su acercamiento a la lectura, desde la que pudo enjuiciar a los llamados grandes pensadores «cuando los pescaba delinquiendo intelectualmente».

«Sin el aporte de la Casa de las Américas, no veo cómo habría podido adquirirla. La Casa ha sido una iniciativa sin parangón en la historia intelectual, el único proyecto con apoyo del Estado que ha tenido como meta la rehabilitación del alma de los pueblos de nuestro hemisferio, todos víctimas de la vileza heredada de la transacción colonial».

En un aparte reconoció la labor de Hay­dée Santamaría, seguida por Retamar, cuando la Casa se afirmó «como el más eficaz antídoto contra la fragmentación que históricamente ha impedido a los pueblos del hemisferio conocerse entre sí».

Reconociendo que la institución ha sido vital, expresó que para sí significó todo un despertar. «Fue caer en la cuenta de que leer requería estar en guardia por si acaso había que entrar en pugna epistémica con los libros».

La velada concluyó con la presentación por parte de Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas, del jurado del certamen —que se dirigen a la provincia de Cienfuegos para ejecutar sus funciones— quien remarcó que este año se concursa en los géneros de Novela, Poesía, Ensayo histórico-social, Literatura Testimonial, Literatura brasileña y en el Premio Especial sobre la presencia negra en la América y el Caribe contemporáneos.

 

(Tomado de Granma)

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