La Agencia San Cristóbal en los 500 años de La Habana

9 de mayo de 2019

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Elaine Caballero

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Agencia de Viajes San Cristóbal, Cuba, Cultura, Eusebio Leal Spengler, Habana 500, Oficina del Historiador de La Habana

 

 

La agencia de viajes San Cristóbal se suma a las celebraciones por el medio milenio de la ciudad. En la tarde de este 8 de mayo presentaron su nueva cartera de servicios especializados en el Palacio de los Matrimonios de la calle Prado.

La nueva oferta de la institución de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) tiene un enfoque de excelencia en la manera de enseñar el patrimonio material e intangible del país. Nuevas prácticas garantizan una conexión especial con los sitios históricos que promueven sus productos turísticos.

 

 

La cita contó con la presencia del Historiador de la Ciudad, el Doctor Eusebio Leal Spengler, así como del director de la agencia, Orlando Ramos Blanco, y los principales directivos de las instituciones de la OHCH.

Tres de los cinco paquetes con motivo del aniversario 500 se dieron a conocer en esta ocasión. Así lo hizo saber, la especialista en comunicación de la entidad, Claudia Rodríguez Zamora.

 

 

La primera oferta lleva por nombre 500 años de esperanza y pretende abordar la religiosidad popular en la Isla. Va más allá de la simple apreciación de iglesias y monumentos para adentrarse en el sincretismo y las tradiciones de la nación.

Elogio a la restauración y a la verdad es el otro servicio que, como su nombre lo indica, será un reflejo de las obras sociales realizadas por la OHCH. La intención es interactuar con la vivienda o edificio en pleno proceso constructivo. La riqueza del momento creativo en la restauración es una oportunidad exclusiva para quienes disfrutan de este arte.

 

 

El último producto capta el espíritu de La Habana a través de su luminosidad y la noche. Denominado Cinco siglos de luces, revela la magia de la urbe vista en varios de sus íconos arquitectónicos más emblemáticos, el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el Capitolio, el Hotel Nacional y la Sala Ignacio Cervantes del Palacio de los Matrimonios.

San Cristóbal invita a descubrir las esencias de la capital, adentrarse en sus venas y entender esa simbiosis de música, arte y pensamiento que significa Cuba.

 

El Capitolio de La Habana, más que sublime

 

 

Luego de finalizar la presentación, el público asistente disfrutó de uno de los servicios ofertados: recorrer el capitolio bajo el halo de la temprana noche.

La Tumba del Mambí Desconocido fue la primera parada. Rodeada de las banderas del continente americano y dos europeas (la española y la de Portugal), el espacio se inserta por primera vez en el inmueble patrimonial, luego de su remodelación total, de la que aún queda por terminar la cúpula.

 

 

El homenaje perpetuo al mambí y a los héroes de la patria posee un simbolismo más allá de lo imaginado. Se encuentran allí restos de soldados de las guerras de independencia trasladados de su sitio original, un panteón en el Cementerio de Colón.

La estructura del lugar estremece por su perfección. Concebida en forma de cripta, nunca tuvo tal uso, ya que siempre fue utilizada por senadores y presidentes como acceso privado.

La simetría del espacio es perfecta, donde se encuentra una pequeña réplica de la estatua de La República, coincide con la entrada principal del salón, entre otros detalles que hacen aún más fascinante el Capitolio.

 

 

“Para su ejecución se diseñaron más de 8 mil planos y se emplearon 58 pisos de mármol, entre los que fueron importados y los cubanos”, precisa la guía Mariana Tamayo Cruz.

 

El sello de la República

Al entrar en otra de las salas ubicadas en la planta superior, el paisaje cambia por completo. Vajillas y cubiertos utilizados en los grandes palacetes de la época republicana – dígase el antiguo Palacio Presidencial y el propio Capitolio – se exhiben en una vitrina en forma de herradura.

Las piezas fueron fabricadas por compañías de Italia, Francia y Estados Unidos, España, Reino Unido y Alemania que tenían sucursales en La Habana. En diversos utensilios aparecen unas siglas que se repite en lámparas, cristales y otros objetos: RC, lo cual significa República de Cuba.

 

 

A pocos metros, se sitúa un salón donde se encuentran los bocetos originales del artista italiano Ángelo Zanelli, correspondientes a las obras El trabajo, La Virtud Tutelar del Pueblo y La República, la tercera estatua más grande bajo techo del mundo. Tiene un peso de 49 toneladas y mide 17 metros sin contar su base de mármol. En estos momentos se terminan los trabajos de dorado con mano de obra cubana y rusa.

Como italiano al fin, Zanelli le concedió un sello renacentista a sus creaciones. Lo humano y lo divino se unen en obras de gran tamaño que custodian la entrada del Capitolio, permanentes guardianes de los tesoros patrimoniales de su interior.

 

Biblioteca: elogio a la belleza

El área original destinada a la biblioteca sorprende por su amplitud y el trabajo en madera. En épocas anteriores quienes se interesaron por la literatura, encontraron aquí un viaje perpetuo con la ciencia, la historia, la ficción, el cuento y la novela.

 

 

Las semejanzas entre el Capitolio Nacional y el de Washington D.C. son más que evidentes, pero la mayoría desconocElegir archivose sus diferencias en cuanto a los patios interiores, la distribución de los espacios y sus usos. Asimismo, el coloso cubano fue construido a base de hormigón armado recubierto en piedra, muy distinto al norteamericano.

Dentro de poco, el Capitolio dejará atrás la etapa de los andamios y otros artefactos que rodean su cúpula por estos días. Lucirá una imagen nueva y le espera también una vida nueva, como símbolo indiscutible del patrimonio cubano.