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¡Juan Padrón cumple 70 años!

29 de enero de 2017

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Nacido en Carlos Rojas, Matanzas, el 29 de enero de 1947, su destreza para el dibujo es innata. Nunca cursó estudios de esta materia, aunque se graduó como Licenciado en Historia del Arte en la Universidad de La Habana. En 1963 aceptó la propuesta de colaborar con sus caricaturas en una revista de la juventud cubana, que luego extendió a cuatro publicaciones de historietas y crea sus primeros personajes: el samurai Kashibashi y el extraterrestre Barzum. El suplemento humorístico El sable del diario Juventud Rebelde le revela la vertiente preferida de su imaginación: el humor negro, que comunica a sus numerosos chistes protagonizados por verdugos y vampiros; no sospechaba entonces que harían de las suyas en las calles habaneras de los años ’30 en un delirante largometraje. El pleno dominio de la línea y los detallados fondos, permite en 1970 en el semanario infantil Pionero que surja de sus manos un personaje emblemático que conquistaría a todos: Elpidio Valdés, ingenioso mambí en lucha contra el colonialismo español.

Padrón se entrenó como camarógrafo de mesa de animación antes de que su aguerrido mambí saltar, a machete en  mano, sobre su caballo Palmiche, de las páginas del Pionero a la pantalla en Una aventura de Elpidio Valdés (1974), inicio de su trabajo en el ICAIC y de una  serie de cortos. Realizó el primer largometraje de animación en la historia del cine cubano: Elpidio Valdés (1979). Sus intercambios con los niños incidieron en la complejidad de los guiones y la elevación del nivel de los chistes. Realiza otros cortos como N’Vula o ¡Viva Papi!

En 1980 concibe la hilarante serie de dibujos animados para adultos Filminutos a la que siguió la no menos exitosa Quinoscopios (1985), cuando el caricaturista argentino Joaquín Lavado (Quino), descubre sorprendido en Padrón y su equipo a las personas idóneas para captar la línea y la psicología de cada personaje, y, al mismo tiempo, cómo pudieron enriquecerlos en la animación, en un vínculo mutuamente fructífero. Convirtió en un largometraje al más afamado personaje de Quino en Mafalda (1994). Para Elpidio Valdés contra dólar y cañón (1983), su segundo largometraje, Padrón realizó 12 mil dibujos y para ¡Vampiros en La Habana! (1985), otros 10 mil, en los que depuró el diseño de bocas, caras, manos, pies.

Una de las virtudes de Padroncito es la versatilidad para abordar cualquier tema con distintas gradaciones del humor y un estilo y ritmo inconfundibles. Para él, «hacer una historieta es hacer cine y viceversa». Su afán por el rigor histórico le condujo a reunir tantos datos en sus investigaciones que fructificó en El libro del mambí (1976) y le posibilitaron, además, ser nombrado asesor para cuestiones bélicas del filme Baraguá (1986), de José Massip. La serie televisiva en seis capítulos Más se perdió en Cuba (1995) originó el tercer largometraje sobre el veterano Elpidio Valdés: Contra el águila y el león (1996), coproducido también con España, que participó luego en Más vampiros en La Habana (2003).En el año 2008 recibió el Premio Nacional de Cine. Los Estudios de Animación del ICAIC y la Cinemateca de Cuba se han unido por estos días para festejar estas fructíferas siete décadas de vida del incansable Juan Padrón, quien nos sorprendiera recientemente con dos nuevos cortos: Xip Xerep y los vampiros lácteos y Elpidio Valdés ordena Misión Especial.

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