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Jesús Ortega: “Cada uno tiene un aporte que hacer en la cultura”

7 de mayo de 2019

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PUNTOS

Maestro en el más estricto significado de la palabra, con una obra que respalda los méritos y una actividad artística que no para. Llegamos al hogar de Jesús Ortega en busca de un concepto y nos vamos con una percepción diferente de la música y sus autores. Ningún comentario sazonado por la angustia puede acabar con el trabajo infinito de los pedagogos. Jesús Ortega fue el fundador de la Orquesta de Guitarras Sonantas Habaneras y es uno de los pilares de la escuela cubana de guitarra e inició su carrera artística en 1956.

 

RECITATIVO

“A mí no me gustaba enseñar. Empecé muy tempranito por un problema puramente económico, para ganarme los tres o cuatro pesos que me ganaba por darles clases a los muchachos de mi barrio, tampoco creas que eran muchos. También buscaba el dinero vendiendo pasta de guayaba, de naranja, coco con queso que traía un tío de Camagüey. Realmente soy técnico tipógrafo y litógrafo y trabajé brevemente en algunas imprentas, pero el plomo me hacía un daño terrible y eso tuve que abandonarlo”.

Estudió guitarra con Isaac Nicola y concluyó en dicho plantel sus estudios superiores con Serafín Pro, Argeliers León y Harold Gramatges.

“Mi maestro Isacc Nicola me pidió –cuando dirigía el Conservatorio Municipal de Música de La Habana, luego llamado Amadeo Roldán– que por favor me ocupara de las clases de música de cámara en los instrumentos de viento. Lo hice, pero en eso mi maestro pasa a dirigir la Escuela Nacional de Música de la Escuela Nacional de Arte y el Conservatorio se queda sin profesores, y otra vez mi maestro me dijo que tenía que dar clases de guitarra. Así estuve un tiempo hasta que pude salir. Finalmente en el año 80 me llamó al Instituto Superior de Arte. Empecé a trabajar la enseñanza en otro nivel que me pareció más interesante. Fue agarrándome el bichito y seguí dando clases. Poco después Isacc Nicola dejó de impartir clases porque se sintió viejo, antes de tiempo. Entonces me tuve que ocupar también de la jefatura del Departamento de Guitarra y por ende de la dirección de la enseñanza de la guitarra en todo el país”.

Apuntes de su biografía indican que como compositor hizo su primera obra en 1957: Danza del adolescente ingenuo, de la cual hizo una versión para quinteto de viento; durante este período hizo una ingente labor de divulgación, junto a Leo Brouwer, de la música para guitarra en infinidad de recitales, la mayoría organizados por el Cine Club Visión, del que ambos eran miembros. Entre sus obras se destaca Picassiana núm. 1, obra en la que una cinta magnetofónica a varias pistas, procesada únicamente con material acústico guitarrístico, funciona a manera de gran orquesta sobre la ejecución en vivo de una parte concertante de guitarra. Cuando se refiere a la labor pedagógica sale a relucir su mayor orgullo:

“Hoy tengo alumnos graduados de Nivel Superior. Los mejores guitarristas de México y Bolivia fueron mis alumnos y así en muchísimas partes de mundo.

 

 

¿Se crece el maestro cuando crece el alumno?

Naturalmente. Sobre todo cuando el alumno te supera, aunque cada uno tiene su aporte que hacer en la cultura. Tengo la satisfacción de que todos son diferentes y yo aprendo de ellos. Te pongo un ejemplo: Carlos Emilio Morales, el guitarrista más importante de jazz que ha tenido Cuba en los últimos cien años, fue mi alumno.

 

A Jesús Ortega le han conferido condecoraciones en Cuba y diversos países de Europa y América. Mereció la Medalla “Alejo Carpentier” en 2002, la Orden “Félix Varela” en 2004 y el Premio Nacional de Enseñanza Artística en 2005. Mucho antes, en 1966, la Universidad de las Artes de Cuba le otorgó el Doctorado en Artes Honoris Causa.

“Un país que tenga la cantidad de orquestas populares con altísimo nivel técnico como tiene Cuba, no conozco mucho. En cuanto a la creación popular, la cosa es distinta. Hay bastante banalidad y no es un problema de la creación sino de la divulgación que afecta también a la música de concierto.

”La guitarra está en un buen momento, contrario a lo que otros pueden decir. Hace mucho tiempo que no teníamos tantos jóvenes valiosos dentro de Cuba como fuera del país. Te menciono a dos: Joaquín Clerch y Manuel Barruecos y unos cuántos más que nos son graduados de nada pero son excelentes guitarristas”.

FUGA

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