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Irene Rodríguez confiesa su pasión

22 de mayo de 2013

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Eusebio Leal con Irene Rodríguez / Foto: Alexis Rodríguez

Son las tres y diez de la tarde. En el Centro Histórico habanero, un grupo de seguidores, amigos y colegas se han congregado para aplaudir a la joven bailarina Irene Rodríguez, aunque no sobre las tablas, esta vez. La exposición “La Pasión según Irene” nuclea a los reunidos. Todos quieren ver las fotografías de Luis Alberto Alonso y el conjunto de piezas artesanales de Landy Mesis.
En ocasión de la XXV edición de La Huella de España, Irene reaparece en las instantáneas interpretando “La danza ritual del fuego”, acompañada por la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección del Maestro Enrique Pérez Mesa; con el Ballet Nacional de Cuba en la coreografía “Preciosa y el aire” de Alicia Alonso, entre otras. Al mismo tiempo en piezas originales con la técnica del trencadís (diminutos mosaicos que conforman las figuras).
Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana, ha hecho acto de presencia y examina las obras con minuciosidad. Conoce el talento de la Primera Bailarina del Ballet Español de Cuba y la felicita.
Irene accede y habla, sabe y conoce, como Sigmund Freud, que uno puede defenderse de los ataques pero contra el elogio se está indefenso.

 

Al ser vista por lente de un fotógrafo e inmortalizada en la técnica del trencadís es claro que aumente tu emoción, pero también la responsabilidad…

El hecho de ser musa inspiradora para artistas le hace replantearse a uno su propia existencia, su propia trascendencia y calidad. Evidentemente, eso es también un compromiso diario. La danza – y llegar a un nivel artístico respetable – también exige de un esfuerzo diario. Y el hecho de que hayan personas como Luis Alberto y Landy, que estén reconociendo desde otra otras manifestaciones artísticas y valorando mi propio arte haciendo más arte, es no solo un halago sino un compromiso.

 

¿No te perturba que siendo aun muy joven ya estés recibiendo éxitos y homenajes que otras bailarinas alcanzan con suficientes años de carrera?

A mí me da un gran regocijo disfrutar las cosas según vayan ocurriendo. Creo que todo en la vida llega a su tiempo. No es premeditado ni pedido, sino es algo que fortuitamente estos artistas me han dado. Tengo su amistad, tengo su cariño y ahora tengo sus obras. Me llena de satisfacción y en cuánto a preocuparme, espero no morir pronto.

Termina la presentación y algunos quedan frente a las imágenes. Están delante de “Carmen” o de tantos otros personajes a los que ella les ha dado vida. A primera vista, Irene se muestra reservada pero cuando entra en confianza, o mejor, cuando está sobre las tablas, es abierta y simpática. Vive el arte que al final es su pasión.

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