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Encuentro fílmico entre cuatro amigas

28 de febrero de 2018

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Fotograma de “¿Por qué lloran mis amigas?”

Fotograma de “¿Por qué lloran mis amigas?”

 

La película “¿Por qué lloran mis amigas?”, ópera prima en el campo de la ficción de la realizadora cubana Magda González Grau, después de su arrollador pase por el 39. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano –donde hizo honor al apartado “¡A sala llena!”–, llega al circuito de estreno de la capital a partir del 1ro. de marzo, iniciando con sus exhibiciones las actividades destinadas a conmemorar el 59 aniversario de la fundación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), a celebrarse el sábado 24 del mismo mes.
Cuatro amigas de la adolescencia: Gloria (Luisa María Jiménez), Yara (Yasmín Gómez), Irene (Amarilys Núñez) y Carmen (Edith Massola), se encuentran al cabo de veinte años sin verse y, a partir de ese instante, se produce un repaso sobre lo que ha sido de sus vidas durante ese lapso de tiempo, en el que todas han dado un giro total a su existencia.
“¿Por qué lloran mis amigas?” –filme oportuno en estos momentos en los que se plantea la equidad entre ambos sexos en todos los órdenes de la vida–, nos habla, desde el punto de vista de la mujer, de problemas humanos, de las relaciones entre sí, del sentido de la amistad y de la tolerancia ante la diversidad, constituyendo, a la vez, una reflexión para todo tipo de público.

 

Magda González Grau

Magda González Grau

 

Las eficaces actuaciones de las protagonistas –en cuyos hombros descansa el peso de la trama–, es de destacar. Ellas mismas escogieron a quien tendrían que interpretar, y contribuyen de manera contundente a que el espectador no caiga en el más mínimo aburrimiento: las imágenes van reflejando cabalmente el mundo interior y externo de cuatro mujeres diferentes, que en un momento de sus vidas estuvieron juntas y que quieren mantener esa unidad a pesar de las contingencias negativas a las que le han llevado los senderos escogidos por sus caracteres y formas de ver la vida.
González Grau sortea admirablemente bien el movimiento de la cámara, a cargo de Roberto Otero, teniendo en cuenta que la acción transcurre dentro de una sola locación sin salidas al exterior; la puesta no se convierte en teatro filmado, pues es cine en todo momento, al que sin lugar a dudas ayuda las inteligentes inserciones en el montaje de las retrospectivas aludidas a cada uno de los cuatro personajes principales, que ayudan a comprender el antes y después de sus comportamientos.
La impecable dirección de arte de Tomás Piard, que demuestra que es un profundo conocedor de las dos épocas en las que se desarrolla la trama, así como las actuaciones especiales de Paula Alí, Patricio Wood, Roque Moreno y la presencia de los juveniles Ariadna Álvarez y Nestor Jiménez Jr., enaltecen el filme que, no por gusto, se convirtió en un éxito en el pasado Festival.

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