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Encuentro con… Yasek Manzano y su pasión por la música cubana

15 de octubre de 2013

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Yasek Manzano habla desde la pasión por la música, desde el compromiso con su sociedad. Por eso le salen las palabras con facilidad y se emociona como si estuviera conversando con su trompeta y sacara de ella los más sinceros acordes. Por eso no asombra escucharlo hablar con desenfado sobre jazz, género al que se ha dedicado desde muy jovencito, o sobre cuánto debemos hacer en Cuba para eliminar las barreras que han crecido entre el público y el arte. Este último tema le preocupa y le ocupa cada día, de ahí que volviera sobre él varias veces durante el espacio “Encuentro con…” que protagonizara este lunes 14 de octubre en el Pabellón Cuba, como parte de las actividades por la Jornada de la Cultura Cubana que celebra la Asociación Hermanos Saíz y que habitualmente conduce la periodista Magda Resik.


Ya desde muy pequeño, a la edad de 7 u 8 años, Yasek comenzó a adentrarse en el mundo musical mediante el sonido que salía de su tocadiscos. En aquel entonces no solo escuchaba sino que era capaz de reproducir con su voz las canciones e instrumentos. De esa forma, como mismo le había sucedido a aquellos artistas a los que imitaba con devoción, quedó cautivado por la música y la trompeta, “el más agudo de los instrumentos de metal, el que históricamente ha estado relacionado con los anuncios, con lo majestuoso y que puede ser sensual, alegre, triste, melancólico, fuerte, según el estado de ánimo y la intención de quien la interprete”, así se refiere a ella como si fuera una mujer a la cual admira y seduce.
Por cierto, para enamorar también le ha servido la trompeta, pues aunque muchas veces se malinterprete su sonido y se piensa en algo estridente, “puede ser un susurro que te hable bien bajito al oído”. Además, fue muy importante “desde el período barroco, donde ya existía la improvisación y determinante en el surgimiento del jazz”. La historia de este género es un asunto que también le apasiona y por tal razón, defiende sus vínculos con la música cubana y su esencia popular.
“Tenemos que volver al pasado para comprender que el jazz no es elitista. Algunos de sus cultivadores cubanos como Emiliano Salvador, Chocolate Armenteros, entre muchos otros, practicaron la improvisación en esas grandes descargas que involucraban al pueblo y eran una fiesta”, advierte y luego ofrece consideraciones sobre lo que habría que hacer en nuestro país para rescatar esa esencia: “Primero debemos revisar la enseñanza artística e incentivar a los estudiantes a interpretar piezas emblemáticas de la música cubana, hay que trascender los trabajos investigativos que contribuyen al aprendizaje pero no son determinantes. Lo clásico forma parte también de la cultura nacional pero no lo es todo. Hay que desempolvar lo cubano: el danzón, el son, la contradanza…; hay que traer a Lecuona, al Benny al presente pero de manera atractiva”.
Ante esta situación, Yasek propone también alternativas desde su creación, se empeña en cumplir con la parte que le toca, en ser “valiente y sincero” para hacer arte comprometido con la música nacional. En su obra se encuentra la influencia de grandes compositores de la nación a los que incluso ha homenajeado recientemente. Durante el V Festival Leo Brouwer, por ejemplo, se unió a otros artistas para recordar desde el jazz a Ernesto Lecuona. A rescatar lo acústico también invitó Manzano, a una búsqueda de lo íntimo, de lo natural. “Esto podría ayudarnos a sentir más de cerca la música, a volver a los orígenes, cuando no era necesaria tanta tecnología para llegar al público”.
Como una conferencia magistral pudiera calificarse este diálogo donde el joven músico compartió sus conocimientos con admiradores, familiares y amigos. Ya vimos que fue al pasado, volvió al presente, habló de la cultura cubana, de los sueños, de la inspiración, de las razones que lo unen a este país. Interpelado sobre su relación con el público, contó gratas experiencias en Santiago de Cuba, Holguín, Santa Clara, provincias donde siempre lo reciben con cariño. Impulsado a referirse a la importancia que le concede a los títulos en sus composiciones, Yasek comentó: “Pienso que constituyen el puente entre una obra y el espectador, son la ventana que orienta y conecta a los demás con el artista”.
Y al compromiso social retornó en el diálogo, a la sinceridad con la que se debe crear para no olvidar las raíces ni dejarse llevar por las tendencias del mercado; a impulsar el arte en Cuba, contribuir al cambio de mentalidades y estrategias, revitalizar lo que nos hace hijos de esta tierra. Y durante más de una hora habló desde el amor, contagió a todos con su entrega y pasión por la música cubana.

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