El maestro y sus intenciones

14 de septiembre de 2016

|

Thays Roque Arce

|

Casa Oswaldo Guayasamín, Centro Histórico, Cuba, Cultura, México, Oficina del Historiador de La Habana, UAM

 

 

Saber que Francisco Mata Rosas expone en Cuba genera un compromiso inquebrantable. Los amantes de la fotografía, del ensayo, la imagen documental y antropológica, tienen el compromiso de estar allí, donde quiera que exponga el maestro. Es como asistir a una de sus clases en la Universidad Autónoma Metropolitana de México, sabiendo que si pierdes parte de su discurso, pierdes la oportunidad de aprender de uno de los más grandes testimoniantes del arte gráfico mexicano y latinoamericano.
Este martes en la Casa Oswaldo Guayasamín del Centro Histórico Habanero, Francisco Mata Rosas volvió a “hablar” en Cuba (y sobre Cuba). Trajo consigo la exposición “La intención del objeto”, donde se exhiben piezas fotográficas de series anteriores –y en curso– como son “La línea”, “Instalaciones involuntarias”, “¿Y ahora qué?” y “México Tenochtitlan”.

 

 

La idea central en “La intención del objeto” es mostrar fotografías pertenecientes a esas series, donde sí existe un “sentido narrativo, un tema, una historia” para integrarlas en la exposición “de una manera un poco aleatoria”, aun cuando pertenezcan a trabajos distintos. Así explicó Francisco Mata Rosas a Habana Radio el motivo de esta nueva entrega en su labor fotográfica: “Me interesó muchísimo experimentar con la idea de juntar fotografías que pertenecen a otro contexto, para que en esta sala dialogaran entre ellas”, explicó.

 

 

Así se exponen juntas 15 imágenes cuyo nombre solo responde al lugar del que proceden: Ciudad Juárez, Tijuana, Baja California, La Habana, Ciudad de México; para no mediar las lecturas silenciosas del espectador. Botellas insertadas en cabillas verticales, bustos de plástico, máscaras y cruces sobre sepulturas, automóviles y carritos de mercado cargados de hojas de lechuga. Toda cosa o utensilio “pide ser interpretado” en su relación con el sujeto que, en ocasiones, le acompaña.

 

 

“Son imágenes en las que los objetos adquieren un lugar protagónico, y donde son, en muchos sentidos, el eje de la fotografía. Todo esto tiene que ver con procesos de investigación que hacemos en la Universidad, donde estamos contantemente explorando las posibilidades de la imagen, la expansión del lenguaje fotográfico y cómo adquiere esta otros formatos, de acuerdo al uso que le damos”, comentó el profesor investigador de la carrera de Comunicación de la UAM.
La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) impulsa desde su creación iniciativas de todos los miembros de la comunidad en el ámbito de la preservación y difusión de la cultura, que refrendan el carácter público y el compromiso social de la Casa de Altos Estudios mexicana con la sociedad que la sostiene.
La muestra fotográfica se presenta en el marco del proyecto institucional “Agenda Cultural UAM-CUBA” que desde hace un año se ha dedicado a fortalecer el intercambio entre creadores artísticos de la UAM e instituciones culturales y educativas cubanas –como la Oficina del Historiador de La Habana–.

 

 

Con la presencia del Dr. Salvador Vega y León, Rector General de la UAM, y miembros del cuerpo diplomático de la Embajada de México en Cuba, la muestra quedó abierta al público en una de las salas de la casa del pintor de Iberoamérica.
“Es nuestro deber como Universidad pública difundir obras como esta –dijo refiriéndose a la exposición ‘La intención del objeto’–. Nos parece que la hermandad entre el pueblo cubano y mexicano, que siempre se ha dado, hoy se hace más intensa con esta muestra, siempre mirando hacia adelante y apoyando al gobierno y pueblo de Cuba en la gran misión que tiene de mantener los principios del socialismo”, destacó el catedrático.
En sus palabras, Vega y León también expresó el orgullo de exponer en la Casa Oswaldo Guayasamín, quien es una identidad “no solo de Latinoamérica sino particularmente de Cuba” y la obra que custodia la institución habanera así lo demuestra.

 

La aguda mirada de Francisco Mata Rosas, original de Ciudad de México, se asemeja a la del autor ecuatoriano por su carácter social. Al igual que Guayasamín, explora la condición humana y el contexto en el que se representan los sentimientos e inquietudes del hombre, las razas, los pueblos.
Documentar la cultura popular, su autenticidad e inminente mezcla, es un proyecto que fascina a Mata Rosas, y desde el cual se desgajan series como “La línea”, que con carácter transmedia –por estar compuesto por un documental web, un libro impreso y una exposición– evidencia el choque entre dos puntos diferentes, norte y sur, desde la realidad de los migrantes en el espacio fronterizo que separa a México de los Estados Unidos.

 

 

Luego La Habana, otro gran proyecto en su carrera. Una ciudad que lleva fotografiando desde hace ocho años y que en dos ocasiones ha acogido sus fotos en espacios expositivos de la Maqueta y la Fototeca de Cuba. Con imágenes tomadas aquí, y otras de la serie “¿Y ahora qué?”, Francisco Mata Rosas espera publicar un nuevo libro que se sumará a la lista de más de nueve títulos que ya posee.
Mata Rosas estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), donde actualmente se desempeña como Docente Investigador en la unidad de Cuajimalpa. Luego de un postgrado en Artes Visuales en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en 1986 decidió dedicarse de manera profesional a la fotografía, aunque ha confesado que se resistió en reconocer este arte como su vocación, ya que inicialmente su interés estaba inclinado hacia la escritura, y como género predilecto, la crónica.

 

Pero bastó una oferta como fotógrafo en el periódico mexicano La Jornada para que la fotografía, que hasta entonces era una actividad paralela, se convirtiera en un nuevo lenguaje para escribir, con luz, las crónicas que tanto ansiaba.
Así ha sido durante los 30 años de labor que celebra este 2016. Francisco Mata Rosas se ha convertido en uno de los exponentes más reconocidos de la fotografía contemporánea, y aunque le restan muchos años más para retratar el México que le provoca curiosidad, nos complace conocer que La Habana es también “objeto” y motivo de sus inspiraciones.