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Dios los cría… y… ¿cómo se juntan?

31 de enero de 2014

 

Por Onedys Calvo

 

Legitimada en el ámbito visual cubano desde la década del noventa, la obra de René Peña es una de las más representativas de la fotografía en Cuba. En su trabajo, su propio cuerpo se hace el protagonista de un discurso que trasciende las nociones de materialidad física, género, ego, eros, clase y sexo, para erigirse desde una imagen construida en referente contextual y tratado existencial. Sin embargo, es usual en sus entrevistas advertirlo aclarando que “en su trabajo no hace más que desde él hablar de los otros”, y tengo la certeza de que tiene razón.


Desde el viernes 17 de enero, Factoría Habana, espacio para la creación y la experimentación contemporánea de la Oficina del Historiador, abrió sus puertas a un proyecto expositivo en el cual René Peña jugó el siempre hegemónico papel del curador de una muestra, esta vez con la agravante de que él y su obra serían los pretextos para juntar diversos productos culturales, entre los que se cuenta el quehacer de casi una veintena de artistas plásticos cubanos, casi todos fotógrafos, de diferentes generaciones.

Arien Chang

Este difícil encargo hecho por Factoría al creador, demandó de él intensas reflexiones sobre todos los referentes visuales y culturales que lo han marcado como ser humano y como artista. De ahí que formen parte de la muestra un vasto número de reproducciones del arte universal de todos los tiempos, donde juegan un papel importante tanto obras humanistas del Renacimiento, como las de creadores norteamericanos del siglo XX. Estas piezas, reproducidas en pequeños formatos y montadas en marcos de estética intimista, están dispuestas museográficamente como un globo de pensamiento en esa sumatoria fundamental y caótica de información que acumula y jerarquiza, ya sea consciente o inconscientemente, el pensamiento. También conforman la muestra fotos urbanas de las casas de su barriada en Buena Vista, imágenes de su historia familiar y del contexto interior en el que se desarrolló, todas prácticamente anónimas. Asimismo, iconos de la cartelística cubana (Now, Harakiri, Lucía….) y materiales musicales que hicieron hito en su época (La Aragón, música soul, Aretha Franklin, Los Zafiros….) dan una amplia entrada a la formación del artista consolidado que ha compartido influencias, modos de pensar y determinados procedimientos creativos con otros creadores: Marta María Pérez, Eduardo Hernández, Aimée García, Raúl Cañibano, Cirenaica Moreira y Pepe Menéndez.

Rodney Batista.Vi ese dìa 2012

Pero también aúna en esta propuesta a artistas más jóvenes, que tanto desde la fotografía como el video han impactado al ahora curador: Duniesky Martín, Rodney Batista, Arien Chang y Yomer Montejo entre otros. De esa suerte la identificación del artista, no en el exhibir su naturaleza, aunque también (quién no se denuncia de alguna manera en cualquier acto creativo), sino en el sentido de reconocerse, de mostrar afinidad con lo que ha escogido y de sentirlo de algún modo como suyo, es el hilo conductor de Dios los cría… un ejercicio que además de obligarlo a replantearse múltiples cuestiones, de entender el proceso de construir una exposición como una obra que se concibe a partir de la obra de muchas, efectivamente, una vez más René ha vuelto a hablar de los demás desde él mismo.
Dios los cría…, vastísima en diversidad de referentes visuales y estéticas múltiples, es una propuesta no para indagar en lo nuevo que se produce, ni para exhibir piezas inéditas, sino que resulta -a propósito de los pretextos de identificación y los autorreferenciales- una muy interesante selección de imágenes elocuentes formal y conceptualmente, que se juntan en tropel para afianzar una visualidad de las artes cubanas en la segunda década del siglo XXI.

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