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Cien veces Jean-Pierre Melville

28 de abril de 2017

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Una retrospectiva como tributo al centenario del gran cineasta Jean-Pierre Melville inicia en La Habana, dentro del 20. Festival de Cine Francés, un recorrido internacional que abarcará veinticinco países. “La dificultad de hacer un retrato de Melville procede de que se corre el riesgo de dar una imagen caricaturesca –escribió Jean Wagner en una monografía sobre el creador–. Con Jean-Pierre Melville, el primer contacto es siempre fácil. Es una mirada, es un apretón de manos, es un título de película, pero la palabra para continuar es difícil de encontrar”.

Melville nació en París el 20 de octubre de 1917. Cuando a los cinco años sus padres le regalaron por la Navidad un proyector Pathe-Baby y, un año más tarde, una cámara de manivela, ignoraban que lo que en un inicio significó el descubrimiento de un juguete, se convertiría para él en una pasión que nunca le abandonaría. Fascinado por el cine, ya a los quince años, tras ver Cavalcade, de Frank Lloyd, deseó fervientemente convertirse en director. Realiza su primer corto en 1925 y desde entonces esa cámara estará inactiva en muy escasas ocasiones, aunque luego la cambiará por una y otra en la medida que iban modernizándose.

Después de la Segunda Guerra Mundial, en la que fue movilizado, al reintegrarse a la vida civil en 1945, deviene su propio productor y en noviembre de ese mismo año pone en marcha su compañía productora. Su primer título es el cortometraje 24 horas en la vida de un payaso (Vingt-quatre heures de la vie d’un clown) en torno a una pareja de payasos, Maïss y Beby, aclamados artistas del circo parisino Medrano en los años cuarenta. Ese filme –objeto como el resto de las copias, de una reciente restauración–, ha sido escogido para la retrospectiva, antecedida el viernes 28 de abril a las 5:00 p.m. en el cine 23 y 12 por una conferencia magistral sobre la obra de Jean-Pierre Melville a cargo del especialista Laurent Grousset, presidente de la Fundación que lleva el nombre del cineasta, de quien es nieto.

A esa cinta le siguió una obra muy arriesgada, la versión de la novela El silencio del mar, de Vercors (seudónimo de Jean Bruller), que rodó en tiempo récord (algunos afirman que en 27 días) de forma absolutamente marginal, con un pequeño equipo. La trama se sitúa en una pequeña ciudad de la Francia ocupada, donde un oficial del ejército alemán, alojado forzosamente en una casa habitada por un hombre y su joven sobrina. Mientras el dueño decide no dirigir la palabra al inquilino, ella escucha los monólogos del refinado oficial, aunque la respuesta sea el silencio. Al día siguiente de ver la película, Jean Cocteau le dijo a Melville: “Quiero que filmes mi obra Les enfants terribles”, que el director rodó en 1949 respetando el lenguaje literario del original pero al que aporta su propio lenguaje. A continuación emprende una película maldita: Quand tu liras cette lettre (1953), la única en la cual no intervino en el guion.

Bob le flambeur (1955), homenaje a la ciudad que tanto ama, París, a través de la historia de un truhán, precede a Deux hommes dans Manhattan (1958), en la que el director figura entre los intérprete que se desplazan por las calles neoyorquinas. Apareció también como actor en Orphée de Cocteau, Sin aliento (A bout de souffe), de Godard, Un amor de Poche, de Pierre Kast y Landru, de Claude Chabrol. León Morin, Clérigo (León Morin, prêtrê, 1961) adapta la novela homónima de Béatriz Beck, laureada con el Premio Goncourt 1952 en torno al vínculo que establece un joven sacerdote (Jean-Paul Belmondo) y una bella mujer (Emmanuella Riva). La cinta ganó el Gran Premio de la Villa de Venecia.

 

Stefania Sandrelli y J.P.Belmondo con Jean Pierre Melville (director) en el set de "L'aîne des Ferchaux" (1963)

Stefania Sandrelli y J.P.Belmondo con Jean Pierre Melville (director) en el set de “L’aîne des Ferchaux” (1963)

 

Entusiasmado por la labor de Belmondo –aspirante al premio BAFTA de la Academia Británica–, vuelve a acudir a él para sus dos siguientes películas: El confidente (Le doulos) y L’Ainé des Ferchaux, rodadas ambas en 1962. Es Lino Ventura quien protagoniza El último suspiro (Le deuxiéme soufflé, 1966), antecedente de una obra maestra: El samurái (Le samouraï, 1967), en el que la cámara de Henri Decae, uno de sus colaboradores recurrentes sigue el itinerario de un lacónico asesino a sueldo (Alain Delon en una de sus mejores actuaciones).

Con El ejército invisible (L’Armée des ombres, 1969), parte de una novela de Joseph Kessel que explora un complejo período en la historia de Francia. El argumento relata el destino de un ingeniero civil que ha entregado todos sus esfuerzos a la resistencia francesa, de la que es uno de sus máximos líderes. Tras su captura por la policía colaboracionista es enviado a un campo de concentración, de donde logra evadirse. La cinta fue laureada en la categoría de Mejor película extranjera por el Círculo de Críticos de Nueva York y recibió una Mención Especial a la mejor película extranjera de la Asociación de Críticos de Los Ángeles.

El círculo rojo (Le circle rouge, 1970) prosiguió su indagación en el cine negro y logró reunir un reparto de lujo, encabezado por Delon, Bourvil, Yves Montand, François Périer y el italiano Gian Maria Volontè. Ellos asumen los personajes en esta historia que se inicia con la liberación de un joven preso tras cumplir condena en una cárcel. Pronto su camino, y el de otros delincuentes convergerá dentro del círculo sangriento de un equipo decidido a cometer un meticuloso robo de joyas… Según la crítica, el filme confirma que Melville sabe contar sus relatos con elegancia en admirables puestas en cámara. Posteriormente el director aporta otro título notorio al género con Un flic (1972), en el que reunió a Delon con Catherine Deneuve y que cerrara su filmografía. Murió el 2 de agosto de 1973. Poco antes, atravesó una catástrofe con el incendio y la destrucción completa de los estudios Jenner y de sus archivos.

 

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La retrospectiva sobre Jean-Pierre Melville ocupará primero la sala 23 y 12, sede de la Cinemateca de Cuba del 28 de abril al 24 de mayo en una única función a las 6:00 p.m., para después pasar, en el mismo horario, al cine La Rampa del domingo 14 al 21. Los cinéfilos admiradores de un creador de tal significación podrán redescubrir en esos días títulos tan conocidos como El silencio del mar, El samurái y El círculo rojo, pero también apreciar por primera vez: 24 horas en la vida de un payaso, León Morin, clérigo y El ejército invisible. En 1960, el crítico François Porcile, lo definió así: “Hombre de gusto e inteligencia, Melville es sobre todo un poeta que, solitario en un siglo de gangrena generalizada, evoca con nostalgia una época de virilidad, esa de amistades fuertes y luchas implacables”.

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