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Bebo entre la magia negra del piano y la perpetuidad del silencio

22 de marzo de 2017

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Cuatro años sin Bebo Valdés, sin ese gran músico cubano nacido el 9 de octubre de 1918 en Quivicán. Ramón Emilio Valdés Amaro, constituye uno de los grandes genios de la música cubana. No se trata de un calificativo cualquiera, mucho menos es el intento de justificar los errores que le dejaron la lejanía y la tristeza. Es el título merecido para aquellos que como Bebo Valdés se convirtieron en protagonistas de momentos excepcionales de la música.

Fue Bebo el precursor de las famosas descargas de jazz afrocubano y el creador de un ritmo propio llamado “batanga”, el cual arrasó en la Isla allá por los años 50. Mucho deben los creadores musicales de Cuba y el mundo a la maestría sonora de Bebo Valdés.

Tras un viaje a Haití que marcaría toda su trayectoria musical en 1948, la carrera de Bebo tomó impulso al ingresarse al Club Tropicana, donde permaneció hasta 1957 como pianista y arreglista residente en la orquesta de Armando Romeu. Durante esa época creó “Sabor de Cuba”, su propia big band y gracias a su respaldo triunfaron figuras como La Única Rita Montaner y los cantantes Beny Moré y Rolando Laserie.

Después de un largo período, casi retirado del mundo musical, con 76 años y con el apoyo de Paquito D’Rivera, el maestro volvió a los estudios de grabación con Bebo rides again. Años después y gracias a su amistad con el director de cine Fernando Trueba, inició una fructífera colaboración con películas documentales como “Calle 54” o “El milagro de Candeal” y discos como “El arte del sabor” o “Bebo de Cuba”.

Con el disco “Lágrimas negras”, grabado con Diego el Cigala, Bebo Valdés volvió a recibir los justos reconocimientos que merecía su personalidad, entre ellos varios Premio Grammy.

En el año 2013 murió el mago de los ritmos cubanos a los 94 años, enfermo de Alzheimer, después de pasar los últimos años de su vida residiendo en Málaga. Quizás olvidando los mejores recuerdos de su Cuba, los éxitos de su hijo Chucho y la grandeza de su obra.

El próximo año se cumplirán los cien años de Bebo Valdés. Ojalá nada nos impida celebrar en grande.

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