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Aniversario trascendental

3 de noviembre de 2016

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Ayer se cumplieron exactamente 73 años de la histórica función del 2 de noviembre de 1943, en la que nuestra Prima Balerina Assoluta Alicia Alonso sustituyó a Alicia Markova, durante la temporada del Ballet Theatre de New York, en el rol protagónico del ballet “Giselle”, personaje que con el devenir del tiempo convertiría a la Alonso en su excepcional intérprete y situaría a Cuba “por primera vez, en el ámbito internacional de la danza”.
Por tales razones, el 25. Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso rememoró este aniversario trascendental para la cultura cubana con la puesta en escena en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso” del ballet “Giselle”, coreografiado por la Prima Balerina Assoluta, versión por la que el Ballet Nacional de Cuba y la propia Alicia Alonso recibieron en 1966 el Grand Prix de la Ville de Paris.
La función de “Giselle”, que contó en los roles principales con los primeros bailarines Anette Delgado (Giselle) y Dani Hernández (Albrecht), más que una representación fue un acto de magia en el que se sumergió en silencio sepulcral todo el auditórium, que ocupó la totalidad del teatro y que siguió con suma atención el drama que se estaba escenificando.
Anette Delgado es la Giselle por excelencia, pues reúne las exigencias técnicas e interpretativas indispensables para encarnar a la joven aldeana –sencilla, ingenua, romántica– enamorada de un joven, al que supone de su misma clase social, sucumbe, más que en una locura, en un estado de desesperación, ante el enorme desengaño amoroso del que ha sido víctima. De esta manera se desdobla en la etérea Willis que flota constantemente sobre la escena, dando así el espectro que requiere la trama: un fantasma que defiende constantemente a su amado e impide su destrucción. Anette en este doble papel se convierte en figura cimera de la danza universal.
Dani Hernández, con un notable desempeño danzario y gestual, es el Albrecht ideal, el Duque-campesino capaz de fascinar a toda mujer, comprometido con su noble y real condición no le queda más remedio que aceptar un falso compromiso sentimental; pero no olvida a su verdadero amor más allá de la muerte. Labor encomiable y convincente que Dani rinde de principio a fin, no por gusto es primer bailarín de tan afamada compañía.

 

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Anette Delgado y Dani Hernández en “Giselle”

Es justo señalar la actuación de Ginett Moncho, quien combinó de forma admirable las dificultades técnicas del baile en pulcra simbiosis con la majestuosa frialdad de su implacable Myrtha, Reina de las Willis; la perfecta sincronización del cuerpo de baile, que arrancó ovaciones del los asistentes al espectáculo; así como el loable diseño de luces que resaltó el colorido campestre y real del primer acto en contraposición con la atmósfera oscura e irreal del bosque, en el segundo.
“Giselle”, joya del ballet romántico, a 175 años de su estreno mundial, forma parte perpetua del repertorio del Ballet Nacional de Cuba gracias a la renovación de su lenguaje artístico por parte de Alicia Alonso. Un ballet que todos disfrutan y más aun cuando intervienen en él bailarines de alto vuelo profesional y talento sin igual.

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