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A cien años de Bebo Valdés, un genio cubano

11 de octubre de 2018

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Artífice de una época, de un sonido, de una legión de músicos importantes de Cuba y defensor, sobre todas las cosas, de la más genuina cultura de esta Isla. Ninguna diferencia permitirá que se omita de la honrosa lista de músicos cubanos el nombre de Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro, para el mundo entero: Bebo Valdés.

Así lo cree la investigadora musical Rosa Marquetti Torres, quien en reiteradas ocasiones ha dedicado su tiempo a investigar sobre la vida y la obra de este genial pianista, padre del muy aplaudido Chucho Valdés.

Marquetti Torres tuvo la oportunidad de compartir con Bebo Valdés y producir, por la parte cubana, un concierto que se hizo en el Festival Son Latinos en Tenerife, Canarias, donde se reunió por primera vez las tres generaciones de los Valdés: Bebo, Chucho y Leyanis. Además, pudo conversar con el creador del ritmo Batanga, un hombre extraordinariamente dulce, afirma.

La creadora del blog Desmemoridados tuvo también la dicha de estar, junto con Ángel Alderete en la última filmación que se le hizo a Bebo Valdés en Benalmádena, para el documental Chucho Valdés: el niño que llevo dentro. En aquella oportunidad, recuerda Marquetti Torres, Bebo, a pesar de la edad y su enfermedad, cuando se le pidió que tocara algunas piezas que recordaba, lo primero que interpretó fue el Himno Nacional.

Bebo Valdés tiene su propio y destacado sitio entre los mejores directores de orquestas, compositores y pianistas de trascendencia, y milita entre los más creativos arreglistas en toda la historia de nuestra música.

 

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“Bebo es una figura seminal en la música cubana. No solo por ser el iniciador de una dinastía de músicos, de pianistas, sino por el aporte grande que hizo a la música como arreglista, como compositor, como director orquestal. Pero si eso no fuera suficiente, cuando decimos que Bebo estuvo inmerso en aquel grupo que crea el feeling, reconocido por sus fundadores como uno de los arreglistas que más les ayudó a lanzar sus temas, a conformar el estilo; si todo eso no fuera suficiente para hablar sobre el aporte de Bebo en el surgimiento y desarrollo del mambo, ahí está su pieza Rareza del siglo, cantada por Rita Montaner que es una prueba de cuán inmerso estuvo Bebo en los inicios de ese mambo que luego consolida, desarrolla, estructura y difunde comercialmente Dámaso Pérez Prado.

“Si todo eso no fuera suficiente habría que hablar de Bebo en la creación de un ritmo que estuvo llamado a ser una revolución en la música cubana en los años 50 y que por razones comerciales y por esas cosas que llamamos del ‘destino’ y de la suerte, fue algo frustrado: el ritmo Batanga, que constituyó una revolución en el formato de la big band con la incorporación, lo digo con toda propiedad, por primera vez, de los tambores batá en un formato de bing band a ese nivel.

“Creo que es más que suficiente todo esto que hemos dicho para que tengamos a Bebo entre los grandísimos de la música popular cubana. El hecho de que no sea conocido, de que su obra, por razones que ya hemos dicho en determinados puntos de vista, no haya sido difundida, que haya sido un gran ignorado y olvidado, esto no demerita su lugar, su rol y su importancia en la historia de la música cubana”.

 

 

Old man Bebo

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“El documental Old man Bebo, fue una idea de un cubano-norteamericano, residente en España, que se llama Carlos Carcas, mi gran amigo. Una amistad forjada a partir de mi participación en este material, porque yo simplemente conocí a Fernando Trueba por razones de mi trabajo en la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), y de mi interés en la música, me reconocía como una melómana, y me hablan para tratar de investigar el período cubano de Bebo Valdés, porque tenían todo a partir del redescubrimiento que hace Paquito de Rivera en su disco, cuando lo llama para grabar Bebo rides again, el cual es uno de los discos icónicos de la música cubana y del latin jazz.

“A partir de que Bebo resurge con este CD de Paquito, hay un interés en Fernando Trueba de empezar a seguir esa figura que estaba escondida e Estocolmo, tocando piano en un hotel. Sin contarle a nadie su historia pasada, sin que nadie supiera quién era ese hombre que vivía allí, que le era común a los suecos y que le veían tocar en aquel bar del hotel, sin saber esa historia enorme que había detrás de ese hombre.

“Yo nunca había hecho una investigación de esa naturaleza, pero me pareció que era un reto. A Trueba y a Old man Bebo agradezco profundamente haber entrado en el mundo de la investigación musical, porque me apasiona. Fue una experiencia extraordinaria, que me permitió aprender muchísimo no sólo de Bebo sino de la música cubana en los años 30, 40 y 50. Entrevisté a figuras que tuvieron que ver con Bebo como Omara Portuondo.

“Casi nadie sabe, o recuerda, que una de las primeras grabaciones que hace Omara fuera del cuarteto Las D Aida, es cantando La cadena santiaguera con la orquesta de Bebo Valdés. Omara hizo coro para otras grabaciones de Bebo. Entrevistar a Pío Leyva y saber el vínculo, no solo musical sino afectivo que le unió a Bebo, verlo lleno de emoción hablar de las características de Bebo, no solo como músico o director, sino como persona… todo ello fue para mí una experiencia extraordinaria”.

A cien años del nacimiento de Bebo Valdés, solo resta quitarse el sombrero y reconocer sus aportes a la música cubana, esa que ahora se pasea por todo el mundo y en donde estará para siempre su impronta. Bebo Valdés es y será un artista imprescindible, de quien hay que hablar e investigar una y otra vez. Vencer el silencio, admitir lo que es esencialmente legítimo y auténtico, es también otra forma de batallar por el arte.

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