México tiene su Casa en La Habana

3 de enero de 2019

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Casa de México, Centro HIstórico de La Habana, Cuba, Cultura, Patrimonio

Por: Darío André Extremera

 

 

Ya nadie desconoce el trabajo de la Casa de México ni dónde se encuentra. Ubicada en una de las esquinas de Mercaderes y Obrapía, la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez, que así es su nombre oficial, sigue siendo un referente fundamental de las relaciones entre Cuba y México, así como de la cultura e historia común treinta años después de su fundación.

La institución abrió sus puertas el primero de noviembre de 1988, en un acto donde estuvieron presentes el Comandante en Jefe Fidel Castro, Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana, y el presidente de México en aquel entonces, Miguel de la Madrid. Desde ese día hasta el presente, la casa se ha esforzado en difundir y rescatar la cultura mexicana y sus puntos de contacto con Cuba.

Miguel Hernández Montesino, director de la institución desde su fundación, afirmó: “Treinta años de hablar de esas relaciones y de decir también que México no es solo mariachi, no es solo ranchera, no es solo el México que vieron en las películas de la época de oro; es mucho más, es un arcoíris cultural que tiene todavía hoy más de cincuenta grupos indígenas que mantienen sus costumbres, tradiciones, su religión, su manera de ver y de enfrentar y reconocer el mundo. Toda esa historia común es la que se convierte en el basamento de un centro como este; una relación tan raigal y profunda como la que hay con México, no ha habido con otro país”.

 

 

La casa surgió con objetivos claros, definidos a partir del trabajo y la asesoría de Eusebio Leal y la directora de Patrimonio de la Oficina en ese entonces, Raida Mara Suárez. Su proyecto cultural y social se apoya fundamentalmente en promover y difundir la cultura mexicana con predominio de cuatro manifestaciones artísticas: la música, las artes plásticas, la literatura y el cine.

“La música ha sido la gran embajadora entre México y Cuba. Creamos un espacio que se llamó Tardes de la Música Mexicana, que aún existe y es de los primeros que se crearon en la Casa, donde invitábamos a los cultores de la música mexicana en Cuba, dígase mariachi, solistas, tríos, y agrupaciones musicales de México que estaban de visita en la ciudad, no solo de la música tradicional, sino de jazz, música alternativa y música regional”, explicó Hernández Montesino.

Dentro del panorama de las artes plásticas, el personal de la Casa se ha dedicado a promover lo más reciente de la creación mexicana, y a los artistas más jóvenes y contemporáneos.

 

 

El dos de noviembre pasado, con motivo del aniversario de la institución, se inauguró la exposición “Unánime presencia”, compuesta por 52 obras de 26 artistas cubanos que han tenido una estrecha relación con México. La muestra hace un recorrido amplio por la historia de las artes plásticas cubanas y su relación con la nación mexicana.

El director de la Casa de México lleva treinta y un años trabajando en la Oficina del Historiador. Luego de graduarse de Historia, en la especialidad América Latina, fue ubicado en el Centro Histórico junto a otros de sus compañeros: “Hicimos aquí de todo, trabajamos haciendo fichas bibliográficas de un fondo de libros que Leal tenía en un depósito, hasta limpiar ciertas obras que se iban a inaugurar y preparar las condiciones museológicas y museográficas; eso fue durante seis meses, más o menos”.

 

 

“Luego me ubicaron en la Dirección de Arquitectura Patrimonial que tenía la Oficina. Trabajé durante casi seis meses más haciendo expedientes de los diferentes inmuebles del Centro Histórico, en lo que Eusebio llama La Habana Vieja Profunda, que es toda la zona de la Terminal de Trenes, el barrio de San Isidro, Belén. Los expedientes eran una especie de tarjetas que rellenábamos con los datos más relevantes del inmueble, para que si la restauración no llegaba allá rápidamente y se perdían esos lugares o parte de esos lugares, tener una referencia de cómo eran esos sitios”.

“Un día me llamó a su oficina Raida Mara Suárez, y me dijo que se había reunido con el doctor Leal, y que yo asumiría la Casa de México, primero de octubre del 88, no se me olvida, un manojo de llaves en mis manos. ‘Ve que los constructores están cumpliendo la obra civil y hay que crear las condiciones porque dentro de un mes se inaugura’, me dijo, y así empecé”.

La Casa tiene una relación intensa de trabajo con la Universidad de La Habana, especialmente con el departamento de Historia, y con la Unión de Historiadores de Cuba (UNIC) y la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y Caribeños (ADHILAC); además, ha sido sede de las actividades más importantes que han organizado esas dos últimas sociedades.

A raíz de los eventos organizados con la ADHILAC, han visitado el lugar prestigiosos historiadores y estudiosos de las Ciencias Sociales y Humanísticas de América Latina, España y otras partes del mundo. Este 2019, en el marco del aniversario 500 de La Habana, la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y Caribeños realizará un evento dedicado a las ciudades latinoamericanas, a su historia y evolución en el tiempo.

Uno de los proyectos futuros de la Casa de México es la publicación de un boletín digital dedicado a su biblioteca, nombrada Alfonso Reyes en honor a uno de los escritores mexicanos más grandes de todos los tiempos, y al acervo bibliográfico que guarda.

 

 

Otra de las actividades de festejo por los 30 años de la Casa fue la exhibición de la ofrenda del Día de Muertos, una tradición ancestral, que se realiza desde hace más de 16 años en esta institución cultural y se dedica a una personalidad de la cultura de Cuba y de México, para recordar la valía de su obra. En el 2018, las figuras escogidas fueron Lola Beltrán, una de las intérpretes más importantes de la música tradicional mexicana, y Celina González, como parte de un homenaje al punto cubano y la tradición campesina.

La Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez también está vinculada al proyecto social que desde hace décadas lidera la Oficina del Historiador: se realizan eventos culturales para la tercera edad, y en la institución funciona un aula museo en la que se imparten talleres especializados en la historia y la cultura mexicanas, donde se les enseña a los niños, por ejemplo, técnicas artesanales, el trabajo con la hojalata, con la cerámica, para que, como afirmó Miguel Hernández Montesino, “ellos empiecen también a entender que México no es una unidad monolítica, sino una diversidad de pueblos y culturas, y que esa diversidad de pueblos y culturas tiene sus propias tradiciones, costumbres, y cosmogonía”.

El inmueble, que fue vivienda, depósito y lugar de venta de mercancías, ha recibido las visitas de ocho mandatarios mexicanos, seis en funciones y dos expresidentes; así como secretarios de relaciones exteriores y altas figuras de la cultura de México como Sergio Pitol, Premio Cervantes de Literatura, y la escritora, activista y periodista, Elena Poniatowska.

“Es un país tan rico, tan diverso, tan a veces avasallador por su herencia, que es difícil en 30 años, que parece mucho pero no es nada, haber logrado difundir todo eso que queremos difundir. En ese camino estamos, en ese camino seguimos”, dijo Miguel Hernández Montesino. “Creo que pasarán otras generaciones por la Casa de México en función de eso, porque no es lo que México tuvo, sino lo que sigue teniendo desde el punto de vista cultural, social, económico, y político, de impacto para América Latina, para el mundo, y para nosotros como país hermano”.