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170 años de José Martí: Martí en la cultura cubana. La cultura cubana en Martí

24 de octubre de 2023

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"Para un amigo", Ángel Mayet, 1998, Óleo sobre tela 70 x 50 cm

“Para un amigo”, Ángel Mayet, 1998, Óleo sobre tela
70 x 50 cm

 

Desde hace algunos años nuestro país celebra el Día de la Cultura Cubana cuando se conmemora un aniversario más de la primera vez que se escucharon en la liberada ciudad de Bayamo las notas de la composición patriótica compuesta por Pedro Figueredo. En 1892, en uno de los primeros números del periódico Patria, José Martí incluyó la partitura del himno, de modo que pudiera ser interpretado en los actos de las emigraciones cubanas.

Esta decisión, pues, se adelantó a su oficialización como nuestro Himno Nacional. A mi ver, ello demuestra la íntima relación que siempre el Maestro estableció entre cultura y nación, lo cual fue sustentado a lo largo de su vida y su obra. Para él, lo que hoy llamamos identidad nacional se forjó plenamente con la Guerra de los Diez Años, y su culminación sería con la guerra necesaria que él impulsaba, imprescindible para alcanzar una república distinta, “con todos y para el bien de todos” y que trabajaría por la acción unida de los pueblos de nuestra América. Por ello, los símbolos, los valores, las síntesis espirituales que aportan las artes y las letras fueron para él componentes esenciales de su propia personalidad, tanto en su condición de escritor e intelectual de hondo, abarcador y adelantado pensamiento, como durante el ejercicio de su liderazgo político al frente del Partido Revolucionario Cubano desde su cargo de Delegado.

Escritor de estilo absolutamente original, lo mismo en su poesía que en su periodismo, en su oratoria y hasta en sus numerosas cartas, sin olvidar sus piezas teatrales, sus traducciones y su brillante manejo de la lengua española a la que aportó numerosos y atrevidos neologismos, Martí fue un adelantado en su tiempo como persona proveída y aportadora de conciencia nacional, abrazada con su sentido latinoamericanista y hasta universal, a quien nada humano ni natural le fue ajeno, todo ello sostenido en una formidable ética de entrega a sus principios y de servicio humanista.

A mi ver, la fuerza de su acción y la permanencia de su influjo en la nación cubana, en constante aumento sistemático, han contribuido a materializar importantes rasgos de la espiritualidad y la conciencia cubanas. Y, particularmente en los ámbitos de la cultura artística y literaria goza de peso especial, tanto por su propia obra creadora como por su apropiación analítica de sus raíces como por su difusión para su pueblo y Latinoamérica. Tales rasgos, desde luego, lo han ido haciendo, cada vez más, un referente universal de nuestra cultura nacional y nuestra americana, necesario para los peligrosos y difíciles tiempos de nuestra contemporaneidad que amenazan la supervivencia humana y del planeta, es decir, de la propia cultura universal.

No por gusto escribió Martí: “Yo vengo de todas partes y hacia todas partes voy”. Ese abarcador sentido de su cultura es pilar de su influencia en su propio pueblo y en su creciente reconocimiento universal por las más diversas culturas.

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