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Aplausos con el cañonazo de las nueve

21 de abril de 2020

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El cañonazo de las nueve es tan habanero como El Morro, la Giraldilla y la Fuente de la India. Su origen se debe a los ataques de corsarios y piratas a La Habana cuyas primeras incursiones datan de 1537. Ello obligó a construir una enorme muralla que iría de litoral a litoral, originalmente con dos puertas que ascendieron hasta nueve

A las cuatro y media de la madrugada, un cañonazo disparado desde un buque y luego desde La Cabaña, anunciaba la apertura de las puertas. A las ocho de la noche, otra detonación avisaba el cierre. Con el transcurso del tiempo, el cañonazo comenzó a dispararse a las nueve.

El ocho de agosto de 1863 comenzaba el derrumbe de la gran muralla, pero continuaba la tradición del cañonazo. Entre 1942 y 1945, la detonación nocturna fue suspendida con motivo de la Segunda Guerra Mundial. Un hecho curioso, o más bien insólito, fue el ocurrido el 18 de septiembre de 1901, cuando el tradicional disparo ocurrió a las nueve y treinta de la noche. Nunca se dio explicaciones.

Hasta que se iniciara en el país la actual situación epidemiológica, el público tanto nacional como foráneo asistía a la tradicional detonación de una pieza artillera del siglo XVIII ejercida por cadetes vestidos a la usanza colonial. Aunque en la actualidad la costumbre continúa, esta se realiza de manera sobria, solo asisten los que realizan la acción.

No obstante, cada noche en la distancia, cuando suena el cañonazo de las nueve, todos los cubanos desde sus hogares damos un fuerte aplauso en homenaje a los hombres y mujeres del sector de la salud que en todos los continentes luchan contra la Covid 19.

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