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William Charles Redfield

12 de febrero de 2022

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Durante su juventud trabajó como mecánico, en tanto aprendía ciencias como autodidacto. De esa manera comenzó a reflexionar sobre el porqué de los cambios en el estado del tiempo.
Redfield intervino en una gran controversia sobre el origen de las tormentas, que tuvo escenario en los centros científicos de Estados Unidos y se extendió desde 1831 a 1841. El eje de la cuestión transversalizaba el entorno meteorológico y el filosófico, al discutir tres hipótesis que pretendían llegar a la causa primaria de las tormentas, a saber: la gravedad, el calórico (termogénesis), y la electricidad. En el centro de los debates estaban James Pollard Espy, Robert Hare, y el propio Redfield, aportando opiniones y defendiendo apasionadamente cada razón.

 

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Como resultado de sus investigaciones, Redfield comprobó que en cierto tipo de tormentas el viento giraba alrededor de un vórtice atmosférico, y que el giro se efectuaba de derecha a izquierda en el hemisferio norte de la tierra, y a la inversa en el hemisferio sur. Además, determinó que en el océano Atlántico estas tormentas “en torbellino” se movían primero hacia el oeste y cambiaban después su dirección al nordeste. Él definió esa regularidad como Ley de las Tormentas (Law of Storms), enunciada en el American Journal of Sciences, en 1838. Años después, en La Habana, Benito Viñes la tomó como base para formular sus propias leyes de la traslación y la circulación ciclónicas, con un concepto todavía empírico, pero más holístico, generalizador y preciso en cuanto a estos sistemas meteorológicos.

 

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Redfield fue miembro de la American Academy of Arts and Sciences, y se le reconoce como fundador y primer Presidente de la American Association for the Advancement of Science (AAAS), constituida entre 1847 y 1848. Su bibliografía activa la componen 62 títulos, de los cuales 40 corresponden a trabajos relacionados con la atmosfera.
William Charles Redfield falleció hace 165 años, en New York, el 12 de febrero de 1857, y desde entonces su nombre se inscribe por derecho propio entre los padres de la meteorología científica.

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