Sobre la tromba de Guanabo
10 de febrero de 2022
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En la mañana del miércoles 9 de febrero una tromba marina se formó frente a la zona límite entre las playas de Guanabo y Boca Ciega. Poco después el organismo llegó a tierra y causó daños materiales ligeros.
En primer lugar debemos aclarar que una tromba marina no es un tornado en sentido estricto. Como promedio, las trombas marinas son menores que los tornados, tanto en diámetro como en la velocidad de los vientos. Ello no implica que puedan causar destrozos e incluso poner en peligro la vida de las personas que son impactadas por algún objeto impulsado por el torbellino.
Los tornados y trombas nunca han tenido en Cuba una identidad singular, y solo se les recuerda por la fecha y la localidad donde causaron los mayores daños. Esta parece ser una de las razones por la que muchos eventos de ese tipo pasaron al olvido casi de inmediato, y hoy están ausentes de las cronologías.
Atendiendo a su origen, algunos autores de siglos pasados atribuyen la palabra “tornado” a los marinos portugueses, que calificaban con ese nombre a las tormentas que azotaban sus buques en el golfo de Guinea. Sin embargo, una segunda versión considera su raíz en el auténtico término español “tronada”. Otra cuestión es que la palabra tornado no comenzó a usarse en Cuba hasta mediados del siglo XX, pues de manera general se calificaba como tromba a todas las nubes de embudo, e incluso a las rachas de viento localmente fuertes. Con menos frecuencia se las definía según su escenario natural, como tromba marina o tromba terrestre.
Existe la posibilidad de que algunos huracanes no hayan dejado huella en la memoria histórica, al no haberse considerado en su momento sistemas ciclónicos, y quedaron excluidos de las cronologías más antiguas, elaboradas durante el período pre científico en la historia de la meteorología cubana. También pudo ocurrir, recíprocamente, que algunas tormentas de gran severidad, frentes fríos muy fuertes y tornados o trombas devastadoras hayan sido calificadas como huracanes.
Durante siglos en la descripción cotidiana de los estados del tiempo, se ha empleado indistintamente una decena de palabras para calificar a los fenómenos tornádicos. Algunas proceden del glosario de los marinos españoles, y otras surgieron de las variaciones en el español de Cuba, a saber: bomba, manguera o manga de viento; remolino, tornado, tromba, tromba marina o tromba terrestre; tolvanera, y el más conocido y popular rabo de nube. No obstante, es preciso aclarar que desde el punto de vista meteorológico, trombas marinas y tornados no son sistemas meteorológicos exactamente iguales, pues surgen en condiciones muy diferentes; las trombas marinas, incluso, pueden aparecer sobre el mar en condiciones de buen tiempo, y no asociadas a las tormentas. En la naturaleza, aun cuando muchos fenómenos nos parecen iguales, en realidad no lo son.
Las trombas marinas son relativamente frecuentes sobre el estrecho de la Florida, y no es extraño observarlas a lo largo de todo el litoral septentrional de la Isla, incluso desde la ciudad de La Habana.
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