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Juan Santos Fernández

6 de agosto de 2022

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Hace cien años, la comunidad científica cubana lamentaba la muerte de quien la historia de la medicina eleva al título de Padre de la oftalmología en el País.

Alumno del Real Colegio de Belén, hizo su carrera en la Universidad de La Habana, en la etapa de la secularización, cuando la actividad docente se hallaba deprimida. Sus estudios superiores los perfeccionó en el Colegio Nacional de Medicina y Cirugía de San Carlos, en Madrid, y después cumplió un período de entrenamiento en centros médicos de París.

Su reputación como cirujano de ojos era extensamente conocida, y entre sus pacientes más célebres se cita a Leonor Pérez Cabrera, madre de José Martí. El más breve repaso a sus contribuciones supera el espacio de esta publicación. Fundó la revista “Crónica Médico Quirúrgica de La Habana” (1875-1940); auspició la creación de la Sociedad Antropológica (1877); y fundo el Instituto Histobacteriológico y de Vacunación antirrábica de La Habana (1887), donde se obtuvo la vacuna cubana contra esa enfermedad de elevada mortalidad, y la vacuna cubana contra la difteria. El aporte de Juan Santos a la ciencia quedó recogido en más de 900 artículos.

Se consagró como Presidente de la Academia de Ciencias de la Habana entre 1897 y 1899, y después a partir de 1901, hasta la fecha de su muerte. En este perfil corresponde destacar que durante su mandato ingresaron en la Institución los meteorólogos Julio Jover Anido, (1901) y Mariano Gutiérrez-Lanza, S. J. (1915), él segundo como Académico de Mérito, a quien profesó especial afecto y admiración.

Miles de cubanos le debieron a Fernández el haber recuperado la visión, mientras el movimiento científico nacional lo enaltecerá siempre por su liderazgo ejemplar. Este hombre quiso irse tal y como llevaba adelante la actividad investigativa: en silencio. Meses antes le había pedido a su esposa que en el funeral no hubiese lujo alguno, ni flores ni obituarios…

Por respeto a esa decisión, omito los extensos elogios que merece.

Juan Santos Fernández Hernández, in memoriam.

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