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Ciento diez años de una hazaña

17 de mayo de 2023

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El 17 de mayo de 1913, se llevó a cabo el histórico vuelo Key West-La Habana que protagonizó el aviador (piloto) Domingo Rosillo, incentivado por ganar el premio de $ 10 000 si lograba alcanzar la meta. Más allá de la leyenda, el vuelo resultó un milagro, si tenemos en cuenta la rudimentaria aeronave y las escasas prestaciones del motor. Los instrumentos de vuelo eran solo cuatro: brújula, barómetro altimétrico, e indicadores de altura de combustible y lubricante.

Como se ha escrito bastante sobre este hecho, nos concentraremos en los aspectos meteorológicos del vuelo. Según el testimonio de Rosillo, el aparato casi se estrella al despegar, debido al “fuerte viento del este” que golpeaba al avión. Ahora sabemos que se trataba de una “cizalladura” o “viento cortante”, cambios repentinos en la fuerza y dirección del viento según la altura, fenómeno causante de decenas de accidentes, incluso a las modernas aeronaves atiborradas de sensores y sistemas computarizados.

 

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Para “asegurar” la misión se situaron en la ruta cinco buques, dos estadounidenses y tres cubanos, pero el avión de Rosillo no tenía flotadores ni equipo radiotelegráfico. Si hubiese caído al mar, las posibilidades de rescatarlo habrían sido escasas.

El viento siguió aumentando sobre el estrecho de la Florida, forzándolo a gastar más combustible del previsto para aumentar la potencia y corregir la deriva que lo apartaba del rumbo. Solo logró avistar a dos de los cinco barcos; y aunque el vuelo se realizó temprano en la mañana, nadie sabía si encontraría zonas de lluvia o tormentas sobre el mar.

 

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Muy pocos saben que antes de salir Rosillo recibió un informe del estado del tiempo existente en La Habana, dato que en última instancia decidía la misión. El aviso lo envió el padre Gutiérrez-Lanza, S. J., meteorólogo subdirector del Observatorio de Belén, que a las 5:30 a. m. transmitió por telégrafo submarino a la estación de Key West: “Tiempo hermoso. ¡Éxito!”.

A las dos horas y cuarenta y seis minutos de emprendido el vuelo, el aparato se quedó sin combustible. Pero ya no tenía importancia. Las ruedas tocaron tierra en el campamento militar de Columbia, en Marianao. Rosillo estaba en La Habana.

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