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“Grimorium”: Un estado de horror

11 de febrero de 2019

Por: Luisa Alejandra

 

GRIMORIUM ) Antonio López Sánchez

 

 

Una de las propuestas de la Editorial Oriente para la ya cercana XXVIII Feria Internacional del Libro es una novela titulada Grimorium, de Antonio López Sánchez. La novedad es que se trata de una historia de horror, un género sí tratado, pero poco usual en predios de las letras cubanas. Este autor comparte sus obras publicadas hasta ahora entre los trabajos ensayísticos y de entrevistas, en específico sobre la Nueva Trova, y la fantasía heroica.
A modo de resumen podemos agregar que López Sánchez es graduado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, en el año 2007. Entre sus libros sobre temas trovadorescos se cuentan La canción de la Nueva Trova (Atril Ediciones Musicales, 2001) y Trovadoras (Editorial Oriente, 2008). También ha publicado las novelas de fantasía heroica El otro lado del espejo (Editorial Gente Nueva, 2017); El Escudo de Valnúss (Editorial de la Mujer, 2015) y Las guerreras de la luz (Editorial de la Mujer, 2011). Ahora amplía sus incursiones hasta predios del miedo. Por eso, en un intercambio de correos que dura casi desde que naciera nuestra amistad en las aulas universitarias, fuimos en busca de algunas respuestas acerca de este nuevo libro.
Hablemos del origen del Grimorium. ¿Cómo es el salto de la épica fantástica al horror?
No es un salto muy grande, me parece. La idea de esta novela, desde el embrión hasta que la escribí, tiene un poco su pretexto en una de esas criaturas primigenias que inventó Howard Phillip Lovecraft. Como se sabe, dice Lovecraft que estos seres, anteriores a la humanidad misma, están todavía escondidos por ahí, esperando regresar. Pues, más que una entidad en carne y hueso (y apoyado un poco en esa fórmula teatral que es el si mágico), se me ocurrió el típico qué pasaría si una de esas criaturas muta su esencia hasta un libro y trata de usar a los humanos para recuperar su cuerpo y volver al mundo. De ese grano de arena salió todo.
El horror no es un género muy publicado en Cuba aunque sí consumido, aunque quizás más como audiovisual. Dame tu definición del horror en el Grimorium.
A riesgo de desilusionar a esos mismos consumidores debo explicar algo. Esta no es la típica historia de la casona misteriosa y un bicho malévolo que sale de la tumba y quiere matar a los protagonistas. Además, en la página impresa no hay música macabra, ni oscuridad entre renglones, ni puertas que rechinan. Es imposible editar un plano donde de pronto caen mil puñaladas sobre la inocente muchacha en la ducha, amenizado por unos violines escalofriantes y reiterativos y que en conjunto, y por sorpresa, te pueden matar de un infarto. El horror en la escritura, creo yo, hay que manejarlo de otro modo.
Un humorista argentino, Ernesto Archer, fundador de Les Luthiers, decía que en un espectáculo el humor debe ser un estado de gracia, en la acepción doble de divinidad y en la risible. Yo traduje un poco esa idea y trato de que mi horror sea un también un estado, una situación donde en algún momento lo extraordinario, lo fantástico irracional, se transforme en algo presente, y que a pesar de lo descabellado que puede ser, ocurre y te rodea. Aquí lo irracional es que ese libro maldito, sobre el que gira toda la novela, es capaz de desatar diferentes fuerzas y provocar toda una serie de eventos, racionalmente inexplicables y hasta imposibles, pero que suceden. Si lo leen de noche y con tormenta, a lo mejor alguien se asusta un poco, pero esa no es la pretensión. De todas formas, al final de la historia, sí hay un suceso que de alguna manera implica a cada persona que a través de la lectura llegue hasta ahí. Pero no garantizo el infarto.

 

Antonio López Sánchez

Antonio López Sánchez

 

Dos preguntas para terminar. Primero, cuéntame de qué va el libro.
Ya te conté que la novela es la leyenda del Grimorio, este libro malévolo donde habita la esencia de esta criatura. Se estructura en tres líneas que se entrelazan para ir contando la historia. Hay un joven noble que regresa de la Primera Cruzada, en Europa, en 1103 (d. C.) y se encuentra con un monje, miembro de una orden secreta que busca destruir el libro. Luego está el diario de un profesor universitario norteamericano, desaparecido en 1917 (los dos, el profesor y el texto), y que cuenta todos sus avatares con el Grimorio. Por último, la inteligencia norteamericana encuentra este diario y envía a un descreído pero curioso experto en mitología, con apoyo militar por supuesto, a buscar el libro. En medio de esas historias, aparecen también las percepciones sobre el mundo de la propia esencia de la criatura y las de sus servidores
En cada narración, además, hay un importante personaje femenino, con una sustancial participación y algo de romance implicado.
Una más, antes del final. Son usuales los homenajes y guiños en tu obra a otros escritores, además de usarlos a veces como motor de una idea para desarrollar tu obra. ¿Hay alguno aquí que quieras subrayar?
Sí, por supuesto a Lovecraft. Hasta aporté mi propia página del Necronomicón donde el árabe loco Abdul Alhazred, y según la traducción de Olaus Wormius, describe el Grimorio del que va la novela.
¿Habrá más libros de horror?
Creo que sí. El descubrimiento de ese mundo, ese aprendizaje imprescindible que hay detrás de escribir una historia, me puso a pensar y a la vez me genera nuevas ideas. Lo interesante del asunto es que no soy un gran consumidor del género, aunque no me disgusta y, más que audiovisuales, lo trato de leer. Soy un lector, y un televidente, muy desordenado en cuanto a gustos, que son muy amplios. Pero disfruté mucho escribir esta novela y sólo por eso vale el intento de garrapatear algo más en estos géneros. Si logro que haya quien lo disfrute igual desde la lectura, y sin infartos, me doy por satisfecho.

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