ribbon

Inundaciones costeras. Un riesgo permanente

20 de febrero de 2017

|

 

Inundaciones por el huracán de septiembre de 1919

Inundaciones por el huracán de septiembre de 1919

 

Hace unos días se nos preguntaba desde la redacción del periódico Granma, por las inundaciones costeras que periódicamente afectan a La Habana, y a partir de lo que entonces expresamos creímos oportuno compartir el tema. Como es ya conocido por todos, las inundaciones costeras en Cuba se deben a tres condiciones meteorológicas específicas, e incluso, a veces, a estos mismos estados del tiempo relacionados entre sí. Los fenómenos potencialmente causantes de inundaciones son: los huracanes, los frentes fríos, y los sures. En el caso de La Habana, solo importan los dos primeros.

Las inundaciones costeras resultan una expresión de la estrecha relación que existe entre la atmósfera y el mar, y La Habana, por ser una ciudad costera –y atlántica, con más precisión– está permanentemente expuesta a ellas. Durante los siglos 16 al 18, las Actas Capitulares, las crónicas de prensa y demás documentos de valor histórico, no contienen muchas referencias al fenómeno de la inundación costera en la capital, y ello se debe a que la urbe nació y creció protegida alrededor de su bahía. Solo los huracanes y las grandes tormentas podían afectar la infraestructura urbana, pero fundamentalmente por efecto del viento de gran velocidad y las lluvias intensas.

Sin embargo, tras el proceso de expansión de La Habana, extendida hacia el oeste, más allá del centro histórico y el recinto amurallado, la infraestructura urbana avanzó hacia una zona con litorales muy vulnerables. Lo que en el siglo 19 había sido la calle Ancha del Norte, devino Malecón; y en el tramo comprendido entre la caleta de San Lázaro y el antiguo monte Vedado, hasta la desembocadura del río Almendares, comenzaron a aparecer calles y zonas urbanizadas con grandes casas y edificios. Todo el tramo quedaba abierto al mar y a las frescas brisas; y también a las tormentas y las marejadas.

Entre las referencias a estos eventos en la zona que comprende desde La Punta al Almendares, pueden mencionarse en el siglo 19 las inundaciones costeras del22 de agosto de 1852, octubre 8 de 1870, y septiembre 4 al 5 de 1888, todas causadas por huracanes. Asimismo, hubo grandes inundaciones en el litoral habanero entre el 15 y el 17 de octubre de 1910, asociadas al llamado Ciclón de los Cinco Días, cuando el mar llegó por el paseo del Prado casi hasta la calle Virtudes. El 9 de septiembre de 1919, varios tramos del Malecón recién terminado fueron fracturados y arrojados hasta 50 metros de la costa por el célebre huracán que causó el naufragio del vapor español Valbanera. El hecho se repitió después de manera similar el 20 de octubre de 1926, y el 1 de septiembre de 1933, cuando el mar llegó hasta la calle línea en El Vedado. Aún recordamos las inundaciones debidas al huracán Kate, El19 de noviembre 19 de 1985, y en fecha más reciente las causadas por Wilma en 2005.

Los frentes fríos dejaron una huella similar en cuanto al alcance de las aguas del mar y sus efectos destructivos. De ellas escogeremos solo tres entre más de una veintena: primero la del 12 de enero de 1908;después otro “nortazo” ocurrido del 2 al 4 de febrero de 1917;y finalmente un evento similar acaecido hace ahora 65 años, el 27 de febrero de 1952; todos con impacto en la zona costera de Centro Habana y El Vedado, y con la clásica imagen del agua saltando sobre el Malecón y alcanzando a la calle Línea. Recordamos también los eventos del 13 de marzo de 1993, asociadas a la mal llamada en Cuba “Tormenta del Siglo”, y entre las más recientes la del 3 de marzo de 2010.

Las inundaciones costeras en La Habana son parte del precio que la ciudad ha tenido y tendrá que pagar como tributo al beneficio que supone su espléndida situación geográfica. Esas condiciones de vulnerabilidad se han acrecentado más en unos tramos que en otros, por la interacción entre las características físico-geográficas, los fenómenos meteorológicos y las transformaciones al medio derivadas de la urbanización.

Las inundaciones costeras, son un riesgo permanente para nuestra capital, y a ellas habrá que continuar adaptándose.

Galería de Imágenes

Comentarios