Música
Nace el compositor y clavecinista español, Antonio Soler
03 de diciembre de 1729
El padre Antonio Soler es una de esas figuras cuya fama y prestigio se vio eclipsado durante todo un siglo de afirmación de nuevos estilos y del predominio romántico en la historia de la música. Sólo quienes se interesaban por la historia y el desarrollo de la música española conocían la importancia singular de ese inspirado fraile jerónimo que residió en el monasterio de El Escorial durante más de treinta años.
La entrada de Antonio Soler en la preferencia del gran público de conciertos, estuvo determinada por la exquisita edición crítica que realizara Joaquín Nin, en 1925, de algunas de sus sonatas para clave. Esa edición, publicada en París, tuvo la virtud de divulgar esa obras y, desde entonces, las creaciones de Antonio Soler figuran frecuentemente en los programas de recitales y en los catálogos de grabaciones, a cargo de notables intérpretes.
Durante su larga estancia en El Escorial, Soler recibió las enseñanzas y la influencia del compositor italiano Doménico Scarlatti, quien trabajó durante varios años en ese monasterio y formó toda una generación de clavecinistas españoles.
Y aunque muchas obras del padre Soler muestran la huella del estilo de Scarlatti, el carácter eminentemente español que le imprimió a sus Sonatas y otras obras para clave y órgano, convierten a este compositor en un ejemplo vivo del carácter nacionalista del clavecinismo español del siglo XVIII.
Antonio Soler murió en El Escorial, en 1783, a los 54 años de una vida que se había iniciado en Olot, catalana provincia de Girona, hace 178 años, UN DIA COMO HOY.
Premier mundial del Concierto en FA, para piano y orquesta, de George Gershwin
03 de diciembre de 1925
El 3 de diciembre, el de 1925, se estrenaba en Nueva York el Concierto en Fa, para piano y orquesta, de George Gershwin.
Después de lograr su primer gran éxito en el terreno sinfónico con la Rhapsody in blue, el compositor norteamericano George Gershwin se propuso la creación de una obra grande en la forma del concierto para piano.
Ya en la Rapsodia, Gershwin aplica la fórmula del llamado “nacionalismo” y es él quien, después de insípidos tanteos por parte de otros compositores, encuentra las primeras soluciones felices, concretas y eficaces a la aplicación de esa fórmula en los Estados Unidos.
Ese es el caso del Concierto en Fa, reconocido como una de las obras más importantes del compositor y pianista norteamericano. En esta obra, como en la Rapsodia, los materiales nacionales son las diferentes modalidades del jazz y el folclore negro del Sur, especialmente el “spiritual”. El resultado, como se sabe, es una música de gran vitalidad rítmica, evocadora de la especial idiosincrasia sonora y expresiva norteamericana, unido a una temática fácil y sentimental.
El Concierto fue escrito a pedidos de Walter Damrosh, quien era director de la Sociedad Filarmónica de Nueva York, y consta de tres movimientos: Allegro.
Andante con moto y Allegro agitato.
Y aunque resulta indudable que el pianismo de este Concierto paga un alto tributo a los románticos, en muchos momentos deriva de un tratamiento jazzístico de dicho instrumento. La orquestación, por su parte, se mueve en una atmósfera híbrida entre el impresionismo y la brillante sonoridad del jazz band
El Concierto en Fa, para piano y orquesta, de George Gershwin se estrenó en el Carnegie Hall de Nueva York, con el propio compositor como solista y la dirección orquestal de Walter Damrosh. Eso ocurrió en 1925, UN DIA COMO HOY.





