ribbon

Vindicación de Cuba

25 de marzo de 2017

|

Una respuesta contundente de José Martí a las ofensas de diarios norteamericanos contra el pueblo cubano

 

marti

 

Tanto en discursos, como en cartas y trabajos periodísticos José Martí hizo evidente el gran amor que sintió por Cuba y el orgullo que experimentaba por ser hijo del pueblo cubano.

Martí no sólo luchó por lograr que en Cuba se reanudase la lucha por la independencia sino que desde antes de hacerse realidad ese gran sueño, supo combatir con la fuerza de la palabra y denunciar a los que intentaban desvirtuar las características y grandeza de los cubanos.

En tal sentido un ejemplo elocuente es la carta que le enviara al director del periódico norteamericano The Evening Post que salió publicado el 25 de marzo de 1889 en la que dio respuesta cabal a las ofensas que contra el pueblo cubano se habían hecho públicas tanto en dicho periódico como en un trabajo anterior reflejado en el diario The Manufacturer, de Filadelfia.

Precisamente en esta publicación había salido un trabajo con el título “¿Queremos a Cuba?” en el que con motivo del debate acerca de la posible adquisición del territorio cubano por los Estados Unidos se habían reflejado opiniones indignas en relación con los cubanos.

Varios días después, exactamente el 21 de marzo del año citado el diario The Evening Post, de Nueva York, también se hacia eco de esas consideraciones al comentar favorablemente el artículo del rotativo de Filadelfia.

Martí expuso que hay cubanos que por móviles respetables, por una admiración ardiente al progreso y la libertad, por el presentimiento de sus propias fuerzas en mejores condiciones políticas, por el desdichado desconocimiento de la historia y tendencias de la anexión, desearían ver ligada a los Estados Unidos.

De inmediato afirmó: “Pero los que han peleado en la guerra y han aprendido en los destierros; los que han levantado, con el trabajo de las manos y la mente, un hogar virtuoso en el corazón de un pueblo hostil; los que por su mérito reconocido como científicos y comerciantes, como empresarios e ingenieros, como maestros, abogados, artistas, periodistas, oradores y poetas, como hombres de inteligencia viva y actividad poco común, se ven honrados dondequiera que ha habido ocasión para desplegar sus cualidades, y justicia para entenderlos; los que, con sus elementos menos preparados, fundaron una ciudad de trabajadores donde los Estados Unidos no tenían antes más que unas cuantas casuchas en un islote desierto; ésos, más numerosos que los otros, no desean la anexión de Cuba a los Estados Unidos. No la necesitan.”

Martí seguidamente señaló que admiran a esa nación, la más grande de cuantas erigió jamás la libertad; “pero desconfían de los elementos funestos, que como gusanos en la sangre, han comenzado en esta República portentosa su obra de destrucción.”

Más adelante patentizó: “Amamos a la patria de Lincoln, tanto como tememos a la patria de Cutting.”

Seguidamente se refirió a las características del pueblo y aseguró: “No somos los cubanos ese pueblo de vagabundos míseros o pigmeos inmorales que a The Manufacturer le place describir; ni el país de inútiles verbosos, incapaces de acción, enemigos del trabajo recio que, junto con los demás pueblos de la América española, suelen pintar viajeros soberbios y escritores. Hemos sufrido impacientes bajo la tiranía; hemos peleado como hombres, y algunas veces como gigantes, para ser libres; estamos atravesando aquel período de reposo turbulento, lleno de gérmenes de revuelta, que sigue naturalmente a un período de acción excesiva y desgraciada; tenemos que batallar como vencidos contra un opresor que nos priva de medios de vivir, y favorece, en la capital hermosa que visita el extranjero, en el interior del país, donde la presa se escapa de su garra, el imperio de una corrupción tal que llegue a envenenarnos en la sangre ls fuerzas necesarias para conquistar la libertad.”

En su carta Martí fue estableciendo consideraciones sobre cada uno de los aspectos planteados por el articulista del The Manufacturer quien incluso había expuesto que la falta de fuerza viril y de respeto de los cubanos estaba demostrada por la apatía con que se habían sometido durante tanto tiempo a la opresión española.

Y en relación con ello Martí recordó no solo como los cubanos habían combatido en aras de la independencia de su tierra natal, sino incluso también destacó que más de un americano había derramado su sangre en defensa de la causa independentista de los cubanos.

En la parte final de su misiva Martí igualmente llegó enfatizar: “La lucha no ha cesado. Los desterrados no quieren volver. La nueva generación es digna de sus padres. Centenares de hombres han muerto después de la guerra en el misterio de las prisiones. Solo con la vida cesará entre nosotros la batalla por la libertad. Y es la verdad triste que nuestros esfuerzos se habrían, en toda probabilidad, renovado con éxito, a no haber sido, en algunos de nosotros, por la esperanza poco viril de los anexionistas, de obtener libertad sin pagarla a su precio, y por el temor justo de otros, de que nuestros muertos, nuestras memorias sagradas, nuestras ruinas empapadas en sangre, no vinieran a ser más que el abono del suelo para el crecimiento de una planta extranjera; o la ocasión de una burla para The Manufacturer de Filadelfia.”

En relación con lo expuesto por José Martí en esta carta, que resultó publicada el 25 de marzo de 1889 con el título “Vindicación de Cuba” en The Evening Post, de Nueva York, y en la que refutó el vejaminoso artículo contra el pueblo cubano publicado por The Manufacturer de Filadelfia y comentado en lapropia publicación anteriormente citada, el doctor Cintio Vitier señaló en su libro Temas Martianos, tomo1, elaborado por la editorial Letras Cubanas en el 2004: ”Pocas lecturas pueden ser más penosas e indignantes para un cubano que las de ese cínico artículo y su repulsivo comentario, reproducidos por Martí en su folleto Cuba y los Estados Unidos. Lo notable, sin embargo, es la mesura y amplitud de la respuesta. La ocasión se prestaba para devolver injuria por injuria, y sobre todo para escarnecer a los anexionistas sin distinción de casos. Pero Martí, aún en medio de la pasión, distingue siempre, matiza sus juicios, da a cada uno lo que en justicia le corresponde. Y en esta coyuntura más, pues no se trata sólo de defender a los separatistas, sino de defender a los cubanos como pueblo y como tipo humano, de las infamantes opiniones vertidas en los artículos citados. Por eso incluso disculpa a los anexionistas de buena fe, a los que actúan “por móviles respetables, por una admiración ardiente al progreso y la libertad, por el presentimiento de sus propias fuerzas en mejores condiciones políticas, por el desdichado desconocimiento de la historia y tendencias de la anexión.”

Acerca de Cuba y de su pueblo en general Martí llegó a detallar otros conceptos de gran relevancia que siguen teniendo una extraordinaria significación y vigencia.

Por ejemplo en un trabajo publicado en el periódico Patria en la edición correspondiente al siete de mayo de 1892 destacó: “El cubano ama la gloria porque es capaz de ella: ama a los que pasean por el mundo la gloria de su patria.”

Galería de Imágenes

Comentarios