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VIH en la tercera edad

2 de julio de 2019

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Aging-and-HIV (Medium)

 

Hay un viejo refrán que dice: “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”, pero al parecer los adultos mayores no son tan sabios cuando de VIH se trata. Los mayores de 50 años en la actualidad viven vidas más productivas socialmente pero también pueden verse afectados por el virus.

Hace poco leí un artículo en una revista española cuyo titular era: “La edad, un nuevo reto en el manejo clínico de los pacientes con el VIH en España” y ciertamente la creciente infección de VIH en personas de más de 50 años es un reto en el mundo entero. Entonces la pregunta es: ¿Por qué va en aumento la infección en estas edades?

En primer lugar, porque los pacientes infectados a edades tempranas sobreviven más gracias a los tratamientos antiretrovirales (TAR) de alta eficacia, al principio de la epidemia no existían tratamientos por lo que las personas morían sin que se pudiera hacer nada para evitarlo. Desde hace años existen buenos tratamientos antiretrovirales que evitan la replicación del virus en los pacientes, lo que conlleva a que las personas que viven con VIH/sida prolonguen su vida con buena calidad, por lo que no es difícil ver a un adulto mayor seropositivo o con Sida.

En segundo lugar porque el envejecimiento poblacional aumenta de manera notable y las personas pueden tener cambios de conducta sexual en estas edades –practican sexo hasta edades más avanzadas–.

Y en tercer lugar porque los médicos –en la mayoría de los casos– no piensan en VIH cuando están en presencia de un adulto mayor, la comunicación fluye poco en temas de sexualidad y los pacientes se inhiben de hablar de estos temas, por pena en la mayoría de los casos, por lo que son diagnosticados tardíamente en la mayoría de los casos.

Culturalmente pensamos que una persona de la tercera edad ya no tiene apetito sexual y no practica el sexo, nadie supone que sus padres o abuelos tengan vida sexual activa, ese es el primer error. Estas personas se sienten limitadas de hablar con un familiar o alguien de su entorno, sin embargo y afortunadamente llaman a las consejerías anónimas, pero en la mayoría de los casos diciendo que la duda es de un hijo o nieto.

Erróneamente ignoramos la educación sexual para los adultos mayores. Por otra parte, hasta hace muy poco no existía el trabajo de prevención e información con esta población, lo cual hace que no se sientan identificados con los mensajes educativos que se transmiten para otras edades. Hay que sumar también el hecho de que se ha incrementado el uso de medicamentos para la disfunción eréctil en los hombres y aunque no lo pensemos los adultos mayores de 50 años de edad tienen vidas sexuales plenas y placenteras.

Sin duda alguna, nuestros padres y sus padres, si aún viven, probablemente estén teniendo sexo sin tener suficiente información sobre los riesgos de transmisión del VIH. Una cosa es segura: Cuando eran jóvenes –si hablamos de los mayores de 50 años–, sus 20 y los 30 años, los vivieron en los años 70 u 80 y los de mayor edad vivieron sus 20 y 30 en la década de los 50 y 60, en esa época el uso del condón era prácticamente nulo ya que estaba asociado a prostitución o infidelidades y solo era usado en algunos casos para evitar los embarazos, además la educación sexual en aquellos años prácticamente no existía, era tema tabú.

Pero mucho ha cambiado la información desde entonces y el VIH ha contribuido de manera considerable a ello. Las personas de la tercera edad hoy pueden hacer cosas que tiempos atrás no pudieron a causa del estigma y la discriminación.

Hay que añadir que en estas edades las mujeres ya no son fértiles y dejan de protegerse con el uso del condón –en el caso de que antes lo hubieran usado–.

En la próxima edición estaremos hablando sobre los estigmas que afectan a estas edades ante una infección por VIH.

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