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Versos para la victoria

19 de abril de 2013

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Resulta una verdad incontrovertible que la victoria del pueblo cubano, en abril de 1961, en Playa Girón, significó un cambio en el rumbo de la historia del mundo de la segunda mitad del siglo XX.

Al derrocar, en apenas setenta y dos horas, a los mercenarios llegados del norte, se demostraba que era posible vencer al arrogante, poderoso y prepotente imperialismo yanqui.

Otra de las principales lección de Playa Girón fue evidenciar que los cubanos estaban decididos a no dejarse arrebatar la libertad por entonces recién conquistada.

Las aguerridas acciones de los hombres y mujeres que, hace ahora cincuenta y dos años, se enfrentaron y vencieron al enemigo, han quedado en la memoria de varias generaciones.

Los poetas también han querido, a través de sus versos, testimoniar los días de Playa Girón, esos que, en certero juicio del Comandante en Jefe Fidel Castro, hicieron que los pueblos de América fueran un poco más libres.

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Epitafio en Girón

Abandonando el sembradío o el beso
0 el monte del oscuro carbón,
Avanzamos sobre los invasores que armara el extranjero.
Defendimos con nuestros pechos trabajadores
No solo este territorio mitad tierra mitad agua,
Sino la Isla toda, y más allá de sus costas
El inmenso mundo que confiaba en nosotros
–Hasta caer, agujereadas las camisas azules y verdes.

Viajero: ve a decir a nuestros hermanos vivos
Que aquí sigue flameando la bandera de Cuba     
Y da sombra a la fértil cosecha de nuestros huesos.

Roberto Fernández Retamar

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Elegía de los zapaticos blancos

Vengo de allá, de la Ciénaga,
de redimido pantano.
Traigo un manojo de anécdotas
profundas, que se me entraron
por el tronco de la sangre
hasta la raíz del llanto.

Oídme la historia triste
de unos zapaticos blancos…

Nemesia —flor carbonera—
creció con los pies descalzos.
iHasta las piedras rompía
con la piedra de sus callos!
Pero siempre tuvo el sueño
de unos zapaticos blancos.

Ya los creía imposibles,
los veía tan lejanos
como aquel lucero azul
que en el crepúsculo vago
abría su flor celeste
sobre el dolor del pantano.

Un día llegó a la Ciénaga
algo nuevo, inesperado:
algo que llevó la luz
a los viejos bosques náufragos.
Era la Revolución,
era el sol de Fidel Castro.

Era el camino triunfante
sobre un infierno de fango.
Eran las cooperativas
del carbón y del pesado .
Un asombro de monedas
en las carboneras manos,
en las manos pescadoras,
en todas, todas las manos.
Alba de letras y números
sobre el carbón despuntando.

Una mañana… iqué gloria!
Nemesia salió cantando.
Llevaba en sus pies el triunfo
de sus zapaticos blancos.
Era la blanca derrota
de un pretérito descalzo.
¡Qué linda estaba el domingo
Nemesia con sus zapatos!

Pero el lunes despertó
bajo cien truenos de espanto.
Sobre su casa guajira
volaban furiosos pájaros.
Eran los aviones yanquis,
eran buitres mercenarios.
Nemesia vio caer muerta
a su madre; vio sangrando
a sus hermanitos; vio
un huracán de disparos
agujereando los lirios
de sus zapaticos blancos.
Gritaba trágicamente:
¡Malditos los mercenarios!
¡Ay, mis hermanos! ¡Ay, madre!
iAy, mis zapaticos blancos!

Acaso el monstruo se dijo:
si las madres están dando
hijos libres y valientes,
¡que mueran bajo el espanto
de mis bombas! ¡Quién ha visto
carboneros con zapatos!

Pero Nemesia no llora:
sabe que los milicianos
rompieron a los traidores
que a su madre asesinaron.
Sabe que nada en el mundo
—ni yanqui, ni mercenarios—
apagará en nuestra Patria
este sol que está brillando,
para que todas las niñas
¡tengan zapaticos blancos!

Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí)

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Playa Girón

En un caracol rosado
de la playa de Girón
sobre el nácar hay grabado:
“!Cada cubano un soldado;
cada soldado un león!”

Dora Alonso

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El pueblo anuncia

Donde cayó mi hermano se levanta la patria
Donde cayó mi hermano se levanta el futuro.

Del puño de mi hermano saldrá un árbol
y en ese árbol cantarán los días
y junto a su tronco crecerán los niños,
los invencibles héroes del futuro.

Del pecho de mi hermano saldrá un río
y en su humedad florecerá la tierra
y en su espejo los pájaros y el cielo
se fundirán en un chorro de luz.

Donde cayó mi hermano se levanta la patria.
Donde cayó mi hermano se levanta el futuro.

De la frente de mi hermano surgirá la aurora
serena, fuerte, roja,
cón rumor de mandarria que golpea
y de libro que se abre.
De los ojos de mi hermano brotará la llama
inextinguible de esta vida nueva
que nos arrastra en su carroza ardiente
mientras nos canta su himno inmortal la primavera.

Fayad Jamís

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Playa Girón

Playa Girón —no te asombre—
no es una playa
ni un nombre.

Es decisión de batalla,
es el lugar sin regreso
del odio y de la traición.

Fue allí donde, en carne y hueso,
un pueblo que es todo un hombre,
salvó a la Revolución.

Y Playa Girón es eso:
es eso, Playa Girón.

Mirta Aguirre

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La sangre numerosa

A Eduardo Garda, miliciano
que escribió con su sangre
al morir ametrallado por la
aviación yanqui, en abril de
1961, el nombre de Fidel

Cuando con sangre escribe
FIDEL este soldado que por la Patria muere,
no digáis miserere:
esa sangre es el símbolo de la Patria que vive.

Cuando su voz en pena
lengua para expresarse parece que no halla,
 no digáis que se calla,
pues en la pura lengua de la Patria resuena.

Cuando su cuerpo baja
exánime a la tierra que lo cubre ambiciosa,
no digáis que reposa,
pues por la Patria en pie resplandece y trabaja.

Ya nadie habrá que pueda
parar su corazón unido y repartido.
No digáis que se ha ido:
su sangre numerosa junto a la Patria queda.

Nicolás Guillén

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