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Vasili Vereschagin

20 de enero de 2017

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El pintor ruso Vasili Vereschagin resulta cercano a los cubanos por más de una razón. El artista llamó la atención de José Martí, quien desde Nueva York escribió en 1889:

“Vereschagin, como toda mente de verdadero poder, tiende ya en la madurez a lo vasto y lo simbólico. Le riza, le para, le desata la sangre en las venas una ejecución; y pintará, como los ve o como serían si los hubiese visto, los varios modos de matar, la crucifixión romana, el cañoneo del Indostaní, la horca de Rusia…”

Sin embargo, fue otro cubano, el periodista y crítico de arte del semanario El Fígaro Ezequiel García Enseñat, quien durante una exposición del pintor en París lo conoció personalmente y le facilitó las condiciones cuando aquel decidió visitar la Isla.

Vereschagin, uno de los artistas que mejor trató los asuntos de la historia de Rusia, llegó en 1900. Le interesaba llevar al lienzo los episodios de la ya para entonces concluida Guerra Hispano-Cubano-Americana. Lo primero que hizo el artista fue visitar la bahía de La Habana, donde se produjo la explosión del acorazado Maine, acerca de lo cual tomó notas y realizó un boceto. Hizo después un rápido recorrido por la Isla y se detuvo en Santiago, donde estudió los escenarios de las batallas, revisó las armas empleadas en los combates, los uniformes y cuantas particularidades atrajeron su mirada de pintor y observador.

Después se dispuso a preparar los bocetos de una trilogía que tituló La toma de las alturas de San Juan. Su pintura, vívida y realista, incorpora a los mambises, a los españoles y a los soldados norteamericanos. El pintor también viajó hasta Filipinas, donde igualmente acopió información para llevar a sus cuadros.

Ya en Cuba de regreso, sumó nuevos temas a su quehacer, esta vez sobre el paisaje cubano y la arquitectura colonial. De su producción, uno de los cuadros más conocidos es el Morro de Santiago de Cuba, aunque también quedan El bohío, El árbol del banano y La palma real, algo revelador de su profunda admiración por la naturaleza cubana.

En total, Vereschagin se detuvo en tres ocasiones en Cuba, tierra que dejó una impronta muy significativa en su obra. Sus cuadros hoy día pueden ser vistos en el Museo Vasili V. Vereschagin, de Rusia, aunque también en museos de Estados Unidos y otros países.

Pintor y viajero, su fortuna le permitió andar mucho. Murió en 1904, a bordo del acorazado Petropavlosk.

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