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Valoraciones de José Martí sobre el patriota cubano Pedro Gómez García

26 de agosto de 2022

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"José Martí", 1951, Esteban Valderrama

“José Martí”, 1951, Esteban Valderrama

 

 

José Martí mantuvo con firmeza la idea de luchar por la independencia de Cuba. Rechazó los criterios de algunos cubanos que veían la posibilidad de resolver los problemas que padecía su tierra natal bajo la dominación colonial española con la anexión a los Estados Unidos de América.

Martí combatió esa corriente política con argumentos muy sólidos.

De modo específico se refirió a ello en el periódico “Patria” en la edición del 27 de agosto de 1892 al destacar la entereza y el ejemplo del cubano Pedro Gómez García que vivía en la zona de Tampa.

Acerca de este patriota señaló en la parte inicial del citado trabajo que él es el firme anciano que, ya en canas, torció el camino del caballo, y lo metió en el monte libre y que él es el que, como premio o remordimiento o como retaguardia fraternal, está junto a los que le visitan en Tampa con recados de su patria.

También Martí detalló sobre Gómez García: “…él fue quién echó al cielo primero, en el pino más alto que halló, su bandera cubana: él escribe con el abandono y la fuerza de los apóstoles.”

Señaló que dicho anciano quería decir en “Patria”, que no tiene por digna la anexión de Cuba a los Estados Unidos, venga de donde viniere, ni después de la independencia, ni antes de ella.

Recordó que Pedro Gómez García había asegurado que y si tal fatalidad pudiera ser, aunque después que él dejara de existir, le pediría al Todopoderoso que se levante un torbellino que consuma la mar y la tierra. De inmediato Martí planteó la siguiente interrogante: “¿Y a de dejarse en pena a aquel anciano?”. Y a modo de respuesta a la pregunta citada afirmó en forma resuelta: “No verá él en “Patria” jamás, ni el consejo de ligar a Cuba, peculiar y débil, con pueblo diverso, formidable y agresivo que no nos tiene por igual suyo, y nos niega las condiciones de igualdad,- ni el enojo innecesario contra los cubanos y españoles que, por credibilidad supina, o fantasmagoría de progreso o deslumbramiento de la mera apariencia, o poco lastre de ciencia política, opinaran en su libre buena fe, que un pueblo desdeñado de composición enojosa para el país con que se habría de unir, vivirá más seguro en la dependencia de un pueblo que se tiene por superior, y lo que quiere para fuente de azúcares y pontón estratégico, que en el orden posible de sus elementos productores propios, garantizados por su propio buen uso, que pondría de valla el respeto universal a la codicia de los vecinos.”

José Martí también expresó en este material en el que hizo referencia a la digna postura del anciano cubano Pedro Gómez García y a lo que había planteado acerca de su rechazo a una posible anexión de Cuba a los Estados Unidos de América: “A las estatuas de polvo, Pedro Gómez, no hay que ponerles el dedo, sino dejarlas caer. Ni hay que empeñarse en demostrar que a un pueblo de problemas menores y cuya solución es de facilidad relativa, no le conviene, a la hora en que mudan de teatro las cóleras del mundo, y se vienen al teatro más libre de América entrar en liga con un pueblo de problemas mayores, cuyo seno empiezan ya a desgarrar, por culpa de su arrogancia e imprevisión, las iras todas acumuladas por los siglos en las naciones europeas.”

Martí plantea otra interrogante en este trabajo al señalar: “¿Quién, por huir de un espantapájaros, se echará en un horno encendido?”

Y también aseguró: “Pero en Patria, y en buena república, es justo acatar sinceramente el derecho de los hombres a expresar y mantener su opinión y amar como a padres, a los ancianos que tiemblan de pensar que pueda caer la tierra porque sangraron en manos burdas, y desdeñosas, que hagan bolones con los huesos de nuestros muertos.”

Martí rechazó la corriente política que propugnaba la posible anexión de Cuba a los Estados Unidos de América. Él incluso patentizó en otros de los trabajos que elaboró que cuando pueblo cercano a otro puede verse en ocasión, por el extremo de su angustia política o por fatalidad económica, de desear unir su suerte a la nación vecina, debe saber lo que la nación piensa de él, debe preguntarse si es respetado o despreciado por aquellos a quienes pudiera pensar en unirse, debe meditar si le conviene favorecer la idea de la unión, caso de que resulte que su vecino lo desprecia.

Igualmente el 30 de julio de 1892 en un trabajo titulado “Carácter”, reflejado en el periódico Patria, José Martí también analizó y fustigó la corriente política que propugnaba la posible anexión de Cuba a los Estados Unidos.

Y en correspondencia con sus principios Martí continuó esforzándose en grado supremo a reorganizar la guerra por de la independencia de Cuba, que no sólo tenía como objetivo lograr la liberación de su tierra natal del dominio colonial español, sino además tratar de impedir que los Estados Unidos cayesen y se extendiesen con esa fuerza más sobre nuestro pueblos de América.

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