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Valoraciones de José Martí con respecto a Rafael Serra

25 de marzo de 2022

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Rafael-Serra

 

José Martí calificó al cubano Rafael Serra como un hombre veraz y cordial maestro, amigo y patriota sano y real. Resaltó que él escribe en la lengua nueva que junta la claridad de la idea a la vehemencia de la virtud y dijo que es persona que tiene el don de hacer hablar a su agradecido.

De Serra igualmente Martí afirmó que es de los que honran a su patria, por su leal consagración a sus asuntos y desdichas.

Rafael Serra nació el 24 de marzo de 1858 en La Habana. Fue tabaquero, periodista y maestro. Emigró hacia los Estados Unidos de América en los años de la década del sesenta donde fundó varios periódicos para apoyar la causa independentista cubana.  Se establece inicialmente  en Cayo Hueso, Florida. Allí laboró como tabaquero en manufacturas de la región enclavada en una pequeña comunidad de cubanos donde se respiraba un ambiente independentista. En esa ciudad estadounidense encontró a quienes aspiraban a lograr una Cuba libre y se congregó con ellos en el Club “San Carlos”.

En 1884 formó parte del plan concebido por Máximo Gómez y Antonio Gómez para reanudar la guerra por la independencia de Cuba, cuestión que no llegó a materializarse. Con posterioridad, en 1888, fija su domicilio en Nueva York. En esta ciudad funda la “La Liga”, una sociedad de instrucción con fines patrióticos.

Esta tarea de educar a los sectores más desprotegidos de la urbe neoyorquina le lleva a conocer a José Martí, quien se convierte en un entusiasta colaborador de su proyecto.

A partir de ese instante surge una amistad basada en la solidaridad y el respeto mutuo. En 1892 Rafael Serra integra las filas del  Partido Revolucionario Cubano y en los años posteriores se mantiene dando su contribución a la reorganización y posterior desarrollo  de la guerra por la independencia de Cuba que se lleva a cabo  entre 1895 y 1898.

Acerca de las cualidades  humanas y patrióticas de Rafael Serra, Martí trató en varias oportunidades, incluso en una de las cartas que le escribió le  detalló que era de muchos quilates su corazón.

Igualmente en otra de sus misivas a este patriota  Martí le llegó a manifestar que por dondequiera que andaba hablaba de él y lo instó a que “no se cansara de defender y amar.”

Además en una carta, en este caso la fechada el 22 de septiembre de 1888 en Nueva York, Martí le detalló a Serra: “Usted es delos que honran a su patria por su leal consagración a sus asuntos y desdichas.”

Más allá de las cartas citadas también en un trabajo publicado en el periódico “Patria” el 26 de marzo de 1892 Martí hizo alusión a Rafael Serra.

En dicho trabajo  señaló: “De luz se han de hacer los hombres, y deben dar luz. De la naturaleza se tiene el talento, vil o glorioso, según se le use en el servicio frenético de sí, o para el bien humano; y de sí elabora el hombre, aquilatándose y reduciéndose, el mérito supremo de carácter.”

Y añadió: “Corre las calles, revuelta con el fango la elocuencia; el letrado menesteroso se acurruca de escabel, o como víbora enroscada, a los pies del magnate que aborrece; duerme el genio alquilado cerca de la bota del déspota inculto. No es de ésos Rafael Serra; sino  de los que con su indignación, acrisolada en la justicia, propaga el alma buena y libre entre los hombres.”

Martí planteó que otros van a la vida con una lepra que no se les ve, porque les sale por dentro, derribando cuanto hallan de altura, buscando en las estatuas el lunar, afilando la palabra asesina, zapando cuanto las almas de construcción levantan y congregan. Enfatizó que un gozo, de luces como verdes, les brilla en la mirada cuando se viene abajo una columna, o mana de una frente pura un chorro de sangre y agregó: “Corren unos el mundo cubriendo con voces escandalosas de patria y libertad el desierto de su corazón, sin más alegría que la de ver como se derrumba, ya que no ha de servirles de pedestal, la fábrica de los hombres.”

Al referirse a su compatriota Rafael Serra aseguró  que  es de los que construyen.  Y señaló al respecto: “Yo he vivido a su lado. Yo he visto, como en los talleres de los lapidarios, la lámpara azul y serena de su corazón. Yo le vi sujetarse, cultivarse, perdonar y fundar, vencerse.”

Después de la caída en combate de José Martí, Rafael Serra  se dedica a rendirle homenaje a quién fuera además su amigo con la divulgación de un periódico llamado: “La Doctrina de Martí” que se editó entre 1896 y 1898 y tuvo una gran acogida en Nueva York.

Posterior a la conclusión en 1898 de la guerra se trasladó hacia Cuba.

Murió el 24 de octubre de 1909 en La Habana.

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