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Valoraciones de José Martí acerca de Antonio Bachiller y Morales

15 de junio de 2018

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Antonio Bachiller y Morales

 

José Martí expuso consideraciones acerca de destacadas personalidades cubanas del siglo XIX, entre las cuales estuvo Antonio Bachiller y Morales a quién calificó como un americano apasionado, cronista ejemplar, filólogo experto, arqueólogo, filósofo asiduo, abogado justo, maestro amable, literato diligente y también aseguró que era orgullo de Cuba.

Nacido en La Habana el siete de junio de 1812 Bachiller y Morales llegó a figurar entre los patriarcas de las letras cubanas en el siglo XIX.

Fue profesor universitario, periodista, historiador, jurisconsulto, bibliógrafo y destacado americanista. Se dedicó durante largos años a estudios referidos a la América precolombina, y contribuyó en forma notable al estudio de la bibliografía en Cuba y Latinoamérica. En su labor profesional exaltó los más elevados valores de las ciencias y el arte en Cuba, y se pronunció por una educación popular y libertad absoluta de comercio.

Bachiller y Morales realizó, además, estudios sobre el movimiento literario cubano que fueron publicados en periódicos de La Habana y Madrid. Incluso él redactó el primer trabajo completo en materia bibliográfica que registra nuestra historia. Atendiendo a ello es que se le reconoció como el padre de la bibliografía cubana. Tras varios años de exilio en España y Estados Unidos, regresó a La Habana, donde fallece el 10 de enero de 1889.

En ese mismo mes José Martí hace referencia a su vida y labor en un trabajo que publicó en El Avisador Hispanoamericano, en Nueva York en el que afirma que no ha de afearse con lamentos falsos la creación natural de una vida larga y feliz, empleada amorosamente en el servicio de la patria.

Martí también resaltó que más que por aquella laboriosidad pasmosa, clave y auxiliar de todas sus demás virtudes; más que por aquellos anaqueles de saber que hacían de su mente capaz, una biblioteca alejandrina; más que por aquel candor moral que en tiempos aciagos, y con la bota del amo en la frente, “le tuvo entretenido, como en quehacer doméstico, en investigar las curiosidades más recónditas de su Cuba y de su América, y los modos más varios de serles útil…”.

Y añadió que fue Bachiller notable porque cuando pudo abandonar a su país o seguirlo en la crisis a que le tenían mal preparado su carácter pacífico, su filosofía generosa, su complacencia en las dignidades, su desconfianza en la empresa, sus hábitos de rico, dejó su casa de mármol con sus fuentes y sus flores, y sus libros, y sin más caudal que su mujer, se vino a vivir con el honor, donde las miradas no saludan, y el sol no calienta a los viejos, y cae la nieve.

En ese trabajo Martí comentó el contexto histórico en que se produjo el nacimiento de Antonio Bachiller y Morales y señaló al respecto: “Nació cuando daba flor la horca de Tupac Amaru; cuando la tierra americana, harta de pena, echaba a los que habían puesto a sus ubres como cómitres hambrientos; cuando Hidalgo, de un vuelo de la sotana, y Bolívar, de un rayo de los ojos, y San Martín, de un puñetazo en los Andes, sacudían, del Bravo al Quinto, el continente que despertó llamando a guerra con el terremoto, y cuajó el aire en lanzas, y a los potros de las llanuras les puso alas en los ijares.”

Igualmente hizo referencia que de cubanos ardientes y españoles buenos él aprendió sus leyes y cánones y que por su naturaleza activa y generosa empleó lo que sabía en servicio de la Patria. Detalló que fundó periódicos, donde el modo prudente de pedir el bien de Cuba, no quitó un ápice a la fuerza del concepto y persiguió la trata de negros.

En relación con su manera de relacionarse con otras personas, Martí manifestó que lo que enamoraba de él era aquel carácter jovial y sencillo y que con saber tanto, jamás era pedante. Seguidamente expuso que fue, en la amistad como en la cátedra, hombre natural, que decía lo que pensaba con llaneza, sin esconder la sabiduría, ni ponerla a toda hora por delante; y que gozaba como si le reconocieran el suyo, cuando hallaba un nuevo mérito que admirar.

Destacó que Bachiller y Morales amaba el bienestar y supo procurárselo con las artes lícitas y concesiones prudentes de la vida y precisó que donde su fuero de hombre podía sufrir merma, o le querían sofocar la opinión libre, o le lastimaban en algo su corazón cubano, aquel jurista tímido tenía bravura de tribuno, y era como los de Flandes, que antes que abjurar de su pensamiento querían que se les pegase la lengua al paladar.

En la parte final de este trabajo Martí resumió el valor que le concediera a la vida y labor del fallecido Antonio Bachiller y Morales al expresar: “El fue tipo ejemplar de aquellos próceres cubanos, que lo eran por su amor al derecho y su pasión por el bien del infeliz; a tan de adentro traían, como fósforo del hueso y glóbulo de la sangre, el cariño a la patria, que era como dejarles en la carne viva, o poner manos en la madre de su corazón el atentar a aquella a quien, con fe de caballeros, habían jurado en pago de la vida, purísima ternura.”

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