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Una soprano inolvidable

27 de junio de 2017

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Iris Burguet 1 (Medium)

 

Siempre digo que los cubanos pecamos por exceso o por defecto, y cuando se trata de artistas, o hablamos de ellos hasta el cansancio o nos olvidamos que son importantes, como es el caso de la soprano Iris Burguet, quien dejó una huella inolvidable en los escenarios cubanos y extranjeros, a pesar de que muy pocas personas de la generación más joven la han escuchado siquiera mencionar. Por eso, y como merecido homenaje, le dedicaré mi comentario de hoy.

Iris Burguet nació en la ciudad de La Habana, en octubre de 1922, y murió un mes antes de cumplir los 65 años, luego de una prolongada enfermedad. Desde niña le gustó cantar, destacándose en esa esfera desde que cursaba sus primeros grados escolares. Ya en la adolescencia, empezó a estudiar esta especialidad además de piano, en la Academia “Farelli-Bovi”, la más prestigiosa de entonces, y sus cualidades excepcionales le permitieron debutar, a los quince años, con la Orquesta Sinfónica de La Habana, bajo la dirección del maestro Gonzalo Roig, actuación que le abrió las puertas para ofrecer recitales y conciertos dentro y fuera de Cuba.

Después de cosechar numerosos triunfos, el gobierno alemán le otorgó una beca de perfeccionamiento en la Escuela Superior de Música de Münich, con el afamado profesor Karl Schmitt Walter. Luego viajó a Viena donde se convirtió en virtuosa en la interpretación de lieder; finalmente su estancia en París le permitió ampliar su espectro musical y estudiar con profundidad la interpretación de música francesa.

Haciendo un rápido recorrido por la vida artística de Iris Burguet, podemos decir que fue muy amplia tanto en su país natal como en escenarios internacionales, y que tuvo el privilegio de actual junto a directores extranjeros tan relevantes como Rodzinski, Weismann, Mayer, Villa-Lobos y Blas Galindo, entre otros: en Cuba lo hizo junto a Gonzalo Roig, Enrique González Mantici, Rodrigo Prats, Félix Guerrero, Roberto Sánchez Ferrer, Gonzalo Romeu, Manuel DuchesneCuzán…

Numerosos fueron los estrenos que realizó en esta soprano, tanto de autores clásicos como contemporáneos, entre los cuales recordamos: “El niño y los sortilegios, de Ravel; “Juana de Arco en la hoguera”, de Honegger; “Cuarteto  No. 2, para voz y cuerdas”, de Schoenberg; “Bachianas brasileiras, Serestas y Floresta del Amazonas”, de Haitor Villa-Lobos; “Motivos de Son”, de Amadeo Roldán, con textos de Nicolás Guillén; “Canciones gitanas” de Dvorak; “Las iluminaciones” de Britten; cuatro canciones de Ricardo Strauss; Canciones populares españolas de Falla… Tampoco puedo dejar de mencionar su protagonismo en óperas como “La Traviata”, de Verdi: “La boheme” de Puccini y “Don Pascuale·, de Donizetti, ni su excelencia como liederista de obras de los compositores más importantes en la historia del género.

Espero que este comentario sirva para demostrar que estamos en deuda con la soprano cubana Iris Burguet, cuyo nombre prestigia la cultura musical de nuestro país.

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