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Una opción más para nuestras cafeterías

10 de marzo de 2021

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El origen de los polvorones procede de la comunidad andaluza y, concretamente de la Estepa, donde, desde el siglo XVI era habitual usar manteca de cerdo en repostería gracias a la abundancia de encinas en los bosques, hábitat en el que se criaba este animal.

Los polvorones son un ejemplo magnífico de cómo con solo cuatro humildes ingredientes es posible conseguir un producto prácticamente perfecto. Tanto es así que los consumimos sin apenas variaciones desde hace cerca de quinientos años.

La receta de los polvorones está ya documentada en el siglo XVI, concretamente en el convento de Santa Clara, pero no sería hasta el siglo XIX cuando su consumo se extendiera más allá de Sevilla y su provincia gracias a la mujer de un transportista que decidió venderlos junto a los mantecados que preparaba en casa. Para hacer los dulces menos frágiles y delicados, añadió unos minutos de horno al proceso creando una ligera corteza seca en el exterior, de modo que aguantaran los viajes.

Hay  diferencias  entre los polvorones y los mantecados  en aquel momento no estaba solo  en la forma exterior (unos ovalados y otros redondos), sino en la composición de los mismos: Lo primero que los distingue está en la almendra. El polvorón siempre se hace con ella, mientras que el mantecado puede llevarla o no. La segunda diferencia está en que el polvorón se hace con azúcar glass y harina tostada, mientras que el mantecado se elabora con azúcar blanquilla, harina cruda  y muy frecuentemente se utiliza clara de huevo para amalgamar los ingredientes.

Distinguir un buen polvorón es fácil porque tiene un inequívoco olor almendra y canela, y si lo coges entre los dedos se deshacen  fácilmente. Esto se debe a que sus ingredientes están muy molidos hechos polvo, de ahí el nombre, y eso hace que no aguanten la simple presión de los dedos, pero si los juntas rápidamente se vuelven a unir. Esta fragilidad es la que hace que desde siempre, los polvorones se comercialicen envueltos en papel de seda.

Son sencillísimos de hacer, solo cuatro ingredientes: azúcar, manteca de cerdo, harina y almendras. Se amasa todo junto, un toque de horno y listo.

 

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Mantecados y no polvorón

Ingredientes:

4 tazas de harina
1 huevo
1 cucharadita de vainilla
1 taza de manteca vegetal, puedes usar manteca de cerdo.
1 taza de azúcar
½ cdta de sal

 

Procedimientos:

Cernir la harina. Batir la manteca vegetal hasta que quede cremosa. Agregar el azúcar, vainilla, sal y el huevo batiendo de manera continua. Agregar poco a poco la harina, sin dejar de batir.

Amasar la mezcla. Formar bolitas y colocarlas sobre un molde de hacer galleticas, sin engrasar. Aplastar un poco las bolitas. Llevar al horno 325 F hasta que los veas doraditos (entre 15 y 20 minutos). Desprender los mantecaditos del molde y ponerlos a enfriar.

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