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Una alternativa a la microfibra: el algodón y el papel, ¿valdrá la pena?

8 de agosto de 2023

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MICROFIBRA

 

En el artículo del 27 de marzo de 2023: Microfibras, impacto ambiental, textiles. http://www.habanaradio.cu/articulos/microfibras-impacto-ambiental-textiles/

dejé pendiente para otro artículo algunas alternativas a la microfibra como pudieran ser el algodón y el papel, y finalizamos comentando que, en cuanto a esto, las divergencias de criterios eran múltiples.

¿Es o no la microfibra ecológica? ¿Se puede comparar el impacto de las microfibras en el medioambiente con el que producen las fibras de algodón y de papel?

Recordemos el concepto de microfibra: es un tipo de fibra sintética muy fina con la que se fabrica un textil no tejido llamado, por extensión, también microfibra. Está compuesta mayoritariamente por poliéster (unas cuatro quintas partes) y poliamida. El hilo obtenido es diez veces más fino que el cabello humano, pero solo la mitad de grueso que la seda. Su diámetro es del orden de 10µm.

Se plantea que, para hacer una evaluación adecuada sobre cuánto de ecológica tiene la microfibra, se deben formular tres preguntas clave:

  1. ¿Están hechas de manera ecológica?
  2. ¿Se utilizan de manera ecológica?
  3. ¿Se pueden eliminar de manera ecológica?

Contestando a la primera pregunta. Ya sabemos de qué están hechas las microfibras: mezcla de poliéster y poliamida (nailon). (Estos componentes la hacen estupendas para la limpieza y la absorción). Los elementos que las conforman permiten decir que las microfibras son inorgánicas y no se biodegradan, como lo hacen el algodón o el papel. Las microfibras son un subgrupo de microplásticos que contaminan el medio ambiente y contribuyen a causar mucho daño a la vida acuática.

La microfibra es considerada un «contaminante emergente» por los científicos que estudian su impacto ecológico adverso. Y también, se requiere casi el doble de energía para producir una microfibra que para producir una fibra natural como el algodón.

Segunda pregunta: ¿Se utilizan de manera ecológica? Estudiosos de este material apuntan que: la microfibra es inorgánica, es un punto negativo en términos de biodegradación, pero en términos de limpieza con menos productos químicos es un punto positivo. ¿Por qué? porque las microfibras inorgánicas no albergan olores ni bacterias como las fibras naturales y, por último, las microfibras utilizan mucha menos agua que el algodón al limpiar, ¡puede que hasta 10 – 30 veces menos! Y tanto, las microfibras como las fibras de algodón tienen una capacidad de limpieza mucho mayor que las toallitas limpiadoras de papel.

Algunos plantean que las microfibras son, exponencialmente, más duraderas que las fibras naturales como el algodón. Ponen como ejemplo, una toalla de microfibra contra una toalla de algodón para bares: la de los bares puede lavarse entre 20 y 30 veces antes de perder su eficacia, mientras que una toalla de microfibra puede lavarse entre 200 y 300 veces antes de perder su eficacia. Y señalan, además, que como el algodón y el papel son menos duraderos, hay que sustituirlos con mucha más frecuencia, lo que conlleva una mayor contaminación del aire, deforestación, uso de productos químicos y uso de agua, finalizan diciendo: “el hecho de que una toalla de microfibra dure diez veces más compensa el hecho de que se fabrique de forma menos ecológica”.

Y a la tercera pregunta: ¿Se pueden eliminar de manera ecológica? Es imposible su eliminación porque no son biodegradables como el algodón o el papel. Pero si de verdad estamos preocupados por el medioambiente, entonces no debemos tirar la microfibra gastada en un contenedor de basura que va a parar a un vertedero, es mejor llevarla al lugar donde la vayan a reutilizar para cosas como el acolchado y la amortiguación.

Y entonces… ¿la fibra de algodón?: el algodón convencional es uno de los cultivos más rentables del mundo. Según The World Counts, se producen 29 millones de toneladas de algodón al año, pero…desde el punto de vista medioambiental, la industria del algodón es una de las más sucias del mundo, ¿por qué?, porque se utilizan en el cultivo grandes cantidades de fertilizantes y pesticidas sintéticos, los que acaban contaminando los cursos de agua, favorecen a las emisiones de gases de efecto invernadero, arruinan el suelo, contribuyen en gran medida a la escasez de agua. Se necesitan más de 18,927 litros (5.000 galones) de agua para producir suficiente algodón para hacer una sola camiseta. Con esa misma cantidad de algodón se pueden producir unos 17 paños pequeños de algodón para la limpieza. Si se hacen las cuentas, son unos 1,136 litros (300 galones) de agua para cultivar el algodón necesario para fabricar un solo paño.

Sin embargo, el algodón orgánico emplea un 9 % menos de agua “azul” (provenientes de acuíferos y masas de agua en superficie, como lagos y ríos) que el algodón convencional. La mayor parte del algodón orgánico se cultiva en granjas pequeñas, que suelen usar el agua de lluvia y no tanto los sistemas de riego. Además, como no se emplean pesticidas y fertilizantes, no se necesita tanta agua. De hecho, el 95 % del agua que se usa para el cultivo del algodón orgánico es agua ecológica (de lluvia o almacenada en la propia tierra).

En conclusión, el algodón orgánico contamina menos el agua y emite menos gases de efecto invernadero

Pero, también se ha dicho lo contrario: que, por la baja producción del algodón orgánico (en comparación con los cultivos tradicionales), en realidad necesita más agua, dando como argumento que el algodón orgánico es menos eficiente por hectárea, y por lo tanto necesita una extensión de tierra mayor.

Otra alternativa a la microfibra y al algodón es el papel.

El papel es un producto natural e incluso más biodegradable que el algodón, lo cual es bueno. Pero, su producción es una de las actividades industriales con mayor impacto negativo para el medio ambiente. La obtención de un kg de papel reciclado, contando desde la recogida de residuos, hasta la distribución de producto en establecimientos, se emiten aproximadamente de 1,8 kg de CO2 equivalente. En el caso de fibra virgen, se emiten 3,3 kg de CO2 equivalente por cada kg de papel.

¿Qué es el papel? El papel es una delgada hoja elaborada con pasta de fibras vegetales. Está formado por tres elementos principales: las fibras, los pigmentos y las cargas, y otros aditivos. Las fibras forman el componente básico del papel y proceden principalmente de la madera; las cargas y los pigmentos, tienen como objetivo modificar las características físicas del papel (blanqueantes, colorantes); y los aditivos son los encargados de ayudar en la producción del propio papel, como microbicidas y espumantes.

Dependiendo de la longitud de las fibras que proporcionan las distintas especies vegetales, podemos encontrar dos: las fibras cortas se corresponden principalmente con árboles como el eucalipto y otras especies frondosas como el chopo o la haya, y su longitud está comprendida entre 1 y 2 mm de largo; por otro lado, se encuentran las fibras largas, que provienen de árboles de madera blanda, principalmente del abeto y el pino, y su longitud está comprendida entre los 3 y 5 mm.

El proceso de fabricación, distribución y consumo de papel, implica la sobreexplotación de recursos naturales que son nocivos para la naturaleza:

  • Destrucción de bosques. El primer paso para producir papel consiste en la obtención de celulosa, la que se encuentra en la madera de los árboles, principalmente en pinos situados en bosques.

De acuerdo a la ONG ambientalista Greenpeace, el origen de estas fibras se encuentra dividido de la siguiente manera: el 54% proviene de bosques secundarios, el 17% se encuentra en bosques primarios o «vírgenes» y el 29% de plantaciones forestales. Lo que significa que los bosques son la fuente principal de materia prima para producir papel —sobre todo los bosques primarios con alto valor ecológico—. Señala esta organización que, de toda la madera talada para actividades industriales, el 40% pertenece a la fabricación de papel. Por lo que se ha producido una alta destrucción de bosques a través de la tala de árbol. Pero esto, no termina aquí, la tala de árboles, en muchos lugares conlleva un efecto de transformación y sustitución de bosques por árboles que son plantados de «manera intencional y artificial» para la producción de papel, lo cual contribuye a deteriorar aún más el ecosistema.

  • Sustitución de ecosistemas naturales. Con la finalidad de obtener fibras de celulosa de papel de manera rápida y segura, en los últimos años se ha generado la plantación de «monocultivos de árboles» en bosques. Estos cultivos son sembrados con fertilizantes químicos y herbicidas que facilitan su crecimiento rápido y efectivo para uso exclusivo de fabricación de papel. Esta transformación de bosques ha generado que comunidades indígenas que viven en estos lugares tengan que desplazarse a otros lugares. También, la destrucción de bosques y la sustitución de ecosistemas, ha tenido repercusiones en la fauna, provocando que muchas especies se encuentran en peligro de extinción debido al daño de su hábitat. Resultado final: pérdida de la biodiversidad.

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  • Emisión de gases contaminantes al medio ambiente. De acuerdo al estudio antes citado de la ONG medioambiental Greenpeace, la fabricación de papel ocupa el quinto lugar en consumo mundial de energía dentro del sector industrial, y esto se debe a que las fábricas encargadas de producir papel utilizan grandes cantidades de biocombustibles y combustibles fósiles para producir el calor y energía necesarios para sus procesos de tratamiento de madera para la obtención de la fibra de celulosa. Por lo tanto, se genera una alta emisión de CO2 —elemento principal que contamina al medio ambiente y da origen al calentamiento global—.

Durante el proceso de transformación, también se utilizan grandes cantidades de energía, agua evaporada y productos químicos nocivos (como cloro y sulfatos), lo que incrementa la contaminación. Estos, son desechados junto con toda el agua utilizada, lo que conlleva a que las aguas residuales contaminen los ríos, mares, suelos, plantas y animales; atentando a la salud del planeta.

Amable lector: ¿Has podido llegar a alguna conclusión final? ¿Qué debemos escoger a la hora de comprar?: ¿Textiles de microfibras, textiles de algodón convencional u orgánico, bolsas de papel? Difícil, verdad, porque todos, de una manera u otra, en su proceso de obtención, afectan y contaminan el medioambiente.

En estos momentos están avanzando las investigaciones por diversos caminos buscando posibles soluciones al problema de las microfibras como contaminantes del medioambiente. Por ejemplo, se trabaja en la fabricación de un innovador «receptor de microfibra». También está en desarrollo la bolsa de lavado reutilizable, que es una bolsa filtro de microfibra en la que se coloca la ropa sintética antes de entrar en la lavadora. La bolsa tiene una tasa de captura declarada del 99 % de las microfibras, lo que evita que una cantidad significativa de estas ingrese al suministro de agua. En fin, las soluciones van apareciendo, también en casa, uno puede reducir la cantidad de microfibras liberadas por el uso de ropa personal disminuyendo la cantidad de veces que se lava la ropa sintética; utilizando lavadoras de carga frontal en lugar de lavadoras de carga superior, ya que ciertas investigaciones han revelado que las lavadoras de carga superior provocan el desprendimiento de microfibras a un ritmo casi seis veces mayor que el de carga frontal; invertir en lavadoras de alta eficiencia de agua que resultan en menos desprendimiento durante el proceso de lavado; considerar el uso de un filtro de microfibra (como se explica arriba) al lavar la ropa sintética.

Múltiples estudios a nivel de polímeros están buscando materiales sintéticos alternativos, diseños e incluso recubrimientos que se puedan aplicar a la ropa sintética tradicional para detener la rotura y, por lo tanto, evitar que las fibras plásticas se desprendan y se conviertan en microplásticos. Otros estudios se han centrado en la biodegradación de microfibras plásticas a través de bacterias especializadas.

Para promover investigaciones adicionales, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Parley y Plastic Soup Foundation (PSF) han unido fuerzas para lanzar un esfuerzo de recaudación de fondos para finalmente financiar y apoyar investigaciones sobre posibles soluciones al problema de las microfibras, incluidas opciones para filtros de lavadoras, hilos sintéticos menos propensos a desprenderse y recubrimientos biobenignos para reducir el desprendimiento de prendas sintéticas ya fabricadas, entre otros.

En lugar de material sintético, los fabricantes de ropa podrían volver a usar fibras naturales que realmente se descompongan en el entorno natural. Sin embargo, algunas fibras naturales, como el algodón, requieren un alto uso de agua, cambios en el uso de la tierra para la conversión de tierras de cultivo y, en espera de que el algodón sea orgánico, la adición de pesticidas y fertilizantes nocivos.

Para tener en cuenta, la fibra natural alternativa de cáñamo requiere aproximadamente la mitad de la cantidad de agua que el algodón, su naturaleza de rápido crecimiento da como resultado una necesidad mínima de pesticidas y requiere menos tierra para producir la misma cantidad de fibra que el algodón. Esto significa que el cáñamo tiene un impacto menor que el algodón orgánico y tradicional cuando consideramos el uso del agua y la conversión de la tierra.

Además de las diferencias específicas entre el algodón y el cáñamo, ambos materiales enfrentan obstáculos para reemplazar los productos textiles sintéticos. La industria actual depende de los sintéticos debido a su resistencia a la degradación. El truco será crear materiales que se degraden en condiciones como la temperatura, la acidez y la humedad que se encuentran en los suelos o las vías fluviales, mientras resisten la degradación a las condiciones que los consumidores encuentran a diario.

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Recordemos que… “La naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Solo hay un modo de que ella perdure: respetarla y servirle.

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