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Un sueño ardiente de redención…

1 de mayo de 2013

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Jesús Orta Ruiz con Juan Marinello y Nicolás Guillén en la Central de Trabajadores de Cuba recibe la Orden 1ro. de Mayo

Junto al supremo deber de luchar por la definitiva independencia de la patria amada, las cubanas y los cubanos no dejan de enarbolar, a lo largo de la historia, las justas reivindicaciones de los derechos de los trabajadores.

Así queda demostrado con sólo revisar esos hechos, esos sucesos, esos acontecimientos, protagonizados por quienes, decididos a luchar y a vencer, consagran su acción y su pensamiento a la defensa de los más puros sueños de los trabajadores.

Diversos son los testimonios que rescatan, conservan, atesoran, las aguerridas cruzadas, los encarnizados combates, las peligrosas contiendas, que marcan las acciones de los obreros y campesinos de la isla hasta el luminoso enero de hace cincuenta y cuatro años.

La poesía no es ajena a tan noble y hermoso empeño. De ahí que, a través de diversas formas estróficas, creadores de varias generaciones, estilos, tendencias, perpetúan, para su tiempo y para el futuro, esos heroicos momentos del devenir de la nación.

He aquí una muestra de esas enérgicas, encendidas, conmovedoras estrofas, en que los poetas de la isla cuentan no solo de valientes, de héroes, de mártires, sino también de luchas, de entregas, de victorias…

Versos que develan el alcance, la trascendencia, la permanencia, la certeza, del sacrificio de hombres como Jesús Menéndez, Aracelio Iglesias, Lázaro Peña… Poemas que confirman, como anuncia el poeta, ese sueño ardiente de redención que ya es una realidad.

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Salutación fraterna al taller mecánico
(fragmento)

Tensión violenta del esfuerzo
muscular. Lenguas de acero, las mandarrias
ensayan en los yunques poemas estridentistas
de literatura de vanguardia.

Metalurgia sinfónica
de instrumentales maquinarias;
ultraístas imágenes de transmisiones y poleas;
exaltación soviética de fraguas.

¡Oh, taller, férreo ovario de producción!  Jadeas
como un gran tórax que se cansa.
Tema de moda del momento
para geométrico cubismo
e impresionismo de metáforas.

Pero tienes un alma colectiva
hecha de luchas societarias;
de inquietudes, de hambre, de lasceria,
de pobres carnes destrozadas:
alma forjada al odio de injusticias sociales
y anhelos sordos de venganza…
te agitas, sufres, eres
más que un motivo de palabras.

Sé tu dolor perenne,
sé tu ansiedad humana,
sé cómo largos siglos de ergástula te han hecho
una conciencia acrática.

Me hablas de Marx, del Kuo Ming Tang, de Lenin;
y en el deslumbramiento de Rusia libertada
vives un sueño ardiente de redención;
palpitas, anhelas, sueñas; lo puedes todo y sigues
tu oscura vida esclava.

 

Regino Pedroso

*****

 

Aracelio Iglesias

Allí donde lo injusto fue tu asombro,
estibador de la agonía obrera,
te echaste sobre el ébano del hombro
toda el hambre que hallaste en la ribera.

Por eso, por ser grito y ser bandera
quiso el imperio reducirte a escombro;
pero tú sigues vivo dondequiera
y canta el litoral cuando te nombro.

Mira tus muelles, mira. Nadie afloja
los lazos de unidad y de armonía,
ni el grito se consume en la congoja.

Florecerá tu sangre en alegría
y para siempre una bandera roja
brillará en el azul de tu bahía.
1963

 

Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí)

*****

 
Elegía a Jesús Menéndez
(fragmento)

I

…armado
más de valor que de acero.

Góngora

Las cañas iban y venían
desesperadas, agitando
las manos.
Te avisaban la muerte,
la espalda rota y el disparo.
El capitán de plomo y cuero,
de diente y plomo y cuero te enseñaban:
de pezuña y mandíbula,
de ojo de selva y trópico,
sentado en su pistola el capitán.
¡Con qué voz te llamaban,
te lo decían,
cañas
desesperadas,
agitando las manos!
Allí estaba,
la boca líquida entreabierta,
el salto próximo esculpido
bajo la piel eléctrica,
sentado en su pistola el capitán.
Allí estaba,
las narices venteando
tus venas inmediatas,
casi ya derramadas,
el ojo fijo en tu pulmón,
el odio recto hacia tu voz,
sentado en su pistola el capitán.

Cañas
desesperadas
te avisaban,
agitando las manos.

Tú andabas entre ellas. Sonreías
en tu estatura primordial y ardías.
Violento azúcar en tu voz de mando,
con su luz de relámpago nocturno
iba e yanqui en yanqui resonando.
De pronto, el golpe de la pólvora. El zarpazo
puesto en la punta de un rugido,
y el capitán de plomo y cuero,
el capitán de diente y plomo y cuero,
ya en tu incansable, en tu marítima,
ya en tu profunda sangre sumergido.

 
Nicolás Guillén

*****

 
Leyenda

A Julián Alemán,
líder de los henequeneros

Obrero que tuvo en cada
suspiro un verde henequén,
anímate por mi sien,
dame tu lengua arrancada
por asesinos. Callada
la guardaré entre mis cosas.
Fue tibia como las rosas
que nacen al fin de mayo,
tuvo la fuerza del rayo,
habló de versos y glosas.

Un día de sal fragante
y totíes agoreros:
«¡a la huelga, henequeneros!»
llamó su lengua importante.
¡Ay, lengua libre, diamante
que fulgura en este brillo
de amanecer amarillo!
¡Ay, lengua de la esperanza,
con el verbo, con la lanza
del poeta, del caudillo!

Lo soltaron como un nudo
de silencio y mas allá.
En la fábrica no está;
pero dice el pueblo rudo
que el obrero, ciego y mudo,
—de los rebeldes sostén,
estatua de amor también—
envuelto en gloria y derroches
de la luna, algunas noches
nace en lengua de henequén!

 

 

Carilda Oliver Labra

*****
Estas manos

Esas manos callosas que han vencido
sobre el fuego, la tierra y los metales,
esas manos, hermanos, son iguales
a mis manos, que el lápiz ha pulido.
Nuestras manos, hermano, han compartido
los reveses y el pan de la victoria,
han cambiado el perfil de nuestra historia,
son la fuerza invencible del Partido.
El Partido y el pueblo, camarada,
necesitan mi lápiz y tu azada;
necesitan la tierra que tú labras,
necesitan los versos que yo escribo.
Labrador, necesitan tu cultivo
y también necesitan mis palabras.

 
Luis Rogelio Nogueras

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