ribbon

Un sonidista todoterreno cumple 75 años: Jerónimo Labrada

20 de abril de 2021

|

 

Jeronimo - 2006

 

Cualquier banda sonora en que haya intervenido revela su impronta, sea la del largometraje documental La batalla del Jigüe (1976), reconstrucción por Rogelio París de hechos históricos en los propios lugares donde ocurrieron, o la de un título insólito como El plano (1993), exploración por Julio García Espinosa del formato vídeo. Y, que conste, apenas cito dos obras en el contexto de una extensísima filmografía poseedora de la gran riqueza lograda en la sonorización por Jerónimo Labrada uno de los profesionales más reputados en su especialidad, que fuera laureado con uno de los tres Premios Nacionales de Cine conferidos por el ICAIC en el 2019 en ocasión del aniversario 60 de su creación. Generalmente la banda sonora de una película —que no se limita solo a la música ya que integra los diálogos y los sonidos ambientales—, no es valorada en su justa dimensión por la crítica; incluso existen publicaciones especializadas que excluyen al sonidista en las fichas técnicas de los filmes que promueven.

Jerónimo nació en La Habana el 17 de abril de 1946. Cursó estudios en el Instituto de Telecomunicaciones desde 1963 a 1967 y la especialidad de Sonido Cinematográfico en el ICAIC; en 1968 ocupa el cargo de grabador de sonido. Elaboró junto a Ricardo Istueta la banda sonora de Un día de noviembre (1972), dos años después de recibir su bautismo de fuego y nada menos que en Vietnam al integrarlo Julio García Espinosa al equipo de rodaje del documental Tercer Mundo, Tercera Guerra Mundial. Más tarde, grabaría allí para Santiago Álvarez el sonido de las imágenes victoriosas de otro largometraje: Abril de Vietnam en el Año del Gato (1975).

Entre 1969 y 1973 se incorpora al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC para realizar sus grabaciones, y asumir las funciones de sonidista durante las presentaciones en vivo de esta agrupación. Paralelamente a esta labor, imparte clases de sonido y en 1975 es promovido a jefe de la sección de grabación del Departamento de sonido. Allí colabora en los proyectos de desarrollo tecnológico e imparte cursos y seminarios de su especialidad. En 1981 realiza el diseño acústico del estudio para grabación musical.

Sin lugar a dudas, como sonidista, Jerónimo Labrada cuenta con una de las filmografías más nutridas del cine cubano producido por el ICAIC. Realizó la sonorización total, registro, musicalización y mezcla de cincuenta ediciones del Noticiero ICAIC, bajo la dirección de Santiago Álvarez. Acumula, además, una cifra próxima al centenar documentales —si no la ha sobrepasado ya—, desde que integrara el equipo técnico de Cultivo de la caña (1964), dirigido por Santiago Villafuerte hasta que su nombre figurara en los créditos de Más vale tarde que nunca (1986), realizado por Enrique Colina. Entre ellos figuran varios títulos de Santiago Álvarez, como el clásico Mi hermano Fidel (1977).

En cuanto a la ficción, Labrada trabajó en nueve largometrajes: Edipo Rey (1972), filmación por el diseñador gráfico Antonio Fernández Reboiro de una coreografía moderna original de Jorge Lefebre, sobre la obra homónima de Sófocles, interpretada por el Ballet Nacional de Cuba, Prisioneros desaparecidos (1979), del chileno Patricio Castilla, Ojos de perro (1981), dirigida por el peruano Alberto Durant, con quien trabaja más tarde en Melgar, el poeta insurgente (1982) y Malabrigo (1986), otras coproducciones del ICAIC con Perú, realizada por Federico García. A continuación, este reputado sonidista labora con Santiago Álvarez en su único largometraje de ficción: Los refugiados de la Cueva del Muerto (1983), al que sigue el docudrama Primero de enero (1984), dirigido por Miguel Torres y Baraguá (1986), el largometraje realizado por José Massip sobre el acontecimiento histórico protagonizado por Antonio Maceo en ese lugar..

Pero también estuvo a cargo de la compleja banda sonora del musical Patakín (¡quiere decir fábula!), rodado en 1982 por Manuel Octavio Gómez. En calidad de ingeniero de sonido, Jerónimo Labrada cuenta a su haber con cinco largometrajes, entre estos: Un retablo para Romeo y Julieta (1971), filmación en 1971 también por Reboiro, del ballet inspirado en la tragedia de Shakespeare, Habanera (1984), de Pastor Vega, Jíbaro (1984), de Daniel Díaz Torres, por el que recibió el premio al mejor sonido en el Festival Internacional de Cine de Bogotá, y Lejanía (1985), dirigido por Jesús Díaz. Su labor es extensiva también al cine de animación, en el que estuvo bajo su responsabilidad la grabación de la música y la mezcla de sonidos de tres largometrajes concebidos todos por Juan Padrón: Elpidio Valdés (1979), Elpidio Valdés contra dólar y cañón (1983) y ¡Vampiros en La Habana! (1985).

 

Jerónimo Labrada, Doctor Honoris Causa de la Universidad Autónoma de Santo Domingo

Jerónimo Labrada, Doctor Honoris Causa de la Universidad Autónoma de Santo Domingo

 

Desde la fundación en 1986 de la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Jerónimo Labrada es designado Jefe de la Cátedra de Sonido que ocupa hasta hoy. Allí ha formado más de un centenar de profesionales, entre ellos algunos de los más prestigiosos de Iberoamérica, amén de generar una imprescindible bibliografía. En octubre del 2015 la Universidad Autónoma de Santo Domingo le otorgó la condición de Doctor Honoris Causa «por sus aportes a la ciencia y a favor del progreso y la cultura». Pero sus responsabilidades en la Escuela de Todos los mundos no le han impedido seguir en activo. En los años noventa tuvo a su cargo no solo la sonorización total del largometraje experimental El plano, dirigido por Julio García Espinosa, y el rodaje en Bolivia de Jonás y la ballena rosada por el debutante Juan Carlos Valdivia, sino también la coproducción con Venezuela: Mascaró, el cazador americano (1991), de Constante Diego, en la que ejercen una función primordial las composiciones de José María Vitier.

Jerónimo ha grabado la música para ochenta películas, documentales, largos de ficción y animados con toda variedad de formatos orquestales y géneros musicales. En sus palabras de gratitud en nombre de los tres galardonados con el Premio Nacional de Cine 2019, expresó:

«Hoy recordamos con nostalgia aquellos tiempos de efervescencia, de la efervescencia de aquellos días que por desgracia o por suerte no volverán. Lo que pasó, pasó, dijo el Poeta. Aquí está el Baton para esos que llegan. Preserven lo bueno que queda y vale de lo que se construyó, que es sólido, y sobre esos cimientos, continúe la obra de belleza y crecimiento espiritual que generaron estos veteranos.

Pensemos y repensemos, constrúyase y reconstrúyase ese ICAIC del futuro que es casi ya, quizá en una medida más ajustada a los tiempos que corren, a las nuevas formas de producción y distribución, a las nuevas tecnologías, a las nuevas ideas. El reto es fuerte. Siempre lo fue. Quizás en ese proceso, en ese futuro, la sigla ICAIC deje incluso de significar Instituto Cubano del Arte… para convertirse en una palabra nueva que exprese: Belleza, Cultura, Humanidad, Cuba.

 

jeronimo_labrada

 

Honor, respeto y gracias a todos los que fundaron, a tanta gente buena que ha pasado y los que aún andan por aquí. Larga lista de pendientes de estos homenajes, para los que nunca trabajamos y lo dimos todo sin pensar en un momento como este».

Al septuagenario Jerónimo Labrada, el primer sonidista en recibir un Premio Nacional de Cine, debemos las bandas sonoras de numerosos títulos en la filmografía del ICAIC. Nunca descansa en sus labores docentes en la Escuela de Todos los Mundos desde su fundación en la finca San Tranquilino, a escasos kilómetros del que ha devenido el pueblo más filmado del mundo: San Antonio de los Baños.

Galería de Imágenes

Comentarios