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¿Un s.o.s para el baile en La Habana? (4)

4 de octubre de 2013

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En estos lugares, generalmente se habilitaban dos plataformas o tarimas para situar a las orquestas, buscando que cuando una de ellas terminara una pieza, inmediatamente la otra agrupación comenzaba. Esto se repetía durante toda la actividad bailable, lo que no dejaba ni un momento de respiro al bailador, al que no le quedaba otra opción que bailar.

Después del triunfo revolucionario de 1959, las sociedades bailables y todas sus actividades, quedaron sin efecto para la vida social cubana, entonces fastuosos y elegantes clubes bailables como El Náutico, Casino Deportivo y todos los de su clase, dieron paso a una vida social abierta al pueblo. Esto cambió mucho el perfil tradicional, hasta entonces concebido para las fiestas bailables, a la sazón los antiguos balnearios privados y sus salones para bailar, se dieron en llamar “Círculos Sociales”, con patronímicos de figuras destacadas en las luchas revolucionarias, entre otros, “José Antonio Echevarria”, “Patricio Lumumba”, “José Luis Tassende”, Julio Antonio Mella, Marcelo Salado, etc.

Por algo más de una década, estos espacios para bailar funcionaron con una aceptable regularidad, pero aspectos de carácter subjetivo y de un notable acento objetivo, paulatinamente afectaron su estabilidad. En gran parte por la falta de mantenimiento en las instalaciones, el poco interés por realizar en las mismas obras de remozamiento, hasta ensombrecer ostensiblemente, la razón social de estos lugares.
En parte, esto fue alejando de la vida bailable tanto a músicos como a bailadores. Aparejado a ello, se buscaron otras opciones, por ejemplo, en la ciudad de La Habana se habilitaron antiguas zonas de parqueos automovilísticos y otros lugares abiertos, para convertirlos en espacios bailables (recordar el famoso “Salón Mambí” que no era otra cosa que el parqueo del “Cabaret Tropicana”).Esto generó, a que el baile se desplazara para las calles y plazas abiertas, dando lugar a algunas actitudes inadecuadas

Pero en realidad ¿qué sucedió con las áreas, de carácter públicas, habilitadas para bailar y que paulatinamente, se esfumaron del espectro social cubano?

Aunque las autoridades culturales del país, trataron de conservar y cultivar el gusto por el baile, ahora con carácter público, aunque tal vez con muy poca experiencia. Parece que el término “público” no ha sido comprendido por algunos segmentos poblacionales, que han llegado a confundir la actividad bailable con un lugar donde poder asumir todo tipo de demostraciones rayanas en lo antisocial; sobretodo, a partir del indebido y alto consumo de bebidas alcohólicas.
Por otra parte, se abandonó la costumbre de usar  dos o más plataformas para el uso de agrupaciones, entonces la única orquesta contratada, o en su lugar maratónica, debe tomar largos y a veces exagerados “descansos” en una “tarima”, dando lugar a que en esos espacios de tiempo, se fragüen otras acciones muy alejadas de la propuesta bailable. Esto ha provocado irritación al que en verdad, asiste a los bailes públicos precisamente a eso: a bailar.

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