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Un notable y fecundo músico cubano

2 de julio de 2019

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Dice un viejo refrán que “hay quien está en el pueblo y no ve las casas”. Y lo cito, porque hay quienes se aprenden una canción y no saben quién es el autor que, a mi entender, es más importante que el intérprete. Y hoy voy a referirme a un compositor cubano que creó más de tres mil partituras –algunas muy conocidas– y fue director musical del Teatro Alhambra durante muchos años. Me refiero Jorge Ánckermann.

Este ilustre pianista, compositor y director de orquesta, nació el 23 de marzo de 1877, en el habanero barrio del Santo Ángel, y su apellido (Ánckermann) provenía de su abuelo, de nacionalidad alemana. Su padre, quien había nacido en Mallorca, al llegar a nuestro país se incorporó como clarinetista a una banda militar; poseía una sólida cultura, la cual fue heredada por Jorge, de quien se convirtió en su primer maestro de música con resultados de excelencia, pues ya a los 17 años había compuesto la música de “La Gran Rumba” –parodia de la famosa obra española “La Gran Vía”– que se estrenó en el Teatro Tacón con gran éxito y fue a primera partitura escrita para el teatro bufo, que contó sólo con música cubana.

Como en tiempos de Ánckermann, la situación económica de un músico era bastante precaria, Jorge pasaba largos períodos en México donde, incluso dio a conocer nuestro danzón, que allá se hizo muy popular. Al regreso, dirigía una pequeña orquesta que animaba las películas silentes. Pero debido a su gran talento, un día fue llamado a sustituir a Manuel Mauri, gran director de orquesta que había presentado su renuncia en el famoso teatro Alhambra.

Jorge Ánckermann se convirtió en una figura emblemática del Alhambra, lo mismo que el libretista Federico Villoch, y su permanencia allí duró 23 años, hasta la noche del 18 de febrero de 1935, cuando una parte del techo de ese coliseo se desplomó. ¿Y sabe quién había estado allí hasta un instante antes de que esto sucediera?… El conocido actor Enrique Arredondo quien, felizmente, se había marchado.

Como dije al inicio de este comentario, Jorge Ánckermann creó más de tres mil partituras, de casi todos los géneros cubanos, algunas de la cuales formaron parte de producciones del Teatro Alhambra. Entre sus títulos más conocidos están: El arroyo que murmura, Un bolero en la noche, Flor de Yumurí y El quitrín. Pero no puedo dejar de mencionar La isla de las cotorras, que Enrique Pineda Barnet incluyó en su excelente película “La bella del Alhambra”, y contó con las interpretaciones de Beatriz Valdés.

Jorge Ánckerman falleció en la capital cubana a los 74 años, el 3 de febrero de 1941, luego de haber donado lo que conservaba de sus obras al maestro Odilio Urfé, quien dirigía el entonces Seminario de Música Popular.

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